Unos mosquitos dieron positivo en las pruebas de la malaria, siendo el primer brote local de dicha enfermedad en Estados Unidos en 20 años.
Tres mosquitos de Florida dieron positivo en las pruebas del parásito que causa la malaria, informaron a los medios de comunicación los Servicios de Gestión de Mosquitos del condado de Sarasota. Los mosquitos fueron enviados a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. para su análisis.
Los tres mosquitos procedían de la misma zona boscosa del país.
En las últimas semanas, cuatro personas dieron positivo en las pruebas de malaria realizadas en el condado de Sarasota, lo que llevó al Departamento de Salud de Florida a emitir una alerta estatal. Las cuatro personas contrajeron la malaria localmente o a través de un brote local, dijeron las autoridades.
Las autoridades sanitarias recomiendan tomar precauciones, como aplicar insecticida, evitar las zonas que albergan muchos mosquitos y llevar camisas y pantalones largos. También animaron a los ciudadanos a drenar el agua estancada alrededor de sus patios.
En varias zonas de los condados de Sarasota y Manatee las autoridades han estado fumigando con productos químicos lanzados desde aviones y camiones para reducir la población de mosquitos.
«Con los aviones podemos tratar una zona más grande, con mayor rapidez y eficacia», declaró Christopher Lesser, director del distrito de control de mosquitos del condado de Manatee, al Sarasota County Herald-Tribune.
En cuanto se notifica a las autoridades la sospecha de un caso, la gente empieza a acudir a la zona afectada para intentar atrapar mosquitos y analizarlos, explicó Wade Brennan, director de los Servicios de Control de Mosquitos del condado de Sarasota, en un vídeo difundido por el condado. También se inicia la fumigación.
«Nosotros actuamos de inmediato. Así que esto se hace el mismo día o al día siguiente, dependiendo de cuándo recibamos el aviso», dijo Brennan.
La malaria es una enfermedad infecciosa que se declaró erradicada en la década de 1950. Aunque ocasionalmente llegan casos a Estados Unidos de personas que han viajado a otros países, los casos recientes son los primeros adquiridos localmente en 20 años.
Las autoridades de Florida dijeron que también están vigilando otras enfermedades transmitidas por mosquitos, como el virus del Nilo Occidental y la encefalitis equina oriental.
Un caso en Texas
Un caso de malaria también se identificó en Texas.
Según el Departamento Estatal de Servicios de Salud de Texas, esa persona vive en el condado de Cameron.
Al igual que los residentes de Florida, la persona no había viajado fuera del país.
Funcionarios de Texas dijeron que estaban trabajando con los funcionarios de salud locales para determinar si había casos adicionales.
Un responsable del Departamento de Salud del Estado de Texas informó a los medios de comunicación de que todos los mosquitos analizados en el estado han dado negativo hasta el momento.
El último caso registrado a nivel local se produjo en Texas en 1994.
Miembro de la Guardia Nacional
La persona afectada fue identificada como Christopher Shingler, de 21 años. Shingler declaró a la NBC que estaba cerca de la frontera entre Estados Unidos y México como parte de la Guardia Nacional cuando enfermó en mayo y se le diagnosticó inicialmente una infección viral.
«Me despertaba muy temprano por la mañana y empezaba a temblar», dijo Shingler. «Intentaba por todos los medios comer algo, lo más pequeño que podía, lo que normalmente no conseguía, o intentar beber agua, lo que tampoco conseguía».
Shingler fue finalmente dado de alta del hospital. No se detalló el tratamiento que recibió. Según los CDC, el mejor tratamiento para la malaria grave es artesunate intravenoso.
Los CDC dijeron que no había pruebas que indicaran que los casos de los dos estados, que no son colindantes, estuvieran relacionados. También declararon que «todos los pacientes han recibido tratamiento y están mejorando».
Antes de la pandemia de COVID-19, en Estados Unidos se diagnosticaban unos 2000 casos de malaria al año. Alrededor de 300 sufrían una enfermedad grave, con la muerte entre cinco y diez personas. La mayoría de los casos se diagnostican entre verano y otoño.
Los síntomas incluyen dolor de cabeza, escalofríos y fiebre.
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