El Reino de las Noticias Falsas: un estudio de la campaña de propaganda de Beijing contra Falun Dafa

Por Peter Zhang - La Gran Época
28 de febrero de 2019 12:04 PM Actualizado: 28 de febrero de 2019 2:26 PM

En medio del actual debate sobre las llamadas noticias falsas en Estados Unidos, los medios de comunicación estadounidenses carecen de cualquier tipo de consenso en cuanto a lo que constituye una «noticia falsa».

El debate se está encendiendo. El periodismo de promoción va en aumento y es inquietante. Los críticos sostienen, sin embargo, que en nuestra sociedad abierta todavía se pueden escuchar diferentes voces, especialmente en las plataformas de medios sociales.

Sin embargo, no hay confianza en que los estadounidenses promedio puedan discernir lo que son noticias verdaderas de las falsas y viciosas. Como observó el francés Alexis de Tocqueville (1805-1859) hace un siglo y medio, «No conozco ningún país en el que haya tan poca independencia de opinión y verdadera libertad de discusión como Estados Unidos».

La preocupación más apremiante, sin embargo, es la propaganda extranjera que ejerce influencia sobre el suelo estadounidense. A pesar de todos los titulares sobre la intromisión de Rusia en nuestras elecciones, es China, sutil y secretamente, la que lidera el camino.

Las noticias falsas en la República Popular China no son nada nuevo; son parte de la vida de los 1400 millones de chinos.

Siguiendo los pasos de la antigua Unión Soviética, el Partido Comunista Chino (PCCh) estableció su propio Ministerio de Propaganda en mayo de 1924, que fue suspendido durante los turbulentos años de la Revolución Cultural (1966-76) y reanudado en octubre de 1977.

Hoy en día, el Ministerio no solo monopoliza las ondas de radio y los materiales impresos, sino también Internet, todo con el propósito de controlar la mente, o más precisamente, convertir a las masas en víctimas del síndrome de Estocolmo.

En los esfuerzos del PCCh para moldear la opinión dentro y fuera de China sobre la práctica espiritual de Falun Dafa, uno puede ver todo su arsenal de manipulación mediática en exhibición, un estudio práctico de caso de noticias falsas en su forma más extrema.

Un gran grupo de practicantes de Falun Dafa realizando los ejercicios de la disciplina en la ciudad de Shenyang, China, antes de que comenzara la persecución de la práctica. (Minghui.org)

Inicialmente, el PCCh elogiaba a Falun Dafa

De todas las campañas mediáticas llevadas a cabo por el PCCh, su ataque a Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, ha sido el más beligerante, recordando a la cruzada propagandística de la época de la Revolución Cultural.

Arraigado en las tradiciones budistas, Falun Dafa fue enseñado públicamente por primera vez en 1992 por su fundador, el Sr. Li Hongzhi; consta de dos partes principales: un juego de cinco ejercicios meditativos y los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

En línea con el sistema de creencias budista, esta práctica de mente y cuerpo sostiene que los practicantes que siguen estas normas morales y practican fielmente los ejercicios pueden lograr la auto-realización y la iluminación.

Inicialmente, el PCCh utilizó sus medios de comunicación estatales para alabar a Falun Dafa por sus beneficios para la salud y por elevar la moralidad de la sociedad. Entre los medios de comunicación más conocidos empleados en este esfuerzo se encuentran los siguientes:  Televisión Central China (1993 y 1998), Periódico de Seguridad Pública Popular (1993), Revista Qigong y Ciencia (1993), Beijing Daily (1996 y 1998), Periódico de Medicina y Salud (1997), Hong Kong TV (1998).

El 24 de noviembre de 1998, Shanghai TV (STV) emitió un video de residentes locales practicando ejercicios de Falun Dafa en un parque e informó: «Esta mañana, casi 10.000 practicantes de Falun Dafa se presentaron para hacer los ejercicios….

«Por ahora Falun Dafa tiene sitios de asistencia en todo nuestro país, incluyendo Hong Kong, Macao, Taiwán, así como en Europa, Norteamérica, Australia y otros países asiáticos. Hay unos 100 millones de personas practicando Falun Dafa».

El exdictador chino Jiang Zemin en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China, el 8 de noviembre de 2012. (Feng Li/Getty Images)

El liderazgo de Beijing se vuelve hostil

Falun Dafa apeló inicialmente al PCCh como un régimen interesado por la salud. Según un artículo publicado en una edición de febrero de 1999 del US News & World Report, un alto funcionario de la Comisión de Deportes de China dijo: «Falun Dafa y otros tipos de qigong pueden ahorrar a cada persona 1000 yuanes (150 dólares) en gastos médicos anuales. Si 100 millones de personas lo practican, son 100.000 millones de yuanes (14.900 millones de dólares) ahorrados al año en gastos médicos. El Primer Ministro Zhu Rongji está muy contento por ello. Al país le vendría bien el dinero ahora mismo».

Los sinólogos han señalado que el PCCh consideraba como una sorpresa el rápido crecimiento de Falun Dafa, ocurriendo virtualmente bajo sus narices. Jiang Zemin, el jefe del Partido en ese momento, consideraba ese crecimiento como una amenaza existencial.

Después de todo, China como estado comunista, no permite que exista ninguna organización independiente a menos que el Partido la controle. Además, los preceptos budistas de Falun Dafa de Verdad, Benevolencia y Tolerancia van en contra de las doctrinas del PCCh de ateísmo, lucha de clases y revolución violenta.

Mao Zedong, el fundador del PCCh, señaló una vez que las campañas políticas deben tener lugar «cada siete u ocho años». ¿Por qué? La verdadera razón es que el Partido necesita periódicamente de nuevos enemigos para revitalizar la sociedad orwelliana que el Partido nutre.

Todos los regímenes comunistas comparten tres rasgos comunes: 1) gobierno por medio la violencia y el miedo, 2) control de la información; 3) control de la mente a través de la ideología comunista. Las tácticas mediáticas del PCCh incluyen: difamación, manipulación de información, engaño y censura.

El 20 de julio de 1999, Jiang anunció su decisión de erradicar Falun Dafa. Tres meses antes -el 25 de abril- unos 10.000 practicantes realizaron una apelación pública frente a Zhongnanhai, la sede del PCCh en Beijing, en busca de reconocimiento y protección legal.

Desafortunadamente, Jiang no fue conmovido; creó un departamento extrajudicial similar al de la Gestapo llamado Oficina 6.10 para dirigir una campaña nacional de persecución contra Falun Dafa.

Los arrestos masivos de practicantes de Falun Dafa tuvieron lugar mientras todas las formas de maquinaria propagandística dirigida por el estado comenzaron a librar una «guerra en casa sala de estar» contra Falun Dafa y su fundador. Las noticias diarias de media hora por las noches en CCTV se convirtieron en un especial de una hora para demonizar a Falun Dafa, contradiciendo sus anteriores palabras positivas en referencia a la práctica meditativa.

La Oficina 6.10 emitió una serie de decretos que instruían a todos los sectores de la sociedad, incluidas las instituciones educativas, desde la escuela primaria hasta las universidades, a participar en la denominada campaña «anti-sectas».

Para vilipendiar a Falun Dafa como culto, el Ministerio de Propaganda inventó 1400 «casos de suicidio», culpando a Falun Dafa por suicidios que de hecho fueron cometidos por no practicantes. Los observadores de China durante mucho tiempo encontraron esta estratagema despreciable e increíble.

En primer lugar, se sabe que Falun Dafa, al igual que otras denominaciones budistas, prohíbe cualquier forma de asesinato, incluido el suicidio. Segundo, Falun Dafa existía desde 1992 y ni un solo caso de suicidio fue reportado en China hasta que el Ministerio de Propaganda, de repente, presentó estos supuestos casos después de que en julio de 1999 comenzara la represión a la práctica. Tercero, Falun Dafa se practica en más de 70 países en todo el mundo, sin embargo, no ha habido ningún caso de suicidio reportado hasta el día de hoy fuera de China.

Puesta en escena de los suicidios en la Plaza Tiananmen

La historia más notoria es quizás el llamado incidente de auto-inmolación en la Plaza Tiananmen el 23 de enero de 2001, que fue escenificado, según algunos periodistas occidentales, por las autoridades chinas.

Mientras que el Ministerio de Propaganda del PCCh afirmaba que cinco practicantes de Falun Dafa intentaron «entrar al cielo» a través de una auto-inmolación en la Plaza Tiananmen, la comunidad internacional encontraba que las afirmaciones eran extrañas en relación con los hechos.

Solo los medios de comunicación estatales tuvieron acceso a las supuestas «víctimas de Falun Dafa», mientras que a la prensa internacional, incluido a los familiares de las víctimas, se les prohibió ponerse en contacto con ellas.

El Ministerio de Propaganda ordenó a todos sus medios de comunicación publicar este incidente como noticia principal hasta que el Washington Post publicó un informe de investigación, «Human Fire Ignites Chinese Mystery» (El fuego humano enciende el misterio chino) el 4 de febrero de 2001, en el que se describía a una de las presuntas víctimas, una mujer llamada Liu Chunling, como que había «trabajado en un club nocturno, haciendo compañía a los hombres por dinero» -comportamientos muy alejados de la norma moral que mantienen los practicantes de Falun Dafa. Ninguno de sus vecinos la había visto practicar alguna vez.

Más vergonzoso para las autoridades de Beijing, una productora de CNN en la escena señaló más tarde que no había visto a ningún niño entre los cinco auto-inmoladores, mientras que todos los medios de comunicación estatales chinos ya habían informado de que Liu Siying, de 12 años de edad, era uno de ellos.

Captura de pantalla de un informe de CCTV sobre las «auto inmolaciones» de los practicantes de Falun Dafa en la Plaza Tiananmen el 23 de enero de 2001. (Captura de pantalla/CCTV)

El PCCh levanta un muro cortafuegos en Internet

Para evitar que las masas tengan acceso a noticias verídicas, el PCCh ha reforzado la censura de Internet desde el año 2000, creando el sistema de cortafuegos más grande del mundo como parte de su «Proyecto Escudo Dorado». No es de extrañar que todos los sitios web relacionados con Falun Dafa estén bloqueados, incluso el sitio web del MIT en un momento dado, porque alberga un club de Falun Dafa.

Un estudio de Harvard de 2016 encontró: «Se sospecha desde hace tiempo que el gobierno chino ha contratado hasta dos millones de personas para insertar subrepticiamente un gran número de seudónimos y otros escritos engañosos en el flujo de posteos de los medios sociales reales, como si fueran opiniones genuinas de gente común… Calculamos que el gobierno fabrica y publica alrededor de 448 millones de comentarios en los medios sociales cada año».

A estos comentaristas en línea se les llama «50 céntimos del partido» porque se les paga 50 centavos por cada mensaje. Incitar al odio, difundir desinformación y promover la propaganda estatal contra Falun Dafa es su trabajo.

A pesar de que la política de persecución del PCCh no ha cambiado, Beijing cesó su campaña mediática contra Falun Dafa en los últimos años.

Los especialistas chinos han observado que la propaganda de Beijing contra Falun Dafa ha fracasado tanto en el país como en el extranjero, debido a sus deplorables abusos a los derechos humanos de los practicantes. La horrenda sustracción de órganos realizada a practicantes de Falun Dafa encarcelados desde 1999, que los medios de comunicación comenzaron a exponer en 2006, ha dañado particularmente la capacidad del PCCh para conducir su propaganda contra Falun Dafa.

Sin embargo, a lo largo de los años, las operaciones de influencia de Beijing a través de sus medios de comunicación en el extranjero han alcanzado un nuevo nivel. Además de sus principales medios de comunicación, como China Daily (edición de People’s Daily en el extranjero) y CCTV-4 (canal de CCTV en el extranjero), China está en proceso de establecer 1000 Institutos Confucio para 2020 en todo el mundo.

La Universidad McMaster de Canadá tuvo que cerrar su Instituto Confucio en 2013 por un caso de discriminación, en el que Sonia Zhao, una instructora contratada en 2010, tuvo que firmar un contrato que le prohibía practicar Falun Dafa.

En un esfuerzo por contrarrestar las operaciones de influencia extranjera, el año pasado el Departamento de Justicia de Estados Unidos ordenó a la Agencia de Noticias Xinhua y a China Global Television Network (antes CCTV), los dos medios de comunicación más grandes de Beijing en Estados Unidos, que se registraran como agentes extranjeros o cabilderos.

Mientras que los medios de comunicación de Beijing disfrutan de la libertad de propagar contenidos comunistas por todo el mundo, los medios de comunicación occidentales están fuertemente censurados en China. Google, Facebook, Twitter, YouTube y muchos otros sitios web populares están bloqueados en China. Sin embargo, a los medios de comunicación estatales chinos se les permite tener cuentas en Facebook y Twitter para promover su agenda de estado partidaria.

Peor aún, algunas empresas tecnológicas occidentales han firmado voluntariamente el llamado compromiso de autodisciplina para colaborar con las autoridades de censura de Beijing.

Se autocensuran para filtrar palabras políticamente delicadas, como masacre de Tiananmen en 1999 y Falun Dafa. Apple Inc. por ejemplo, ahora aloja las cuentas de iCloud de los usuarios chinos en un centro de datos dentro de China, afirmando que cumple con las leyes locales. Esto da a los Big Brothers en China un fácil acceso a la información del usuario.

Como George Orwell escribió en 1984, «Si el pensamiento corrompe al lenguaje, el lenguaje también puede corromper al pensamiento». Los medios de comunicación sirven como una herramienta de propaganda para el control mental en una sociedad comunista. Cuando Beijing tiene libertad para difundir mensajes en todo el mundo que, al justificar la censura y la opresión, socavan nuestra humanidad común, las personas inocentes pueden ser engañadas y estas mentiras egoístas se consumen como «verdades».

Lo que el mundo necesita ahora, más que nunca, es información veraz y el derecho a la libertad de conciencia, expresión y asociación. El poeta y erudito John Milton lo dijo mejor en un discurso en 1644 ante el Parlamento inglés, y más tarde impreso en el folleto «Areopagitica»: «Denme la libertad de conocer, de pronunciar y de argumentar libremente según la conciencia, por encima de todas las libertades».

Peter Zhang es investigador de economía política en China y Asia Oriental. Se graduó de la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing, de la Escuela de Derecho y Diplomacia Fletcher y de la Escuela Kennedy de Harvard como Mason Fellow.

Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

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