Mucho antes de que existieran los expertos conservadores de los programas de entrevistas y los seguidores de MAGA, estaba Stephen Stepanek, un tipo de New Hampshire que siguió el consejo de su esposa de saludar a Donald Trump en un campo de golf hace una década. Ahora es el tipo que Trump ha elegido con confianza para ser su estratega en el que sigue siendo el estado más importante para que un candidato presidencial gane unas primarias.
La noche antes de que el Comité Nacional Demócrata votara el 4 de febrero a favor de suprimir el estatus de New Hampshire como el primero del país, Stepanek enfatizó con vehemencia su creencia de que el «nuevo calendario de primarias» no influye en lo que él cree que es el verdadero motivo oculto detrás de la medida, que es impedir que Trump sea el candidato principal, como lo fue tanto en 2016 como en 2020, cuando Trump aseguró a los 22 delegados comprometidos para la convención nacionaly obtuvo la histórica cifra de 129,734 votos, superando el récord de 76,797 de Bill Clinton en 1976.
Encontrar en Stepanek, el ahora expresidente del Partido Republicano de New Hampshire, cualquier duda de que Trump será el nominado republicano y el presidente electo sería más o menos como buscar una aguja en el pajar.
A pesar de frases acuñadas recientemente como «fatiga de Trump» y acusaciones de que «el trumpismo ha recibido una paliza», no solo por parte de los demócratas, sino también de los líderes internos del partido, al final del día, dice Stepanek, no son ellos, sino los votantes que añoran los días en que sus vidas eran mucho mejores bajo la Administración Trump, los que van a volver a ponerlo en el cargo.
«Hablo del ciudadano común que es un buen estadounidense trabajador. Ni siquiera sabe quién es el presidente del Comité del Condado de Hillsborough, pero sabe lo que es Donald Trump», dijo Stepanek.
Stepanek se refiere a los muchos que antes fueron leales a Trump en New Hampshire, como el presidente del GOP del condado de Hillsborough, Christ Maidment, que recientemente dijo a Reuters en un artículo del 27 de enero que los miembros republicanos de New Hampshire estaban sufriendo la fatiga de Trump y que estaban listos para otros candidatos.
A escala nacional, no ha sido diferente con el fiscal general de Trump, Bill Barr, llamando desde hace casi dos años, a Trump a «hacerse a un lado» por los republicanos, como lo dijo en un artículo de opinión que escribió para el New York Post: «no tiene las cualidades requeridas para ganar el tipo de victoria amplia y duradera que veo necesaria para restaurar América».
Aunque hay una alineación especulativa con Trump como único candidato oficialmente declarado, la mayoría de los expartidarios de Trump han insinuado con fuerza que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, es su candidato favorito.
DeSantis, un republicano acérrimamente conservador y buen orador por derecho propio que ha dirigido con tacto cruzadas populares contra ideologías izquierdistas, ha sido calificado como la «versión simpática» de Trump. Nikki Haley, Kristi Noem, Ted, Cruz y Mike Pence, por nombrar algunos más, también han recibido su cuota de apoyos por parte de los desertores de Trump.
También ha habido indicios de que el propio gobernador de New Hampshire, el republicano Chris Sununu, se postularía para la nominación presidencial, una posibilidad que podría alterar una victoria de Trump en una elección primaria basada en la gente como la que Stepanek imagina.
Pero Stepanek dice que DeSantis, Sununu y el resto nunca se «arriesgarán a la ira» de enfrentarse al «gobierno secreto» como ha hecho Trump o continuar donde lo dejó en «drenar el pantano». Y hay literalmente señales por todas partes de que los tipos promedio de New Hampshire lo saben.
«Si conduces por NH, ves no 1 o 2, no 10 o 20, sino cientos si no miles de banderas de Trump, carteles de Trump, por todos los estados. «No veo ningún cartel de DeSantis, no veo ningún cartel de Nikki Haley», dijo.
Stepanek era uno más en un mar de 400 representantes del estado de New Hampshire cuando se convirtió en el «primer político» a nivel nacional en respaldar a Trump allá por 2015 para su primera candidatura a la presidencia. Entonces llegaron las primeras primarias del país en New Hampshire y Trump lideró cómodamente a un nutrido grupo de 17 republicanos por la nominación del Estado del Granito. El resto es historia, con muchas historias sórdidas por el camino.
Un cambio importante, como señaló Stepanek, es el comportamiento «más presidencial» de Trump, que brilló en su discurso no oficial de inicio de campaña en New Hampshire la semana pasada, que consistió en poco o nada de sus proverbiales desaires a sus oponentes.
Las estrategias de Stepanek para una victoria de Trump en 2024 en las primarias de New Hampshire empiezan y terminan con una campaña muy localizada de pueblo en pueblo, apuntando a su ya exitosa iniciativa de ampliar lo que era solo un puñado de comités republicanos de pueblo en New Hampshire a docenas en todo el estado.
Stepanek cree que el ataque al Capitolio del 6 de enero, las nuevas acusaciones de una antigua agresión sexual, el descubrimiento de documentos clasificados en Mar-a-Lago y un posteo en las redes sociales llena de arrogancia sobre la posibilidad de cambiar la Constitución de EE. UU. para adaptarla a su elección tampoco tendrán mucha influencia en la popularidad del expresidente. «Han exagerado estos temas», afirma.
Mientras los demócratas publican anuncios llenos de polémicas trilladas, Stepanek tiene visiones literales de anuncios de campaña en los que se ve a Trump de pie junto a los enormes trozos del muro fronterizo, ahora oxidados y tumbados de lado, cerca de donde llegan montones de extranjeros ilegales a través de la frontera. Cuando hay lugares como Nueva York que piden ser rescatados de su propia causa, Stepanek dice que uno sabe cuáles son los verdaderos problemas.
La ciudad de Nueva York, después de todo, fue el mismo lugar que produjo y distribuyó en masa volantes que advertían a los inmigrantes ilegales que permanecieran ocultos durante las redadas de ICE iniciadas por Trump en 2019.
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