El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, calificó al régimen chino como «la principal preocupación del Pentágono» el 15 de febrero, diciendo que las agresivas posturas comerciales y militares de Beijing han representado un desafío para el mundo.
«El Partido Comunista y sus órganos asociados (…) operan cada vez más en teatros fuera de sus fronteras, incluida Europa, y buscan ventajas por cualquier medio y a cualquier costo», dijo a los principales responsables políticos del mundo en la Conferencia de Seguridad de Munich en Alemania.
«Si bien a menudo dudamos de la transparencia y la franqueza de Beijing, cuando se trata de sus objetivos de seguridad, debemos tomar la palabra del gobierno chino», dijo, citando la ambición de Beijing de completar la modernización militar para 2035 y afirmar un poder militar preeminente en Asia para 2049.
Esper dijo que es esencial que la comunidad internacional «despierte a los desafíos» mientras el Partido Comunista Chino se dirige «aún más rápido y más en la dirección equivocada», con «represión interna, prácticas económicas más depredadoras» y «posturas militares más agresivas».
Criticó a Huawei, el gigante chino de las telecomunicaciones, como uno de esos ejemplos y un «ejemplo modelo» del desenfrenado robo de tecnología del régimen.
Huawei ha estado a la vanguardia del desarrollo 5G y ha tratado de exportar redes 5G en todo el mundo. Funcionarios y legisladores estadounidenses han dado la alarma de que el equipo de la compañía representa un riesgo de espionaje debido a los estrechos vínculos de la compañía con el ejército chino, así como al hecho de que la ley china obliga a las compañías a cooperar con las agencias de inteligencia cuando se les solicita.
Esper advirtió que la dependencia de los vendedores chinos de 5G como Huawei podría comprometer la infraestructura crítica de una nación.
El 13 de febrero, los fiscales federales aplicaron cargos adicionales a Huawei y varias subsidiarias, alegando que conspiró para robar secretos comerciales y violar las leyes contra el fraude.
La acusación de 16 cargos acusó a la compañía de «esfuerzos de décadas» para malversar datos confidenciales de seis empresas tecnológicas estadounidenses con el propósito de hacer crecer su propio negocio. Parte del esquema, de acuerdo con el documento del tribunal, consiste en otorgar incentivos financieros a los empleados para alentarlos a robar información confidencial, reclutar miembros del personal de la competencia y usar representantes como profesores para acceder a los datos de las instituciones de investigación.
«Huawei y otras compañías tecnológicas chinas respaldadas por el estado son caballos de Troya para la inteligencia china», dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, en la misma conferencia.
Esper alentó a las compañías tecnológicas y los socios estadounidenses a desarrollar alternativas a Huawei, advirtiendo que muchas decisiones económicas finalmente tienen un impacto en la seguridad nacional. Dijo que permitir que Huawei ingrese a sistemas nacionales críticos podría poner en peligro el intercambio de inteligencia y ensombrecer las alianzas occidentales.
«A la larga, el desarrollo de nuestras propias redes 5G seguras superará con creces cualquier ganancia percibida de asociarse con proveedores chinos altamente subsidiados que finalmente responden al liderazgo del Partido», dijo.
Esper también destacó la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI, o One Belt, One Road), el ambicioso proyecto de financiamiento de infraestructura global de China, como una forma para que Beijing coaccione a otros países a tomar «decisiones de seguridad subóptimas».
La BRI ha recibido críticas por ser una «política de trampa de la deuda» por sus términos opacos y por cargar a los países en desarrollo con grandes cargas de deuda que tal vez no puedan pagar.
«Exige piezas de infraestructura nacional como pago cuando los países no pueden cumplir con sus onerosos términos de préstamo», dijo Pompeo.
Si bien Estados Unidos «no quiere una relación de confrontación con China», el régimen necesita cambiar las políticas y «comportarse como un país normal que se adhiere a las reglas y al orden internacionales», dijo Esper.
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