La policía china, acompañada por agentes de seguridad nacional y funcionarios de asuntos religiosos, realizaron una redada en una iglesia de la ciudad de Shenzhen, en el sur de China, el 25 de abril, apenas unos días después de que uno de los seguidores de la iglesia hablara con funcionarios del Departamento de Estado estadounidense.
La redada tuvo lugar el domingo por la mañana en la iglesia Trinity Gospel Harvest de Shenzhen, en el distrito de Longgang de la ciudad, mientras se celebraba un culto al que asistían unas 20 personas. Según el tuit de Shi Minglei, los funcionarios chinos no presentaron ningún documento legal para su redada, y se pudo ver en un video a un pastor y a algunos asistentes a la iglesia cuestionando por qué la policía infringió la ley para irrumpir en su iglesia.
Finalmente, 10 personas —dos pastores, un clérigo y siete feligreses— fueron detenidas y llevadas a una comisaría local de Shenzhen.
Shi solía asistir a misa en la iglesia antes de que ella y su hija de cinco años escaparan de China y llegaran a Estados Unidos el 7 de abril, con la ayuda del Departamento de Estado de EE. UU., la Embajada de EE. UU. en China y la organización cristiana sin ánimo de lucro estadounidense China Aid.
Su marido, Cheng Yuan, era el director de una organización no gubernamental china de servicios jurídicos llamada Changsha Funeng, que cofundó en 2016. En julio de 2019, Cheng y otros dos miembros de la organización, Wu Gejianxiong y Liu Yongze, fueron detenidos por los agentes de seguridad nacional de Changsha. Changhsa es la capital de la provincia de Hunan, en el sur de China.
Cheng, Wu y Liu fueron acusados posteriormente de «subvertir el poder del Estado», un delito que el Partido Comunista Chino (PCCh) suele utilizar para silenciar a los críticos del régimen comunista. En septiembre de 2020, fueron sometidos a un juicio secreto en el Tribunal Popular Intermedio de Changsha.
En un posteo de Facebook publicado el 9 de abril, Shi explicaba sus múltiples calvarios tras la detención de su marido. En una ocasión, fue interrogada por la policía secreta china durante más de 20 horas mientras era acusada también de «subvertir el poder del Estado». El 22 de julio de 2019, un agente de seguridad nacional de Changha no identificado amenazó a Shi con que su hija también sería sometida a un interrogatorio si no cooperaba.
El 23 de julio de 2019, los agentes de seguridad nacional de Changsha congelaron las cuentas bancarias de Shi y le quitaron sus documentos de identidad, incluido su pasaporte. Menos de un mes después, el 13 de agosto de 2019, dos agentes de la seguridad nacional de Changha mostraron a Shi un video en el que su marido les rogaba que la dejaran en paz.
«Querían que mi hija y yo nos convirtiéramos en sus rehenes, con la esperanza de silenciarme y coaccionar a Cheng Yuan para que se declarara culpable», escribió Shi.
El 20 de abril, Shi escribió en Twitter que ella y su hija habían tenido una gran reunión con funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos.
«Les expresé nuestro agradecimiento y aprecio por su continua atención y ayuda», escribió Shi.
En una entrevista concedida al periódico de Hong Kong Apple Daily el 25 de abril, Shi dijo que sospechaba que las autoridades chinas habían realizado las 10 detenciones como represalia por su reunión con los funcionarios estadounidenses, ya que nunca había ocurrido nada parecido en la iglesia.
Sin embargo, explicó que los pastores de la iglesia se encontraban desde hacía tiempo bajo la vigilancia de los agentes de seguridad nacional de Shenzhen. Los agentes les llamaban o se reunían con ellos en persona.
Es más, Shi dijo que había recibido mensajes de sus familiares que aún viven en China continental, diciéndole que estaban preocupados por su seguridad y la de su hija. El pariente también le advirtió que no volviera a reunirse con ningún funcionario estadounidense.
Las 10 personas que fueron detenidas fueron liberadas posteriormente, según Bob Fu, un pastor chino estadounidense que fundó China Aid.
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