El régimen comunista de China anunció que celebrará su 20° Congreso el 16 de octubre. Se espera que la reunión finalice con la unción de Xi Jinping a un histórico tercer mandato como líder.
Alrededor de 2300 miembros del Partido Comunista Chino (PCCh) se reunirán en Beijing, la mayoría a puerta cerrada. El evento, que ocurre cada cinco años, generalmente dura aproximadamente una semana.
Hay pocos cambios esperados en la dirección política general del partido. Los resultados clave se centrarán principalmente en cambios de personal en todo el partido, lo que probablemente consolidará aún más la influencia de Xi.
Los delegados elegirán alrededor de 200 miembros votantes para el Comité Central del partido y alrededor de 170 suplentes de un grupo preseleccionado.
El primer pleno del nuevo Comité Central, que se realizará al día siguiente de la clausura del Congreso, seleccionará de entre sus filas a 25 miembros para el Politburó, un órgano decisorio.
Es vital que al menos dos miembros del Comité Permanente del Politburó, compuesto por siete personas, hayan alcanzado la edad tradicional de jubilación. También se decidirá el sustituto del primer ministro Li Keqiang, que se retirará en marzo.
El Congreso le brindará a Xi otra oportunidad de consolidar su poder al colocar a figuras amistosas en puestos que supervisen la política económica, diplomática, de seguridad y social durante los próximos cinco años.
Xi en el centro de atención
Los medios estatales chinos describieron el Congreso como “un momento crucial” y de “gran importancia” para el futuro del partido y, por extensión, de China. Esto es cierto, quizás, para nadie más que para Xi.
Xi ha consolidado continuamente su poder desde que se convirtió en el jefe del PCCh en 2012.
Xi ha concentrado el poder de toma de decisiones y la autoridad política, consolidando su posición en lo que se describe oficialmente como el “núcleo” del PCCh.
Si bien la acumulación de poder de Xi y la eliminación sistemática de la oposición ya han generado comparaciones con el exdictador Mao Zedong, un tercer mandato al frente del PCCh rompería la norma de sus predecesores, de renunciar después de dos mandatos completos. Sin embargo, se esperaba tal ruptura desde 2018, cuando Xi eliminó el límite de dos mandatos de la constitución.
Como tal, se espera que Xi ejerza un control en gran medida indiscutible sobre los nombramientos clave y las directivas políticas en el Congreso, y que defienda aún más su visión del llamado “rejuvenecimiento de la nación china”.
En particular, debido a esa visión Xi ha desafiado, socavado y reescrito activamente formas más tradicionales de maoísmo para promover su propio «Pensamiento de Xi Jinping» e, incluso, llegar a calificar los cuestionamientos a sus reformas como un problema para la estabilidad nacional.
“El congreso mantendrá en alto la gran bandera del socialismo con peculiaridades chinas, defenderá el marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong… e implementará a fondo el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas para una nueva era”, dijo un anuncio del medio estatal chino, Xinhua.
Es probable que la agresión comunista continúe
Si Xi consolida con éxito el poder y asegura su tercer mandato, es poco probable que se atenúe la creciente agresión que emana del régimen.
Bajo Xi, China se ha vuelto más asertiva en el escenario global, promoviéndose como una alternativa al orden mundial liberal liderado por Estados Unidos y realizando campañas extranjeras cada vez más agresivas, incluidas operaciones masivas de espionaje en Estados Unidos.
Después del congreso, Beijing tendrá que enfrentarse a una prolongada recesión económica, a sus actuales políticas de COVID-19 y a las agrias relaciones con Occidente.
También en el centro de atención estará el tema de Taiwán, que Xi ha identificado como un problema crítico que está decidido a resolver durante su mandato.
Xi ha prometido unir a Taiwán con China por todos los medios necesarios y ya ha sofocado la disidencia en el Tíbet, Xinjiang y Hong Kong.
Aunque no es probable que el PCCh lance una invasión a Taiwán en el futuro inmediato, muchos creen que los recientes ejercicios militares sin precedentes del régimen en la isla fueron una preparación para tal esfuerzo.
Con información de Reuters
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