Joe Biden dice que se pondría la próxima vacuna contra el virus del PCCh si los científicos la aprueban

Por MASOOMA HAQ
07 de Septiembre de 2020 8:11 PM Actualizado: 07 de Septiembre de 2020 8:11 PM

El candidato presidencia demócrata Joe Biden dijo el lunes que estaría dispuesto a ponerse la vacuna contra el virus del PCCh —siempre y cuando la vacuna fuera aprobada por los científicos.

Biden hizo el comentario durante una parada de su campaña en Lancaster, Pennsylvania. Biden hizo hincapié en que le gustaría ver “completa transparencia en la vacuna” y que le gustaría ver una vacuna lo más pronto posible.

“Pido a Dios que la tengamos. Si pudiera obtener la vacuna mañana, lo haría. Si me costara la elección, lo haría. Necesitamos una vacuna; la necesitamos ahora. Tan rápido como la podamos obtener. Tenemos que escuchar a los científicos”, dijo Biden a los periodistas el lunes.

Biden y otros demócratas dicen que les preocupa la credibilidad científica de la Administración de Alimentos y Medicamentos y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, así como su vulnerabilidad a la presión política del presidente Donald Trump.

La senadora Kamala Harris (D-Calif.), compañera de fórmula de Biden, sugirió durante una aparición en “State of the Union” de la CNN que no se aplicaría una vacuna aprobada por la administración de Trump.

“Creo que eso va a ser un problema para todos nosotros. Diré que no confiaría en Donald Trump”, dijo ella, añadiendo más tarde, “no creería en su palabra”.

El presidente Donald Trump y su administración lanzaron a mediados de mayo la “Operación Warp Speed” para probar y producir una vacuna contra el virus del PCCh antes de fin de año y posiblemente para el 1 de noviembre, antes de las elecciones.

Según la hoja informativa oficial, la “Operación Warp Speed (OWS, por sus siglas en inglés) tiene como objetivo entregar 300 millones de dosis de una vacuna segura y eficaz para el COVID-19 para enero de 2021, como parte de una estrategia más amplia para acelerar el desarrollo, la fabricación y la distribución de las vacunas, la terapéutica y el diagnóstico de COVID-19 (conocidas colectivamente como contramedidas)”.

Mientras tanto, Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), dijo en una carta del 27 de agosto que un obstáculo clave para la distribución de lo que podrían ser cientos de millones de dosis de vacunas destinadas a ser repartidas en todo el país era el tiempo que se necesita para obtener nuevos permisos y licencias para los sitios de distribución.

“Los CDC solicitan urgentemente su ayuda para agilizar las solicitudes de estas instalaciones de distribución”, escribió, añadiendo, “y, si es necesario, le pide que considere la posibilidad de prescindir de los requisitos que impedirían que estas instalaciones sean plenamente operativas para el 1 de noviembre de 2020”.

Redfield dijo que mientras las agencias federales de salud se preparan rápidamente para aumentar la distribución de vacunas en todo el país, se han asociado con la Corporación McKesson en la logística. Se espera que la compañía comience a enviar solicitudes de permisos a las agencias estatales de licencias en una escala masiva “en un futuro cercano”, lo que puede incluir la solicitud de permisos comerciales y de construcción pertinentes.

“El tiempo normal requerido para obtener estos permisos presenta una barrera significativa para el éxito de este urgente programa de salud pública”, escribió Redfield, añadiendo que se puede pedir a los estados que prescindan de ciertos requisitos para acelerar el proceso.

“Los requisitos que se les puede pedir que no apliquen para acelerar la distribución de la vacuna no comprometerán la seguridad o la integridad de los productos que se distribuyan”, insistió, añadiendo que acelerar los permisos será “crítico para este esfuerzo de salud pública para mitigar la amenaza presentada por COVID-19”.

Hasta ahora, se le ha atribuido al virus del Partido Comunista Chino (PCCh), que causa la enfermedad COVID-19, la muerte de unos 189,000 estadounidenses, según un recuento de la Universidad Johns Hopkins.

Con información de Tom Ozimek.


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