Alec era un corredor de fondo de nivel estatal. Empezó a correr en séptimo curso y continuó hasta el instituto. Ganó el campeonato estatal en su primer año de instituto.
Olvidé por qué vino a verme ese día, pero durante la visita me dijo que el fin de semana siguiente iba a correr en la competición estatal de cross. Estaba radiante y se ruborizó al añadir: «Soy favorito para ganar».
«Tu padre debe estar muy orgulloso de ti», le dije.
Se miró los pies y murmuró: «Nunca me ha visto correr».
«Oh, lo siento. ¿Vive lejos?»
«No, vive en la ciudad, pero dice que está demasiado ocupado para venir a un encuentro. En realidad, solo le he visto dos veces desde que empecé el instituto». Luego, tratando de excusar a su padre, añadió: «Solo tenía 5 años cuando él y mamá se divorciaron. No forma parte de mi vida. Aunque me gustaría que lo fuera».
«Lo siento por tu padre», dije. «Se está perdiendo de conocer a su propio hijo y, por lo que veo, a un hijo realmente grandioso».
No puedo imaginar nada tan triste como que un hombre no conozca intencionadamente a su propio hijo. El placer que sentimos los padres con cada uno de sus logros es incomparable con cualquier cosa que logremos nosotros mismos.
«Quiero conocer a mis hijos y formar parte de su vida», explicó Alec. Luego volvió a agachar la cabeza y dijo: «Pero he oído, y leído también, que los niños se convierten en sus padres, así que supongo que no puedo controlar realmente qué clase de padre seré, si es que llego a serlo».
«Bueno, hay algo de verdad en ese dicho», respondí, «pero puedes ser la persona o el padre que quieres ser, si te preocupas lo suficiente como para convertirte en el hombre y el padre que quieres y necesitas ser. Ser un buen padre es un gran esfuerzo. Sabes trabajar o no estarías corriendo el próximo fin de semana. Me parece que tienes la pasión necesaria para ser solo el tipo de hombre que quieras llegar a ser».
La influencia de las madres
Hace tiempo que se dan consejos sobre cómo ser un buen padre. El Antiguo Testamento nos advierte que el hijo no debe ser castigado por los pecados de sus padres (Deuteronomio 24:16), pero los pecados de los padres suelen recaer sobre los hijos. Pensemos en el Síndrome de Abstinencia Neonatal (NAS). Se produce cuando los bebés de madres drogadictas son desconectados de la placenta de su madre al nacer, lo que provoca irritabilidad infantil, temblores, vómitos, diarrea, mala alimentación, llanto inconsolable y, a menudo, convulsiones. Estos bebés deben permanecer en la UCI de recién nacidos durante muchos días, incluso semanas. En 2016, más de 31,000 bebés con NAS fueron atendidos en hospitales de Estados Unidos, según un estudio realizado por el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt. Muchos de ellos nunca tendrán una salud emocional, mental o física normal.
En contra de la creencia popular, muchas de estas madres no son adictas a las drogas callejeras, sino a analgésicos, tranquilizantes, sedantes u otros medicamentos recetados por el médico.
«Aunque algunos de estos bebés nacen adictos a la heroína u otras drogas callejeras, alrededor de un tercio son hijos de mujeres de clase media que se han vuelto silenciosamente adictas a los medicamentos recetados para problemas como el dolor de espalda crónico y la depresión», afirma la doctora Sabine Iben, neonatóloga de Cleveland.
Algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el virus del papiloma humano, que provoca verrugas genitales y cáncer de cuello uterino, boca, garganta y pene, pueden causar problemas considerables a los bebés. Durante el parto, una mujer infectada puede transferir el virus a su bebé, lo que provoca la aparición de múltiples verrugas en la garganta, la tráquea y los pulmones del bebé. La eliminación de estas verrugas es difícil, a menudo imposible, y la respiración puede verse tan comprometida que conduce a la muerte.
Asimismo, una madre embarazada puede contagiar a su bebé la sífilis, que puede afectar a todos sus órganos, incluidos el corazón y el cerebro. En Estados Unidos, el número de bebés nacidos con sífilis ha aumentado cada año desde 2013. Según un estudio realizado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, en 2020 nacieron 2,148 bebés con sífilis congénita. De ellos, 149 nacieron muertos o murieron de sífilis durante la infancia. Todas las mujeres embarazadas deben someterse a pruebas de sífilis y otras ETS al principio del embarazo.
La influencia del padre
Incluso antes del nacimiento, las actitudes y acciones del padre son importantes para sus hijos. Un estudio realizado en 2021 en Finlandia indica que el comportamiento prenatal del padre hacia el bebé que se está desarrollando predice su relación con el niño a los 4 meses de edad. Su actitud también predice la naturaleza futura de la relación padre─hijo.
Es bien sabido que si una madre está deprimida, sus hijos no tardan en deprimirse, y cuando ella se recupera, también lo hacen sus hijos. Un estudio de 2011 publicado por el Journal of Pediatrics descubrió que los padres deprimidos también llevan a los hijos a la depresión. En consecuencia, el tratamiento de la depresión paterna en cualquiera de los padres lleva a resolver la depresión de sus hijos, y el tratamiento temprano puede evitar que sus hijos desarrollen depresión.
El alcoholismo suele ser un problema tanto para los hombres como para las mujeres y afecta a los niños de muchas maneras. Hay varios genes que pueden conducir a la adicción al alcohol; se han identificado dos, el ADH1B y el ALDH2.
«Los estudios sobre gemelos en EE.UU. y Europa sugieren que aproximadamente entre el 45 y el 65 por ciento de la responsabilidad [de desarrollar alcoholismo] se debe a factores genéticos», según el artículo de Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology «Genetics and Alcoholism» (Genética y alcoholismo) de Howard J. Edenberg y Tatiana Foroud.
Pero recuerde que tener los genes puede superarse solo con evitar el alcohol. El alcoholismo es una enfermedad horrible y puede acarrear muchos problemas físicos, emocionales y, a menudo, financieros, y aumenta la probabilidad de divorcio. Los alcohólicos son más propensos a divorciarse, a sufrir abusos conyugales o a maltratar a sus cónyuges y/o hijos.
Hay muchos estudios que confirman el importante papel que desempeñan tanto la madre como el padre en la transmisión de su propia enfermedad a los hijos. Pero un estudio reciente muestra algo que a la mayoría de los padres les gustará oír. En este estudio, los juegos entre el padre y el hijo se asociaron con el desarrollo por parte del niño de una mejor memoria de trabajo, es decir, menos problemas, mayor capacidad y habilidad de la memoria. Este estudio se suma a las crecientes pruebas de la importancia de cualquier juego entre padre e hijo o de cualquier otra actividad realizada conjuntamente para el desarrollo de la memoria.
Ser un buen padre
Así que, volviendo a Alec. No sé por qué el padre de Alec decidió abandonarlo, pero sí sé que el fin de semana siguiente, Alec quedó primero en el encuentro estatal de campo a traviesa. Por segunda vez, ¡era el corredor campeón del estado! Me reuní con él en la línea de meta para felicitarle, pero antes de que pudiera estrechar su mano, me dio un abrazo empapado de sudor.
Conoció por un momento el sentimiento de ser un hijo, y me recordó una vez más lo que significa ser un padre. Y como en la mayoría de los encuentros entre padres e hijos, creo que este padre voluntario fue el que más ganó.
Gracias, Alec, por compartir esa mañana conmigo.
Si conoce a un niño o niña que no tiene un padre o una madre «de verdad», sea uno, aunque solo sea por un minuto. Le sorprenderá lo mucho que le apreciarán y lo bien que se sentirá.
Que Dios siga bendiciendo a usted y a su familia.
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