Las autoridades de Florida optaron por no hacer pedidos anticipados de vacunas contra COVID-19 para bebés y niños menores de 5 años, afirmando que los datos actualmente disponibles no muestran un beneficio claro cuando se comparan con los riesgos.
«El Departamento de Salud de Florida dejó en claro al gobierno federal que los estados no necesitan involucrarse en el complicado proceso de distribución de vacunas, especialmente cuando el gobierno federal tiene un historial de desarrollo de políticas contra COVID-19 inconsistentes e insostenibles», dijo el Departamento de Salud de Florida en una declaración a los medios de comunicación.
«Tampoco es sorprendente que hayamos elegido no participar en la distribución de la vacuna COVID-19 cuando el Departamento no la recomienda para todos los niños. Los médicos pueden pedir vacunas si lo necesitan y actualmente para este grupo de edad no hay pedidos en el sistema de pedidos del departamento de vacunación contra COVID-19”, añadió la agencia.
Florida es el único estado que no ha aprovechado el sistema de pedidos anticipados abierto por el gobierno de Joe Biden a principios de junio, dijo el 16 de junio la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dirigiéndose a los periodistas en Washington.
Unas 10 millones de dosis se pusieron a disposición de los estados, las tribus nativas americanas, los territorios y otras entidades a través del sistema.
En la actualidad no está autorizada ninguna vacuna contra COVID-19 para bebés y niños menores de 5 años, pero el panel asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos recomendó el 15 de junio que la agencia autorizara tanto la vacuna de Moderna como la de Pfizer para niños pequeños y bebés.
Los miembros del panel afirmaron unánimemente que los beneficios de las vacunas son mayores que los riesgos, una posición que la FDA ha descrito en documentos recientes.
Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo, siendo el máximo responsable sanitario de Florida uno de los más destacados.
«Por lo que he visto, simplemente no hay datos suficientes para informar sobre los beneficios y los riesgos en los niños. Creo que eso es muy inequívoco», dijo a la prensa esta semana el director general de Salud de Florida, Joseph Ladapo, que también es secretario de salud del estado.
«Nosotros esperamos tener buenos datos de que los beneficios superen los riesgos de cualquier terapia o tratamiento antes de recomendar esas terapias o tratamientos a los residentes de Florida. Eso no va a cambiar. No creo que sea especialmente radical. Creo que es muy sensato», añadió.
Los ensayos clínicos de Moderna para niños pequeños mostraron una escasa eficacia contra la infección, con un 50 por ciento para una parte del grupo de edad y solo un 37 por ciento para la otra parte. La vacuna de Pfizer funcionó mejor, pero con tres dosis y se espera que sea necesaria una cuarta dosis de refuerzo en poco tiempo. Ninguno de los ensayos midió la eficacia contra la enfermedad grave.
Anteriormente, Florida se convirtió en el primer estado en decir que los riesgos de la vacuna contra COVID-19 pueden superar los beneficios para los niños sanos.
El representante Charlie Crist (D-Fla.), que se presenta como candidato a gobernador, dijo que la nueva decisión era «imprudente y desmedida», según una declaración a los medios de comunicación.
El jueves, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo en una conferencia de prensa no relacionada que los padres pueden vacunar a sus hijos en Florida, pero señaló que los niños tienen un bajo riesgo de enfermedad grave o muerte si contraen la COVID-19 incluso si no han recibido la vacuna.
«Los médicos pueden conseguirla, los hospitales pueden conseguirla. Pero no va a haber ningún programa estatal que intente vacunar contra COVID a los bebés, niños pequeños y recién nacidos. Eso no es algo que consideremos apropiado. Así que no vamos a utilizar nuestros recursos en ese sentido», dijo DeSantis.
Cuando la FDA autorice estas vacunas y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) las recomienden, los niños pequeños podrían empezar a ser vacunados en Estados Unidos desde el 20 de junio, dijo en Washington, Dawn O’Connell, funcionaria de la administración Biden.
O’Connell, que trabaja para el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Estados Unidos, dijo a los legisladores que la «gran mayoría» de los estados preordenaron las dosis, que son proporcionadas por el gobierno federal de forma gratuita.
Los pedidos anticipados se cerraron el martes, dijo un portavoz del HHS a The Epoch Times en un correo electrónico. Las cifras iniciales indican que se pidieron 3.7 millones de dosis. Tener las dosis pedidas con anticipación «permitirá a los niños y a las familias acceder a ellas más rápidamente» si se consigue la autorización y el visto bueno de los CDC.
Las vacunas contra COVID-19 para bebés y niños pequeños son de dosis más bajas que para los adultos, por lo que es necesario hacer nuevos pedidos incluso si los estados tienen vacunas en stock.
Jean-Pierre dijo que la decisión de Florida hará más difícil que los padres vacunen a sus hijos, aunque las farmacias y los centros de salud comunitarios del estado recibirán un número limitado de dosis a través de los canales de distribución federales.
Solo el 18 por ciento de los padres que tienen uno o más hijos menores de 5 años dicen que vacunarán inmediatamente a sus hijos si se autoriza una o más de las vacunas para ese grupo de edad, según una encuesta de la Kaiser Family Foundation realizada en mayo. La mayoría de los encuestados dijo que esperaría y vería, mientras que el 38 por ciento definitivamente no vacunará a su hijo o solo lo hará si las vacunas son obligatorias.
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