La posible confirmación de la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema podría jugar un papel positivo en los intentos de despolitizar la máxima corte de la nación, dijo la presidenta de la Judicial Crisis Network, Carrie Severino, a The Epoch Times.
La filosofía judicial de Barrett es uno de los factores importantes que influyeron en la decisión del presidente Donald Trump para nominarla y reemplazar a la difunta jueza asociada, Ruth Bader Ginsburg. Barrett es descrita como una originalista y analista de textos, una jueza que promete interpretar la Constitución de Estados Unidos o los estados en base a lo que los autores originales pretendían al momento de la ratificación y que le da peso al texto real de la ley.
Este enfoque judicial, dice Severino, es lo que podría ayudar a disipar el estado político actual en la Corte Suprema, ya que sería menos probable que los jueces inyecten sus preferencias políticas en las decisiones si se apegan al texto de la ley.
“Desde mi perspectiva, eso es un buen augurio para los intentos de despolitizar la corte, porque lo que trae la política al sistema es que la corte decida por sí misma los asuntos que se supone deben ser decididos por el pueblo estadounidense”, dijo Severino.
La Judicial Crisis Network es una organización conservadora que trabaja para confirmar a los jueces que se dedican a apegarse a la Constitución y al estado de derecho. El grupo ayudó a confirmar a los dos nominados de Trump a la Corte Suprema, como el caso de Kavanaugh, y lanzó varias campañas publicitarias para ayudar a la confirmación de Barrett.
Los jueces comenzarán a actuar como legisladores si tienen en cuenta que pueden actualizar la ley al interpretar el texto, dijo Severino. Esto conduciría a una pregunta de qué dirección debería tomar la ley, lo cual a su vez plantea interrogantes sobre si la preferencia política personal de un juez influiría en esa decisión.
Pero si un juez se considera apegado al texto de la ley, entonces es menos probable que importen sus propias ideas sobre lo que sería mejor en la ley o cómo funcionaría la ley, agregó.
“Porque ellos se van a limitar a las palabras reales que fueron escritas por nuestro representante electo”, dijo. “Eso refleja mejor lo que se supone que es nuestro sistema constitucional actual porque son nuestros representantes electos, no los jueces—que ni siquiera son elegidos—los jueces simplemente están leyendo las leyes, los legisladores son los que se supone que deben escribir las leyes».
Severino argumentó que si hubieran nueve originalistas en el estrado, el proceso de nominación a la Corte Suprema podría ser menos político de lo que ocurrió en los últimos años.
El proceso de nominación de la Corte Suprema “efectivamente casi se convierte en un sustituto de los debates legislativos sobre cuestiones de política. Eso no les pertenece en absoluto. Eso debería estar sucediendo en el proceso electoral de nuestros representantes de un sistema democrático, en lugar de cuando estamos tratando de elegir jueces cuyo rol se supone que es apolítico”, dijo.
El senador Mike Lee (R-Utah) planteó anteriormente el problema con The Epoch Times durante una entrevista con el programa «American Thought Leaders». Lee dijo que la extralimitación judicial, o el activismo judicial, que se observa actualmente en el poder judicial se debe en parte a la falta de alcance o la pasividad del Congreso hacia algunos temas.
Él dijo que el Congreso en muchos casos ha cedido su autoridad legislativa al poder ejecutivo del gobierno. Esto ha llevado a que los organismos ejecutivos, judiciales y administrativos amplíen su alcance para llenar el vacío dejado por los legisladores.
«De hecho, creo que somos una parte importante del problema», dijo Lee. “Hemos estado por debajo del alcance (…) Durante décadas hemos estado delegando nuestro poder, hemos sido pasivos en reaccionar a la extralimitación ejecutiva y judicial, pero peor aún, hemos habilitado, facilitado, e incluso hemos creado, en muchos casos, esa extralimitación ejecutiva».
El senador de Utah dijo que la gente se ha interesado más y se ha vuelto más emocional con respecto a las decisiones judiciales en las últimas décadas porque los jueces han asumido un papel más prominente en la resolución de ciertas disputas sociales, llevando los asuntos debatibles más allá de las disputas, y abordando cuestiones que normalmente se dejan para el ramas políticas del gobierno. El gobierno federal y los estados también han jugado un rol al pedir a las cortes que resuelvan sus disputas políticas.
En última instancia, esto ha dado lugar a una percepción pública de que las cortes están politizadas.
“Se supone que el poder judicial es la rama menos peligrosa porque mira por el espejo retrovisor”, dijo Lee. “No mira hacia adelante. En otras palabras, no está ahí como organismo de formulación de políticas. No está ahí para decir que así es como deberían ser y deben ser las cosas y que seguiremos adelante. [El poder judicial] está ahí para mirar por el espejo retrovisor en el sentido de decir, a partir de la fecha en cuestión, la ley decía X».
Lee también expresó su apoyo a un enfoque originalista o textualista para juzgar, diciendo que esto haría que los temas en disputa sean menos controvertidos y menos un ejercicio emocional.
Durante su discurso de aceptación a la nominación, Barrett se comprometió a interpretar la ley tal y como está escrita.
“Trabajé como secretaria del juez Scalia hace más de 20 años, pero las lecciones que aprendí todavía resuenan”, dijo. “Su filosofía judicial también es la mía: un juez debe aplicar la ley tal y como está escrita. Los jueces no son legisladores y deben estar decididos a dejar de lado cualquier punto de vista político que puedan tener», agregó.
Barrett fue elegida por el presidente Donald Trump para llenar la vacante dejada por la difunta jueza asociada, Ruth Bader Ginsburg. La mujer de 48 años ha estado sirviendo en la Corte del Séptimo Circuito y ha sido la favorita de muchos, especialmente entre los conservadores, por su filosofía judicial.
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