Altos funcionarios israelíes han decidido esta semana suprimir el pasaporte de la vacuna COVID-19, «pase verde», del país para restaurantes, hoteles, gimnasios y teatros.
Israel, que actualmente es una de las naciones más vacunadas del mundo, se convirtió el año pasado en uno de los primeros países del mundo en imponer dicho mandato.
La actualización de la política entrará en vigor el domingo 6 de febrero, según informó el gobierno del primer ministro Naftali Bennet, a la espera de la aprobación de una comisión parlamentaria. Sin embargo, la política de presentar la prueba de vacunación seguirá intacta para eventos como fiestas o bodas.
«Continuar con el pase verde de la misma manera puede crear falsas garantías», dijo a la AFP Nadav Davidovitch, experto del gobierno del primer ministro. «No reduce las infecciones en espacios cerrados como los teatros. Debe utilizarse principalmente en lugares de alto riesgo como hospitales, asilos o eventos en los que se come, se canta y se baila».
Anteriormente, algunos ministros israelíes han argumentado que no hay justificación epidemiológica para ampliar el sistema de pasaportes de vacunación, que señalaron que es ineficaz para animar a los reacios a vacunarse.
El ministro de Finanzas, Avigdor Lieberman, escribió recientemente en Twitter: «Lo he dicho antes y lo volveré a decir: No prorrogaremos el pase verde más allá del 6 de febrero, ni siquiera por un segundo».
Se han realizado pocos estudios, si es que hay alguno, para determinar si los pasaportes de vacunación realmente reducen el número de casos, hospitalizaciones o muertes por COVID-19. Algunos estudios han demostrado que los sistemas de pasaportes pueden aumentar la aceptación de las vacunas en los países que los han implantado.
Mientras tanto, un análisis reciente publicado por la influyente Universidad John Hopkins descubrió que las medidas de cierre contra el COVID-19 no contribuyeron a reducir el número de muertes. Los cierres impuestos en Estados Unidos y Europa hicieron que la tasa de mortalidad disminuyera un 0.2% en promedio, mientras que las quedarse en casa hicieron que la tasa de mortalidad disminuyera un 2.9% en promedio.
“Si bien este metaanálisis concluye que los cierres han tenido pocos o ningún efecto sobre la salud pública, estos han impuesto enormes costes económicos y sociales en los lugares donde se han adoptado”, escribieron los investigadores.
Los pasaportes de vacunas han sido señalados por grupos de defensa de las libertades civiles como una posible violación del derecho a la privacidad de las personas. Algunos críticos también han argumentado que las órdenes crearán una sociedad de dos niveles: personas vacunadas y no vacunadas.
En Estados Unidos, varias ciudades importantes, como Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Washington D.C., San Francisco, Nueva Orleans y varias más, han impuesto pasaportes de vacunación en restaurantes, gimnasios y lugares similares.
El COVID-19 es la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
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