Autoridades colombianas confirmaron este lunes el hallazgo de los cadáveres de una pareja de recién casados que estaba desaparecida desde el pasado viernes cuando se dirigían a Palomino, una zona turística del Caribe situada cerca de Santa Marta y muy frecuentada por extranjeros.
El alcalde de Santa Marta, Rafael Martínez, informó que en la mañana de este lunes fueron hallados los cuerpos de la bióloga Natalia Jiménez y de su esposo Rodrigo Monsalve, oriundos de Bogotá.
«Estamos adelantando las investigaciones y ofrecemos una recompensa de 50 millones de pesos (unos 15,100 dólares) a quien nos ayude con informaciones que conduzcan a los autores de este asesinato», manifestó el alcalde.
Martínez consideró ilógico «que dos personas que van en una actividad turística tres días después aparezcan ultimados (asesinados) e incluso con capuchas en la cara».
Las primeras informaciones indican que la pareja fue hallada por campesinos del sector de Perico Aguao, localizado en la carretera que lleva de Santa Marta, capital del departamento de Magdalena, a Palomino.
El alcalde y autoridades policiales se trasladarán al lugar donde fueron encontrados los cadáveres para analizar la situación.
La aldea de Palomino, situada en el departamento de La Guajira, a 80 kilómetros de Santa Marta, es un paraíso con playas de fina arena blanca, cálidas aguas azules y vegetación frondosa que la han convertido en refugio para el descanso de extranjeros y en uno de los destinos más cotizados del país.
El acceso se hace por una estrecha carretera de tierra que parte de la Troncal del Caribe y se adentra unos 500 metros flanqueada por posadas y hostales de todo tipo que ofrecen servicios de hospedaje y alimentación.
Según informaciones de familiares de las víctimas, la pareja, que estaba en luna de miel, se movilizaba en un vehículo de su propiedad por la Troncal del Caribe cuando fueron interceptados por desconocidos que al parecer los secuestraron.
En el momento del hecho, el viernes al caer la tarde, la bióloga estaba hablando por teléfono con su padre, quien de repente escuchó gritos de su hija y voces de desconocidos que los amenazaron de muerte, tras lo cual se cortó la comunicación.
Natalia Jiménez, de 35 años, era directora del proyecto Magdalena–Cauca Vive, de la Fundación Natura, dedicada a la conservación, uso y manejo de la biodiversidad, y se había destacado por sus acciones de defensa de las especies animales de la región.
Por su parte, su esposo Rodrigo Monsalve, de 40 años, era antropólogo y trabajaba como pinchadiscos en Santa Marta, según amigos de la pareja.
En el sector en donde se produjo el doble asesinato han reaparecido últimamente distintas bandas criminales dedicadas principalmente al narcotráfico.
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«Estaba horrorizada… no sabía que algo así podría pasarle a alguien».
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