DEERPARK, N.Y. —Shen Yun es una de las compañías de artes escénicas más reconocidas del mundo. Sus espectáculos de arte clásico chino reciben una gran aclamación y cada año atraen a más de un millón de espectadores en todo el mundo.
Sin embargo, lo que muchos espectadores no saben es que el Partido Comunista Chino (PCCh) está llevando a cabo una campaña sistemática de acoso contra la compañía, tanto en todo el mundo como en Estados Unidos.
A lo largo de los años, el PCCh ha hecho todo lo posible por atacar a Shen Yun, una compañía artística con sede en Estados Unidos que trata de revivir la cultura tradicional china tal como existía antes de ser destruida en gran medida bajo el comunismo en China.
Recientemente, el PCCh condenó a cuatro años de prisión a la madre de uno de los principales bailarines de Shen Yun por sus creencias religiosas. En noviembre de 2022, la embajada china local presionó sin éxito al gobierno de la República Dominicana para que cancelara los espectáculos de la compañía. Esfuerzos similares este año en Corea del Sur hicieron que varios teatros no quisieran recibir al espectáculo.
También se han producido incidentes que ponen en peligro vidas humanas.
En 2021, dispararon contra un autobús que transportaba a los artistas en California. En otros incidentes, los neumáticos de los autobuses de la compañía han sido perforados de tal manera que podrían haber explotado en la carretera si no se hubiera detectado el sabotaje.
Sin embargo, el principal objetivo del PCCh han sido las escuelas y centros de entrenamiento de la compañía en un campus al sur del estado de Nueva York, situados en un lugar llamado Dragon Springs. Documentos internos del PCCh obtenidos anteriormente por The Epoch Times revelan que el PCCh dio órdenes de «atacar» el lugar «sistemática y estratégicamente».
En los últimos 15 años, el campus ha sido objeto de intrusiones, acoso y vandalismo.
Sin embargo, el intento más elaborado para atacar el campus ha sido una serie de demandas medioambientales que no han prosperado, iniciadas por un grupo vinculado a China.
El grupo, que opera como una organización sin ánimo de lucro llamada NYenvironcom, fue fundado por Alex Scilla, un estadounidense que vivió en China durante unos 15 años y mantiene intereses empresariales allí. Regresó a Estados Unidos en 2019 con lo que parece ser un enfoque singular, que es dirigir el grupo, que se dedica casi por completo a la campaña contra Dragon Springs. El grupo ha apoyado financieramente a una activista local, Grace Woodard, que también se convirtió en miembro de la junta. Los vínculos de Scilla con China fueron objeto de una investigación de The Epoch Times el año pasado.
NYenvironcom incluye como «socio» en su sitio web a una empresa con sede en China que lleva el nombre de Frontier Environ. Scilla creó la empresa en 2019, poco después de regresar a Estados Unidos y poner en marcha su organización sin ánimo de lucro. Su esposa, que es china, se desempeña como supervisora de la compañía, según muestran registros oficiales chinos. La empresa parece ser la única iniciativa empresarial de Scilla que podría brindarle una fuente de ingresos. Sin embargo, la empresa no parece realizar ningún trabajo real.
Scilla y Woodard han entablado una serie de demandas medioambientales sin fundamento contra Dragon Springs. Aunque todas las demandas fueron desestimadas en los tribunales, se utilizaron para suscitar una cobertura negativa en la prensa local.
No respondieron a preguntas anteriores sobre los vínculos del grupo con China y sus fuentes de financiación.
Demandas desestimadas
Woodard presentó la primera demanda en 2019, alegando que las mejoras en una de las entradas a la propiedad de Dragon Springs afectarían un humedal y dañarían su propiedad: un terreno baldío al otro lado de la carretera.
La demanda fue desestimada en 2020 por un juez de la Corte Suprema del Condado de Orange, que dictaminó que, de hecho, no había ningún humedal, que Woodard y sus codemandantes «no habían demostrado daño alguno» y que «no habían aportado, en ningún aspecto», pruebas que respaldaran sus afirmaciones.
Woodard apeló la sentencia al año siguiente y volvió a fracasar.
A principios de 2022, Scilla y Woodard presentaron una demanda alegando que Dragon Springs había vertido aguas residuales con coliformes fecales en un río local. Anunciaron la acción en una rueda de prensa y consiguieron que se publicaran varios artículos negativos sobre Dragon Springs en medios locales. La prensa china repitió inmediatamente la noticia.
Sin embargo, la demanda fue desestimada por un tribunal federal ese mismo año.
En su desestimación, el juez dictaminó que la carta de notificación requerida enviada por el grupo antes de presentar la demanda era insuficiente y demasiado vaga.
Eso no parece haber disuadido a Scilla y Woodard. Este año, el grupo de Scilla envió a Dragon Springs otra notificación de intención de demandar.
Pero, según los representantes de Dragon Springs, la nueva notificación vuelve a ser fallida.
«Su carta era tan incoherente e ilógica que ni siquiera se podía decir con certeza cuáles eran exactamente los alegatos», dijo George Xu, vicepresidente de Dragon Springs, a The Epoch Times.
«Los errores de esta última notificación de demanda se ajustan a un patrón muy claro. Las demandas anteriores que presentaron contra Dragon Springs fueron todas desestimadas porque se formularon en torno a afirmaciones obviamente falsas y conclusiones irracionales».
Según Xu, las demandas se utilizan en cambio para atacar el campus de la escuela y su desarrollo.
«No protegían de verdad el medio ambiente. En cambio, quieren hacer todo lo posible para inhibir nuestro desarrollo y generar noticias negativas sobre nuestro campus», afirmó. «Así que, mientras sus demandas fracasan ante la ley, siguen intentando aprovecharse de nuestro sistema legal para atacar a Shen Yun».
«Lo que resulta tan irónico de estas demandas infundadas es que, desde el primer día, nuestro campus se diseñó y construyó siguiendo el antiguo ideal chino de estar en armonía con la naturaleza».
«Somos administradores responsables y capaces de cuidar el medio ambiente, y nos tomamos esta responsabilidad muy en serio».
El grupo de Scilla tiene su sede a unas 40 millas de distancia, en New Paltz, Nueva York, un terreno fértil para la defensa del medio ambiente debido al cercano embalse de Ashokan, que suministra agua potable a la ciudad de Nueva York. Sin embargo, el grupo ha mostrado poco interés por las cuestiones medioambientales en su propia ciudad.
En cuanto a Woodard, su propio vecindario de Godeffroy lleva años luchando contra la proliferación de algas tóxicas en el lago Guymard. En 2021, el lago fue incluido en la «lista de aguas contaminadas» del Departamento de Conservación Medioambiental del Estado de Nueva York (DEC, por sus siglas en inglés) por sus excesivos niveles de fósforo. Ni NYenvironcom ni Woodard parecen estar interesados en esa cuestión.
Demanda «frívola»
La última carta de Scilla menciona muestras de agua con niveles elevados de coliformes, pero no está claro de dónde procede exactamente el agua ni cómo se contaminó.
El campus de Dragon Springs dispone de su propia planta de tratamiento de aguas residuales, que elimina las bacterias de las aguas residuales, incluidas las coliformes. Además, ninguna de las aguas residuales tratadas se vierte al río.
La planta funcionaba «de manera satisfactoria», según el informe de una inspección del DEC de septiembre de 2022 revisado por The Epoch Times.
Scilla y Woodard afirmaron ante el tribunal el año pasado que una muestra que mostraba una presencia elevada de coliformes se recogió en una «zona estancada» en el río Basher Kill adyacente a la propiedad de Dragon Springs. Las imágenes de las cámaras de seguridad revisadas por The Epoch Times indican que la «zona estancada» no existía en el momento en que supuestamente se recogió la muestra. Debido a la sequía, el río había retrocedido y la zona se había secado, excepto por algunos charcos.
«No se sabe qué puede haber estado empapándose en estos pequeños charcos aislados, dado que el área densamente arbolada está repleta de vida silvestre, y las heces de los animales también contienen coliformes», dijo Xu anteriormente a The Epoch Times.
Parece que Scilla y Woodard vuelven a referirse a esa muestra en su última carta.
«Esta última notificación contiene errores que rozan lo ridículo», dijo Xu.
«Las muestras que presentan están tomadas en charcos de la orilla del río que no tienen ninguna conexión con nuestra planta de tratamiento de aguas residuales. Su método de muestreo es muy cuestionable, no tiene una cadena de custodia creíble y sus afirmaciones carecen de la especificidad exigida por la ley para demandar en virtud de la Ley de Aguas Limpias. El asesor jurídico nos ha aconsejado que cualquier acción legal basada en lo que se presenta en este aviso no es viable y es, de hecho, frívola».
Estrategias del PCCh
Según Trevor Loudon, experto en infiltración comunista en Occidente, utilizar a grupos estadounidenses, leyes medioambientales u ordenanzas locales como herramientas para lograr sus objetivos sería totalmente propio del PCCh.
«Sabemos que los chinos utilizarán a grupos estadounidenses para ayudarles económica o militarmente», dijo Loudon a The Epoch Times en una entrevista el año pasado. «¿Por qué no iban a utilizar también a los estadounidenses para acabar con la oposición cultural?».
Si alguien con fuertes vínculos con China hace un esfuerzo concentrado contra la sede de Shen Yun, «la conclusión más obvia» es que el PCCh está involucrado, dijo.
Casey Fleming, CEO de BlackOps Partners y experto en contrainteligencia, coincidió en que una maniobra de este tipo sería típica del PCCh.
El régimen persigue las estrategias de «guerra sin restricciones» y «guerra híbrida», utilizando todos y cada uno de los aspectos de la sociedad como herramientas para lograr los mismos objetivos que en una guerra: derrotar y dominar al enemigo, dijo a The Epoch Times en una entrevista el año pasado.
«Utilizan todos los métodos: la ‘guerra religiosa’, la ‘guerra económica’, la ‘guerra de las drogas’, la ‘guerra educativa’, la ‘guerra familiar’, todo lo que se puedan imaginar», afirmó. «Así que sí, la cultura es absolutamente fundamental para que ellos desarticulen nuestra sociedad a fin de tomar el poder».
El activismo medioambiental también puede verse aprovechado con el fin de frustrar el desarrollo económico y servir de fachada para la recopilación de información, afirmó.
En los últimos años, el FBI ha prestado especial atención a investigar la influencia del PCCh en Estados Unidos.
El director del FBI, Christopher Wray, en un discurso pronunciado en julio de 2020 en el Instituto Hudson, dijo que «de los casi 5000 casos activos de contrainteligencia del FBI actualmente en curso en todo el país, casi la mitad están relacionados con China».
«Ahora hemos llegado a un punto en el que el FBI está abriendo un nuevo caso de contrainteligencia relacionado con China aproximadamente cada 10 horas», dijo.
Wray también advirtió que los diplomáticos chinos estaban apuntando a «funcionarios federales, estatales e incluso locales» en todo el país como parte de sus operaciones de influencia.
«Todas estas presiones aparentemente intrascendentes se suman a un entorno de formulación de políticas en el que los americanos se encuentran entre la espada y la pared con el Partido Comunista Chino», dijo Wray en su discurso.
Huir de la persecución religiosa
Shen Yun fue fundada por practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong, que sufren una dura persecución en China. La práctica consiste en ejercicios lentos, meditación y enseñanzas espirituales basadas en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia.
Falun Gong fue muy popular en China en la década de 1990, con entre 70 y 100 millones de practicantes en 1999, según estimaciones estatales. Sin embargo, esta popularidad fue percibida como una amenaza por algunos dirigentes del régimen comunista gobernante, que iniciaron una campaña al estilo de la Revolución Cultural para erradicar la práctica en 1999.
Los defensores de los derechos humanos estiman que millones de practicantes de Falun Gong han sido sometidos a encarcelamiento ilegal y tortura. En 2019, el Tribunal de China, con sede en Londres, concluyó que el régimen chino había estado sustrayendo sistemáticamente los órganos de los prisioneros de conciencia durante años y «a una escala significativa», siendo el objetivo principal los practicantes de Falun Gong.
El campus de Dragon Springs ha servido en parte como santuario para quienes escapan de la persecución y ha sembrado una importante comunidad china en la zona.
El campus es una maravilla arquitectónica. Incluye un templo budista al estilo de la dinastía Tang, construido con la antigua técnica de juntas de madera entrelazadas, sin usar clavos ni tornillos. También alberga espacios de ensayo para Shen Yun y dos escuelas de arte, la Academia de Artes Fei Tian y el Fei Tian College, que enseñan danza clásica y música chinas, música orquestal y canto lírico.
«Esencialmente, Dragon Springs es el único lugar del mundo donde existe y se nutre un espectro tan amplio de auténtica cultura china, libre de toda influencia comunista», declaró Xu a The Epoch Times.
«Todo nuestro trabajo aquí en Dragon Springs muestra al mundo lo maravillosa que era la cultura china antes de que fuera sofocada por el PCCh, y por eso el PCCh tiene tanto miedo de nuestro sitio. […] Nuestra mera existencia lo expone como el tirano y el fraude que es».
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