Una noche un conserje limpiaba los pasillos de la escuela y cuando terminaba su rutina habitual escuchó un golpe en la puerta principal. Miró por la ventana y observó a un niño que huía. Sorprendido por el incidente, decidió abrir la puerta para comprobar lo que sucedía.
Tan pronto como abrió la puerta, encontró una cachorra sentada dentro de la caja de cartón junto con una nota que decía: «Lo siento, no tiene casa y hace frío, así que te la dejo. Por favor, búscale un agradable hogar».
El conserje se conmovió con la nota y de inmediato llamó a una maestra conocida por su amor a los perros. La maestra aceptó llevársela a su casa y la llamó Snowflake.
Desafortunadamente, no pudo quedarse con la cachorra, pero quería asegurarse que tuviera un hogar para siempre. Se puso en contacto con un equipo de rescate y aceptaron llevársela.
Se llevaron a Snowflake y se aseguraron que se sometiera a los exámenes médicos. Después de todas las vacunas y chequeos, empezaron a buscarle una casa, ¿y adivina qué?
Snowflake fue adoptada en muy poco tiempo. Ella ama a su nuevo dueño y vive al máximo. El acto desinteresado del niño hizo que la cachorra encontrara una familia cariñosa.
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