WASHINGTON—Antes de su primer discurso ante una sesión conjunta del Congreso el 28 de abril, el presidente Joe Biden presentó su tercera propuesta de gastos, el Plan Familias Estadounidenses, que, según los liberales, sería un «gran logro» si el Congreso lo aprueba.
Los opositores, sin embargo, critican el plan de gasto masivo de Biden, calificándolo de la mayor expansión del estado benefactor desde los programas de la Gran Sociedad de la década de 1960.
En su primer discurso ante el Congreso, Biden promocionó su nuevo Plan Familias Estadounidenses de USD 1.8 billones, y lo calificó como una «inversión única en una generación en nuestras familias y en nuestros hijos» para ganar la «competencia por el futuro».
Su plan promete introducir asistencia garantizada en efectivo a millones de estadounidenses, lo cual pondría fin a la reforma de asistencia social del presidente Bill Clinton de 1996. Clinton promulgó un proyecto de ley de reforma de asistencia social para mantener su promesa de campaña de «poner fin a la asistencia social tal como la conocemos».
La ley de reforma bipartidista puso fin al impopular programa de asistencia social en efectivo que se remonta al New Deal de Franklin Roosevelt.
Como parte de su paquete de alivio por el COVID-19 de USD 1.9 billones, la administración Biden expandió significativamente el crédito tributario por hijos para el año fiscal 2021. El nuevo plan ahora extiende este aumento en el subsidio por hijos hasta el 2025 y hace que el crédito fiscal sea «permanentemente reembolsable en su totalidad«.
«Con dos padres, dos hijos, son USD 7200 en los bolsillos», dijo Biden, y agregó que eso ayudaría a más de 65 millones de niños y ayudaría a reducir la pobreza infantil a la mitad.
El Plan Familias Estadounidenses también propone hacer permanente la reciente expansión del crédito tributario por cuidado de niños y dependientes, y el crédito tributario por ingreso del trabajo para trabajadores sin hijos.
El plan también promete acceso a una buena educación, cuidado infantil asequible, y hasta 12 semanas de licencia pagada y licencia médica.
El Plan Familias Estadounidenses, que es el segundo componente de la agenda “Reconstruir mejor” de Biden, consiste en aproximadamente USD 1 billón en inversiones y USD 800,000 millones en recortes de impuestos y créditos para familias y trabajadores.
Este nuevo plan sigue su propuesta de infraestructura de USD 2.3 billones, el Plan Empleos Estadounidenses, publicado el 31 de marzo.
Desde que asumió el cargo, Biden ha propuesto un total de USD 6 billones en nuevos gastos, incluido el paquete de ayuda por el COVID de USD 1.9 billones que ya firmó.
Según el Centro sobre Pobreza y Política Social de la Universidad de Columbia, las políticas de Biden reducirían la tasa de pobreza nacional el próximo año en un 23 por ciento y la tasa de pobreza infantil en casi un 47.4 por ciento.
En una entrevista con The Epoch Times, Irwin Garfinkel, un investigador liberal y codirector del centro, elogió el plan de Biden y lo calificó de «un gran logro».
Según su análisis de costo-beneficio de la expansión del crédito tributario por hijos, por cada dólar gastado, los beneficios para la sociedad en su conjunto serían de USD 8. Entonces, si el gobierno gasta USD 100,000 millones para una mejora de un año de la asignación por hijo, dijo que la sociedad ganará USD 800,000 millones.
Y la mayor parte de esa ganancia se debe a los beneficios para los niños, dijo, ya que crecerán más saludables, obtendrán una mejor educación, ganarán más dinero, y serán menos una carga para los sistemas de salud y justicia penal del país a largo plazo.
Según el Center for American Progress, un grupo de expertos liberal, el plan de Biden generaría un fuerte crecimiento económico, crearía millones de puestos de trabajo, y abordaría la «crisis del cuidado» de la nación.
“Esta propuesta reconoce una verdad fundamental: el crecimiento económico y la competitividad de Estados Unidos están indisolublemente ligados a la capacidad de sus familias para prosperar”, declaró John Podesta, fundador del centro.
“Esto incluye reformas críticas, populares, y muy atrasadas para reconstruir la economía más fuerte y de manera más equitativa después de la pandemia”.
En su programa «Kudlow» en Fox Business el mes pasado, el asesor económico del expresidente Donald Trump, Larry Kudlow, dijo que los planes de gastos de Biden dañarían la actual «economía en auge». Kudlow criticó su ambicioso plan para expandir los programas de bienestar sin un requisito de trabajo, calificándolo como «la mayor expansión del estado benefactor desde la Gran Sociedad del presidente Lyndon Johnson».
Nick Eberstadt, economista político del American Enterprise Institute, un think tank conservador, describió el plan de Biden como un «asalto» a la reforma de la asistencia social de la década de 1990.
“En lo más profundo de la emergencia del año pasado, hubo un argumento muy convincente para la acción del gobierno”, dijo a The Epoch Times.
“Mantener las medidas de emergencia en tiempos que no son de emergencia podría tener consecuencias no deseadas».
“Incentivar las habilidades de capacitación y volver al trabajo sería mejor para nuestro país que incentivar el desempleo indefinido, la falta de trabajo”, dijo, criticando el plan de asistencia social de Biden por no tener requisitos laborales.
Robert Rector, investigador principal de la Heritage Foundation, se hizo eco de las mismas preocupaciones y dijo que la «reforma de Biden es abrumadoramente anti-trabajo y anti-matrimonio, y por lo tanto es realmente dañina para la gente pobre».
Según Rector, el plan de Biden desharía los logros de la reforma de la asistencia social en los últimos 25 años, como la reducción sustancial de la tasa de pobreza de los padres solteros y la tasa de natalidad de los adolescentes no casados.
Si el plan de Biden se convierte en ley, “podemos esperar que aumenten las tasas de natalidad entre las adolescentes y que disminuyan las tasas de trabajo de las madres solteras”, dijo.
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