Hong Kong se vio sacudido este 11 de agosto por manifestaciones masivas y enfrentamientos entre los protestantes y policías, mientras los manifestantes cambiaban de táctica para poder reunirse, esparciéndose de la policía al estilo «flash-mob», en el décimo fin de semana consecutivo de disturbios.
Los manifestantes adoptaron recientemente una estrategia de dispersarse cuando eran presionados por la policía, para luego reunirse en otro lugar.
En respuesta, la policía disparó gases lacrimógenos y electrocutó a los manifestantes con bastones en varios lugares, desde bulevares de centros comerciales hasta calles llenas de bares; así mismo, la policía disparó gases lacrimógenos dentro de una estación de tren. Ellos acusaron a los manifestantes de lanzar bombas de gasolina.
Las protestas, que comenzaron hace más de dos meses en oposición a un proyecto de ley que permitía la extradición a China continental, han llevado a la ciudad a su crisis más grave en décadas, ya que sus residentes están enfurecidos contra la creciente invasión de Beijing.
Miles de manifestantes participaron en una manifestación pacífica en el Victoria Park por la tarde, mientras que otros manifestantes se reunieron en las calles de diferentes comunidades para buscar la retirada total de la ley.
Mickey, de 16 años, dijo que muchos de sus compañeros de clase optaron por sacrificar su tiempo de estudio por el «sueño» del futuro de Hong Kong, a pesar de no saber si eso conduciría a algún lado.
«Vimos que muchas personas que tuvieron el coraje de protestar, están perdiendo sus derechos», dijo a la oficina de La Gran Época en Hong Kong durante el mitin en Victoria Park.
«El gobierno nos llamó a los estudiantes de secundaria unos ‘amotinados’, pero solo vamos a las calles a ejercer nuestros derechos, y la policía simplemente dispersa a las personas con armas.
«La historia demostrará que lo que hicimos fue correcto».
En el aeropuerto internacional de Hong Kong, los manifestantes continuaron una protesta pacífica sentados en la sala de llegadas por tercer y último día.
Por la noche, la policía lanzó gases lacrimógenos en la zona turística Tsim Sha Tsui en el distrito de Kowloon y el distrito de Wanchai, conocido por sus bares y vida nocturna. Más tarde, la policía dijo que un oficial de Tsim Sha Tsui sufrió quemaduras en la pierna debido a una bomba de gasolina.
Según las autoridades del hospital, 13 personas resultaron heridas y fueron trasladadas al hospital el 11 de agosto, con dos personas en estado grave, informaron medios locales.
Una mujer manifestante en Tsim Sha Tsui, informaron los medios locales, recibió un disparo en el ojo derecho con una bolsa de frijoles redonda, que penetró a través de sus gafas.
La policía antidisturbios también desplegó gases lacrimógenos y balas de goma dentro de la estación de metro Kwai Fong. El video muestra a los oficiales disparando balas de goma a corta distancia y golpeando a los manifestantes con bastones.
La organización sin fines de lucro de Hong Kong, Civil Rights Observer, condenó el uso de bombas lacrimógenas por parte de la policía dentro de la estación de ferrocarril.
«Creemos que la práctica no solo fue un uso indebido y excesivo de la fuerza, sino que también amenazó la seguridad personal de los manifestantes y otros ciudadanos», dijo Civil Rights Observer en una publicación de Facebook. «De acuerdo con las pautas de seguridad del proveedor, el gas lacrimógeno solo se puede usar al aire libre o en un área bien ventilada».
Llamada británica
A principios de semana, el secretario de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, llamó a la presidente ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, para transmitirle su preocupación por las continuas protestas en la antigua colonia británica.
Raab condenó «los actos violentos de todas las partes pero enfatizó el derecho a la protesta pacífica» y «subrayó que la violencia no debería nublar las acciones legales de la mayoría», dijo la oficina de asuntos exteriores del Reino Unido en un comunicado.
Sugirió que Lam participe en un «diálogo político significativo» y que inicie «una investigación totalmente independiente sobre los acontecimientos recientes como una forma de generar confianza».
La llamada de Raab provocó la ira del régimen chino.
«El Reino Unido no tiene soberanía, jurisdicción ni derecho de supervisión sobre Hong Kong», dijo Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en una sesión informativa regular el 10 de agosto.
«Es un error que el gobierno británico haya llamado directamente a la presidente ejecutiva de Hong Kong para ejercer presión», dijo.
Mientras tanto, Cathay Pacific Airways, la aerolínea bandera de la ciudad de Hong Kong, dijo el 10 de agosto que suspendió a un piloto por «disturbios», y despidió a dos empleados de tierra por filtrar información de viaje para un equipo de fútbol de la policía de Hong Kong que debía volar a China.
La autoridad de aviación de China había exigido anteriormente que la aerolínea suspendiera a los miembros del personal involucrados en las protestas.
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