El fiscal general de Arizona ha expresado preocupación porque la administración del presidente Joe Biden está violando la privacidad de los estadounidenses.
El fiscal general Mark Brnovich, un republicano, dice que la Casa Blanca pareció indicar esta semana que podría poseer registros médicos que contengan información de contacto de los estadounidenses que no han recibido una vacuna contra el COVID-19 cuando los funcionarios esbozaron los planes para enviar equipos de puerta en puerta a animar a más personas a que se vacunen.
«Si este es el caso, se trata de una grave violación de la privacidad, y no toleraré tales intrusiones dentro de Arizona», dijo Brnovich en una carta a Biden, un demócrata.
El fiscal general, quien se postula para un escaño en el Senado de los Estados Unidos, agregó que sería «de lo más inapropiado» que los funcionarios singularizen a los estadounidenses que no han recibido una vacuna.
La Casa Blanca no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. Una portavoz de Brnovich le dijo a The Epoch Times por correo electrónico que la administración aún no ha respondido a la carta.
Biden y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, detallaron por separado los nuevos planes el martes.
«Continuamos reduciendo los sitios de vacunación masiva que ayudaron tanto en la primavera para vacunar rápidamente a aquellos que estaban ansiosos por recibir su primera dosis–y su segunda dosis, en todo caso, si es que necesitaban una segunda», dijo Biden en Washington.
“Necesitamos ir de comunidad en comunidad, de barrio en barrio y, a menudo, de puerta en puerta, literalmente tocando puertas, para conseguir ayuda para las personas restantes [para que] estén protegidas del virus”, añadió.
La COVID-19 es una enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Psaki dijo en una sesión informativa que el esfuerzo enfocado de ir de puerta en puerta se centraría en asegurarse de que las personas que no han recibido la vacuna «tengan la información que necesitan sobre cuán segura y accesible es la vacuna».
El miércoles, presionado por la operación, Psaki dijo a los periodistas del Air Force One que tras esfuerzos similares aumentaron las tasas de vacunación en estados como Florida y Mississippi.
“Lo que estamos haciendo es que los funcionarios locales vayan a áreas donde hay tasas de vacunación más bajas y brinden información sobre dónde las personas pueden obtener acceso a una vacuna, adónde pueden ir, que es gratis, que pueden tomarse un tiempo libre del trabajo. Depende de las personas decidir si quieren vacunarse o no”, dijo.
Aproximadamente el 55 por ciento de la población de EE. UU. ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19, pero el país no alcanzó el objetivo autoimpuesto de Biden del 4 de julio de tener siete de cada 10 adultos con una o más dosis.
La Casa Blanca y los funcionarios de salud estadounidenses han expresado repetidamente la convicción de que las vacunas son la única forma de obtener protección contra el virus del PCCh, aunque un creciente cuerpo de investigación indica que la recuperación de la enfermedad confiere cierta medida de inmunidad.
Brnovich le dijo a Biden que las vacunas contra el COVID-19 han sido un gran avance, pero que los estadounidenses necesitan espacio para consultar con sus médicos y tomar decisiones personales, como si recibir o no una inyección.
“Decisiones médicas como la vacuna contra el COVID-19 deberían ser una opción para todos los estadounidenses. El gobierno ha trabajado día y noche para que estas vacunas estén disponibles para quienes las deseen, y eso es loable, pero no pueden ir demasiado lejos”, escribió. “Mantengamos a los burócratas fuera de los vecindarios estadounidenses y mantengamos estas decisiones de atención médica entre las personas y sus profesionales médicos de confianza”.
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