Se mudó a Los Ángeles para perseguir el sueño de Hollywood, pero parece que Landon Starbuck sólo quería escapar de sí misma.
La creencia de que nunca sería lo bastante buena era el mal adolescente que aquejaba a la joven y talentosa artista musical. A los 18 años se mudó de Dallas, pensando que Hollywood sería su cura. Al parecer, la Sra. Starbuck había sido muy ingenua.
De algún modo, pensó, si se convirtiera en una cantante aún mejor, aún más guapa, aún más delgada, y si encontraba a la persona adecuada que creyera en su talento, nada más importaría.
Pero pronto descubrió lo contrario.
En cambio, fue testigo de cómo Hollywood explota a los niños a escala industrial, y se desilusionó. Más recientemente, emprendió la lucha contra los depredadores que atacan a las jóvenes estrellas, como la atacaron a ella.
Contó las experiencias que le abrieron los ojos a la cultura del quid pro quo sexual que es Hollywood, de lo que se esperaba, los favores, la denigración necesaria para convertirse en una estrella.
«Tenía un mánager que me pidió que protagonizara un vídeo musical para un grupo muy conocido y acepté hacerlo, y me presenté», cuenta a The Epoch Times, añadiendo que implícitamente era «el siguiente paso en mi carrera», ya que saldría de gira con la banda.
«Había un perchero y en él había lencería», explicó. «Estaba muy claro que tienes que quitarte la ropa para estar en esto».
«Lo siento, no me siento cómoda llevando eso», le dijo al mánager.
«No pasa nada», le respondieron. «Encontraremos a alguien que lo haga».
Y así fue como Starbuck perdió su gira, sintiéndose rechazada.
Esta vieja historia se repitió una y otra vez para Starbuck.
Le pidieron que brindara en su propia firma de discos, donde anunció que sería un modelo para las niñas al no quitarse la ropa. «Al día siguiente, estaba prácticamente perdida», dice. «El contrato con mi discográfica se fue al traste, todo se fue al traste».
Hay que mezclarse, ir a las fiestas, cenar y codearse con la gente adecuada, decían los amigos y compañeros de Starbuck.
«Landon, deberías hacerlo», le dijeron. «No tienes que, ya sabes, acostarte con ellos. Sólo tienes que ir y divertirte y salir de fiesta».
«Aunque todos sabemos que eso es lo que realmente esperan», replicó la Sra. Starbuck.
No entendía por qué emborracharse en una azotea de Las Vegas con un grupo de ejecutivos era parte del trabajo. Pero es parte del trabajo.
«Pensé que me pasaba algo por no amar lo que hago y por no querer trabajar lo suficiente», declaró al periódico.
Estuvo en la lista negra de Hollywood. Corrían rumores de que era «difícil trabajar con ella», así que pasó de un agente a otro, de una discográfica a otra, hasta que se hartó. Dejó de actuar y se dedicó a escribir para otros artistas.
Eso era peor, dice, porque ahora veía cómo les pasaba a otros niños y, como había firmado un acuerdo de confidencialidad, le decían que se callara.
Fue testigo de cómo «jóvenes estrellas en ciernes eran dejadas en estudios, sin sus padres… jóvenes menores de edad, probablemente el más joven tenía 9 años», dijo Starbuck, y añadió que «tomaban drogas». «En realidad, yo no veía al niño hacerlo. Pero lo sabía.
«Poco después, lo dejé».
Desilusionada y más sabia, abandonó Hollywood.
Se casaría con el productor de vídeos musicales cubano-americano Robbie Starbuck, de California, que dirigió para artistas de la talla de Akon y Snoop Dogg. También entró en la arena política como candidata republicano al Congreso en 2022.
Pasaron los años. Ahora, madre de tres hijos y residente en Tennessee, la Sra. Starbuck alza la voz al tiempo que dota a los padres de conocimientos para combatir una cultura de explotación que tiene a los niños como objetivo a escala industrial. Advierte de que no sólo ocurre en Hollywood, sino en todo el país.
En la actualidad, Starbuck dirige Freedom Forever, una organización sin ánimo de lucro que lucha contra todas las formas de explotación infantil. También crea música, como su sencillo «Hope«, para arrojar luz sobre la amenaza del tráfico de menores.
Su grito de alarma a los padres es que el paradigma de la explotación infantil actual cambió y se esconde ante nuestras propias narices.
Antes era el traficante de niños en una furgoneta blanca, que atrapaba a los niños en la calle. Pero ahora la verdadera amenaza está en Internet, en los múltiples grupos de redes sociales plagados de depredadores que pretenden captar y explotar a niños, niños curiosos, ingenuos y vulnerables.
Los padres son ingenuos al creer que las plataformas de las grandes tecnológicas —como Instagram, Snapchat y TikTok— tienen algún tipo de incentivo para proteger a nuestros hijos.
«Los padres no entienden cómo funcionan estas plataformas», dijo Starbuck a The Epoch Times sobre esta amenaza de apariencia inocua. «No hay ningún incentivo o requisito para que estas plataformas protejan a los niños».
Starbuck trabaja con padres cuyos hijos fueron víctimas de la trata o de la captación de menores por confiar imprudentemente en los controles parentales de dichas plataformas.
¿Su solución? No empieza con la legislación ni con la regulación de las grandes tecnológicas —ni siquiera con el rescate de los niños, que es vital—, sino en casa. Y entre las orejas. El «Modelo de Libertad», dijo, empieza desde dentro hacia fuera, desde el interior de nuestros hogares, dispositivos y mentes.
Otro punto crucial es que los padres deben asumir los peligros a los que exponen a sus hijos cuando les permiten usar dispositivos tecnológicos.
Los depredadores de Instagram, Snapchat y TikTok «preparan activamente» a sus hijos, afirma. Su objetivo es «normalizar a los depredadores y la pornografía».
En 2022, hubo 32 millones de informes de sospecha de explotación sexual infantil recibidos por la CyberTipline del Centro Nacional para Niños Desaparecidos. Esto ayuda a poner la escala del problema en perspectiva.
En serio, pregunta a los padres, «¿en qué otro entorno físico enviaríamos a nuestros hijos donde sabemos que va a haber pornografía y sabemos que van a haber depredadores?».
¿A qué edad están dispuestos los padres a «consentir que sus hijos estén expuestos a groomers, adoctrinamiento o ideología transexual?», pregunta.
«Todas estas cosas están creando vulnerabilidades en nuestros hijos».
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