El gobernador de Texas, Greg Abbott, dio positivo en la prueba de COVID-19 y actualmente no presenta síntomas del virus, según informó su oficina en un comunicado publicado el martes.
«El gobernador Greg Abbott ha dado hoy positivo en la prueba del virus COVID-19. El gobernador se ha sometido a pruebas a diario, y hoy ha sido el primer resultado positivo», dice el comunicado.
El comunicado señala que Abbott, un republicano, está vacunado contra el COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
«El gobernador Abbott está en constante comunicación con su personal, los jefes de las agencias y los funcionarios del gobierno para asegurar que el gobierno estatal continúe operando sin problemas y con eficiencia», añadió su oficina. «El gobernador se aislará en la Mansión del Gobernador y continuará sometiéndose a pruebas diariamente. El gobernador Abbott está recibiendo el tratamiento de anticuerpos monoclonales de Regeneron».
El tratamiento de Regeneron es el mismo que ayudó al expresidente Donald Trump a superar el COVID-19 el año pasado.
Abbott tampoco está experimentando síntomas, añade el comunicado.
«Todas las personas con las que el gobernador ha estado en contacto cercano hoy han sido notificadas. La primera dama de Texas, Cecilia Abbott, ha dado negativo en las pruebas», señala el comunicado.
En las últimas semanas, Abbott, de 63 años, ha expresado su preocupación por los inmigrantes ilegales que entran en su estado desde México y que pueden tener COVID-19, emitiendo una orden a finales del mes pasado para restringir las entradas en la frontera de Texas.
«El dramático aumento de los cruces ilegales de la frontera también ha llevado a un aumento dramático de los casos de COVID-19 entre los migrantes ilegales que se han abierto camino en nuestro estado, y debemos hacer más para proteger a los texanos de este virus y reducir la carga en nuestras comunidades», dijo Abbott en un comunicado. «Esta orden ejecutiva reducirá el riesgo de exposición al COVID-19 en nuestras comunidades».
Abbott, de 63 años, también dijo que no impondrá ordenes en torno a las mascarillas y las vacunas, aunque algunos distritos escolares lo han desafiado y están obligando a los niños a usar mascarillas.
El gobernador ha dicho a menudo que los padres, y no los funcionarios del gobierno, deben decidir si los estudiantes deben usar mascarillas. Esto contrasta con la recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, con información) de que los niños lleven cubiertas faciales en clase, independientemente de su estado de vacunación.
Mientras tanto, un estudio de la Universidad de Florida publicado en junio descubrió que las mascarillas de los niños pueden albergar otros numerosos patógenos peligrosos, entre ellos bacterias que causan meningitis, neumonía y difteria.
Según el rastreador de COVID-19 de los CDC, el promedio de siete días de muertes por el virus del PCCh en Estados Unidos es de unas 550 hasta el 16 de agosto. Durante varios puntos máximos de COVID-19 en la primavera de 2020 y durante el invierno anterior, hubo periodos en los que el promedio de siete días de muertes fue de más de 2200 y 4100, respectivamente.
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