Se ha registrado la menor cantidad de estadounidenses ingresados en el hospital que dan positivo en la prueba del COVID-19 desde agosto de 2020, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Las nuevas admisiones bajaron hasta 1569 el 29 de marzo, por debajo de las más de 21,000 diarias de mediados de enero, muestran los datos. El anterior mínimo fue el 23 de junio de 2021, cuando se hospitalizaron 1829.
Las hospitalizaciones han sido un punto de referencia clave para medir la gravedad de la pandemia. En las últimas semanas se han abandonado varias medidas federales, estatales y locales para mitigar la propagación. Algunos expertos han argumentado que las medidas, como el uso de mascarillas en público y el cierre de escuelas y empresas, eran ineficaces.
Las bajas cifras se producen a raíz de la variante ómicron del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), que causa el COVID-19. Esta variante ha demostrado ser altamente infecciosa y capaz de superar las respuestas inmunitarias inducidas por la vacunación. Durante los días de mayores cifras de enero, entre 700,000 y 800,000 personas al día dieron positivo, varias veces más que en anteriores olas de infecciones. La variante también parece ser menos letal. El invierno pasado, más de 240,000 muertes se atribuyeron al COVID-19 desde diciembre de 2020 hasta febrero de 2021. Este invierno, hubo alrededor de 160,000 muertes en el mismo período. El invierno pasado, sin embargo, solo un porcentaje de la población estaba vacunada. Este invierno, fue cerca del 65%.
El número de personas que reciben la primera dosis de la vacuna ha caído por debajo de 50,000 al día en las últimas semanas, el más bajo desde diciembre de 2020, cuando las vacunas acababan de estar disponibles, según los datos de los CDC.
No está claro cómo se comportará el virus a partir de este momento. Algunos expertos predicen que se convertirá en «endémico», llegando en ola estacionales cada año y posiblemente volviéndose menos virulento con el tiempo. De momento, no parece que haya otra variante que sustituya a ómicron.
Más de un millón de muertes y casi 80 millones de infecciones se han relacionado con el COVID-19 en Estados Unidos.
Los datos de los CDC tienen sus limitaciones. Recientemente, la agencia eliminó más de 72,000 muertes de su recuento, diciendo que fueron contadas erróneamente como relacionadas con el COVID-19. Florida, sin embargo, argumentó que su parte de esa cifra, alrededor de 20,000, estaba de hecho relacionada con el COVID-19 y debía ser añadida de nuevo.
Desde el inicio de la pandemia, la consistencia de los datos ha sido un problema. Los CDC han cambiado repetidamente sus orientaciones sobre cómo deben notificarse los casos y las muertes, y las clasificaciones también han diferido de un estado a otro e incluso de una localidad a otra.
El año pasado, el condado de Santa Clara, en California, redujo su recuento de muertes por COVID-19 en un 22%, alegando un cambio de criterios. Antes de eso, su recuento incluía a las personas que murieron mientras estaban infectadas por el virus, incluso si éste no contribuyó a su causa de muerte.
El cercano condado de Alameda también redujo el número de muertes en un 25%.
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