El gobernador de Florida, Ron DeSantis y los legisladores de EE. UU., Mario Díaz-Balart (R-FL) y Marco Rubio (R-FL), reaccionaron este domingo en contra de una reunión que se habría celebrado el sábado entre una delegación de funcionarios de alto rango de EE. UU. y el régimen de Nicolás Maduro, según informó The New York Times.
Tras la noticia del New York Times el sábado sobre la reunión, Reuters informó que los funcionarios estadounidenses y venezolanos habrían sostenido una ronda de conversaciones el sábado con miras a aliviar las sanciones impuestas petroleras contra el régimen, que habría finalizado con pocos avances y no está claro si se realizará una nueva reunión, informaron fuentes familiarizadas al tema a la agencia de noticias.
El viaje habría sido parte de un intento estadounidense para aislar al presidente ruso Vladimir Putin, sancionado por EE. UU. y Europa como consecuencia de la guerra con Ucrania. Algunos analistas han sugerido que aliviar las sanciones a Venezuela podría proporcionar una fuente alternativa de suministro de energía global, sin embargo, los críticos dicen que no se debe permitir que el régimen de Maduro se beneficie sin cambiar su comportamiento.
La delegación estadounidense habría estado encabezada por Juan González—el principal asesor para América Latina de la Casa Blanca—y el encargado de Negocios para la Oficina Externa de EE. UU. en Venezuela, James Story, los cuales mantuvieron conversaciones en el palacio de Miraflores con el líder de la dictadura venezolana, Nicolás Maduro y su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, dijeron las fuentes a Reuters.
El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, fue uno de los primeros líderes republicanos que criticó de manera severa a la administración Biden tras la supuesta reunión, diciendo «está mal que la administración Biden mendigue petróleo de Venezuela y legitime el régimen comunista de Maduro durante una visita oficial», a través de Twitter el 6 de marzo.
«Estados Unidos debería responsabilizar a Maduro mientras aumenta la producción de energía interna para que no tengamos que depender de regímenes hostiles para obtener energía», agregó.
Por su parte, el congresista Mario Díaz-Balart (R-FL) dijo «es indignante que mientras Putin asesina despiadadamente a mujeres y niños, la administración Biden esté tratando de hacer tratos con otros tiranos asesinos en Venezuela e Irán», agregando que el presidente Biden debería defender «la libertad y los derechos humanos, y no enriquecer descaradamente a regímenes malévolos».
También el senador, Marco Rubio (R-FL), criticó el domingo a la administración Biden por «las charlas secretas de Biden con el régimen de Maduro» y dijo que no se trataba de reemplazar el petróleo de Rusia.
«La industria petrolera de Venezuela es un desastre que produce el 10 % de lo que exporta a Cuba. Ucrania es solo una excusa para los exempleados pro-izquierdistas de Obama que querían acercarse a Maduro y Cuba», agregó.
EE. UU. y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas en el 2019, luego que Maduro tomara el poder del país tras unas elecciones cuestionadas y la administración Trump reconociera al líder opositor, Juan Guaidó, como presidente encargado de Venezuela.
Por su parte, la administración Biden ha insistido en que no levantará las sanciones al régimen, incluso en el vital sector petrolero venezolano, a menos que Maduro tome medidas concretas para realizar unas elecciones libres.
Los diputados venezolanos opositores habían rechazado la alianza de Maduro con Rusia para invadir Ucrania, instando a los gobiernos democráticos a tener en «claro el grave peligro geopolítico” en la región y que actuaran contra la escalada rusa, antes de que ocurriera la invasión rusa en Ucrania el pasado 24 de febrero. Esto tras una serie de acercamientos por parte de Rusia hacia el régimen Venezuela a inicios de año.
Con información de VOA.
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