Inversiones chinas en Panamá inquietan en temas de corrupción y seguridad para la región

Por Frank Fang - La Gran Época
05 de diciembre de 2018 4:06 PM Actualizado: 05 de diciembre de 2018 6:01 PM

China y Panamá firmaron múltiples acuerdos de cooperación después de la reciente visita del mandatario chino Xi Jinping al país centroamericano. Los expertos, sin embargo, están expresando su preocupación de que una relación más estrecha entre los dos países podría ser perjudicial para los intereses tanto de Panamá como de Estados Unidos.

Xi llegó a Panamá el 2 de diciembre para una visita de 24 horas durante la cual se reunió con el presidente panameño, Juan Carlos Varela. Los dos líderes firmaron 19 acuerdos de cooperación en comercio, infraestructura, bancos, educación y turismo, según Reuters. Uno de los acuerdos requiere que China proporcione ayuda no reembolsable a Panamá para llevar a cabo los diferentes proyectos; la cantidad no fue revelada.

Varela también expresó su apoyo a una participación continua de Panamá en los proyectos relacionados a la iniciativa de Beijing de «Un Cinturón, Una Ruta» (OBOR, también conocido como Cinturón y Ruta), de acuerdo a los informes del medio estatal chino Global Times.

Beijing anunció por primera vez a OBOR en 2013, en un intento por aumentar su influencia geopolítica a través de redes comerciales, con inversiones por miles de millones de dólares en países de Asia, Europa, África y América Latina.

Preocupaciones de corrupción

El economista panameño Eddie Tapiero expresó su preocupación por la relación con China mientras hablaba en un programa de noticias de la emisora panameña TVN.

“Esto nos llama a ser más exigentes en ámbitos de transparencia, corrupción y la ley. Si eso no se da, la iniciativa [con la inversión china] no trabajaría porque se perderían los fondos», dijo Tapiero, y «los requerimientos para potenciar a Panamá no se dieran”.

Si bien Tapiero no dio detalles sobre cómo podría producirse la corrupción, se sabe que el OBOR de China fomenta la corrupción en países con instituciones débiles, mientras que beneficia al régimen chino y perjudica los intereses locales. Un ejemplo es Malasia, cuyo recién elegido Primer Ministro, Mahathir Mohamad, canceló unos USD 23.000 millones en proyectos de infraestructura de OBOR en agosto después de que su predecesor fue acusado de corrupción y lavado de dinero en relación con la financiación de estos proyectos.

Miguel Antonio Bernal, un profesor de derecho y candidato a las elecciones presidenciales de Panamá en 2019, expresó su preocupación por la transparencia y dijo: «Están en ese plan de colonización, y no tenemos la capacidad profesional para resistirlo. Somos como una hormiguita y queremos tener relaciones con un elefante», según un artículo del 2 de diciembre del canal de noticias por cable en español con sede en Estados Unidos, Univision.

Inversiones chinas

Las empresas chinas han invertido mucho en Panamá en los últimos años. Por ejemplo, el Grupo Landbridge de China, bajo la iniciativa OBOR, recibió en mayo de 2017 el contrato para expandir el puerto más grande de Panamá, el Puerto de Contenedores de Colón, por aproximadamente mil millones de dólares. La firma comenzó la construcción en junio de 2017, según la prensa estatal de China.

Un buque portacontenedores perteneciente a Cosco, la compañía estatal de transporte marítimo de China, cerca de la ciudad de Panamá, el 2 de mayo de 2017. (Rodrigo Arangua/AFP/Getty Images)

En julio de 2018, la empresa estatal China Communication Construction y su filial China Harbour Engineering ganaron la licitación para construir un nuevo puente sobre el Canal de Panamá, con un contrato de USD 1420 millones.

En un artículo publicado el 21 de septiembre, Global Americans, una plataforma sin fines de lucro que proporciona noticias y análisis sobre América Latina, señaló varios casos de compañías chinas a las que se les adjudicaron contratos públicos en circunstancias dudosas.

China Harbour Engineering, por ejemplo, se le adjudicó el contrato del puente tras el «retiro inexplicable de uno de los competidores del proceso de licitación». Además el diseño final de la compañía se parecía mucho al presentado por el competidor que perdió la oferta.

Un buque de carga navega por el Canal de Panamá, el 23 de marzo de 2015. (RODRIGO ARANGUA/AFP/Getty Images)

Intereses de Estados Unidos

Tanto Estados Unidos como China dependen mucho del Canal de Panamá para el comercio. La ubicación geográfica de Panamá es importante para ambos países. Según las estadísticas de la agencia gubernamental Autoridad del Canal de Panamá para el año fiscal 2018, Estados Unidos fue el principal usuario del canal, con alrededor del 68 por ciento del comercio total que se dirige hacia o desde el país. China ocupó el segundo lugar con un 16 por ciento.

La Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de China (USCC) del Congreso de Estados Unidos emitió un informe en octubre sobre las relaciones de China en América Latina y el Caribe, advirtiendo sobre los desafíos planteados por la inversión de China en la región. El informe concluye que reduciría la influencia estratégica de Estados Unidos en la región, disminuiría las relaciones de seguridad regional de Estados Unidos y socavaría la promoción de normas internacionales como la democracia y las prácticas laborales más justas.

China está actualmente construyendo instalaciones portuarias en ambos extremos del Canal de Panamá, el puerto de Balboa y las terminales de cruceros de Amador cerca de la entrada que conecta con el Océano Pacífico, y la Terminal de Contenedores de Colón y el Puerto de Contenedores de Panamá-Colón en la entrada del Océano Atlántico.

El informe de la USCC incluye comentarios del almirante de la Marina Kurt W. Tidd -comandante del Comando Sur de EE. UU.- de febrero de 2018, quien afirmó que el «mayor acceso a los puntos de acceso globales que son claves, como Panamá, crea vulnerabilidades comerciales y de seguridad para Estados Unidos».

El informe de USCC cuestiona la viabilidad económica de algunos de los proyectos chinos, incluida la Terminal de Cruceros de Amador de USD 167 millones, que «no se encuentra en ninguna de las principales rutas de cruceros».

La gente pasa frente a una tienda de Huawei en Beijing el 20 de julio de 2015. El gigante de los equipos de telecomunicaciones chinos domina el mercado de la tecnología inalámbrica 5G, como parte de los objetivos de Beijing para lograr la autosuficiencia tecnológica. (Greg Baker/AFP/Getty Images)

Huawei, ZTE

Mientras tanto, las principales firmas de telecomunicaciones de China están avanzando en Panamá. R. Evan Ellis, profesor de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) de la Escuela de Guerra del Ejército estadounidense, predice que Huawei y ZTE serán los proveedores dominantes de infraestructura y servicios de telecomunicaciones en América Latina y el Caribe, con un «estatus cercano al monopolio», eclipsando a los proveedores locales para 2050.

Tal dominio, según Ellis, le daría a China «una capacidad virtualmente ilimitada para recopilar inteligencia empresarial o tecnologías apropiadas para dejar en una posición injusta a las empresas con base en la República Popular China», dijo en un informe publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Estados Unidos, el 21 de noviembre.

El dominio de las dos empresas también podría comprometer «virtualmente a cualquier líder militar, gubernamental o empresarial en la región, para obtener de ellos valiosa inteligencia política y militar», dijo.

A Huawei incluso se le otorgó recientemente un contrato para instalar un sistema de vigilancia en las calles, con cámaras de reconocimiento facial conectadas a una red de datos con sede en la ciudad de Colón, lo que permite al gobierno de Panamá imitar el sistema de vigilancia masivo de China, donde millones de cámaras monitorean a los ciudadanos en todo el país y han sido utilizadas para suprimir a disidentes. El sistema de Panamá también estaría conectado a las oficinas gubernamentales de defensa, migración, departamento de bomberos y servicio de ambulancia.

Beijing ha implementado especialmente tecnología avanzada de vigilancia en Xinjiang como parte de sus esfuerzos para monitorear y perseguir a los musulmanes uigures y otras minorías étnicas. Beijing ahora está exportando sus tecnologías de vigilancia a otros países.

Muchos gobiernos de todo el mundo, incluidos los Estados Unidos y Australia, han expresado su preocupación por los equipos y teléfonos fabricados por Huawei y ZTE. El Pentágono emitió una orden en mayo de 2018 para remover todos los teléfonos de estas dos compañías de las tiendas en bases militares estadounidenses, por la preocupación de que esos dispositivos pudieran usarse para espiar al Ejército.

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