A casi una semana de la arbitraria detención del activista cubano José Daniel Ferrer, el líder de la Unión Patriótica de Cuba dice que detrás de su arresto está el temor del régimen castrista al activismo y a la ayuda social que brinda su organización.
En una entrevista a The Epoch Times este jueves, Ferrer relató su reciente detención y explicó cuáles considera son las razones detrás de la acción del régimen.
El líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) dijo que su detención del 26 de febrero fue la culminación de ataques que tuvieron lugar la semana pasada, entre ellos que dos personas pertenecientes a la brigada especial del Ministerio del Interior del régimen lo golpearon y trataron de quitarle su celular mientras repartía alimentos a personas necesitadas en la sede de la UNPACU en Santiago de Cuba.
«Una de las cuestiones de nuestro activismo político y social que más molesta al régimen es la labor social, cuando alimentamos y atendemos a tantas personas. A pesar de que el régimen los amenaza con castigarlos, ellos siguen viniendo acá», dijo.
El día de su detención, dijo que a las 6:30 a.m. el régimen bloqueó el servicio celular por lo que él, su familia, y otros activistas de la sede sospecharon que algo ocurriría. A las 9:00 a.m., fuerzas del Ministerio del Interior del régimen vestidos de civiles y altos funcionarios llegaron al hogar de Ferrer y se lo llevaron detenido.
«Me sacaron violentamente por la parte de atrás de la casa y me llevaron para la primera unidad policial de Santiago de Cuba», narró.
Ferrer dijo que las fuerzas policiales pintaron la fachada de la sede de rojo tapando letreros que decían «Patria y Vida» y arrancando calcomanías del movimiento «Cuba decide». Sin embargo, los demás activistas y su familia utilizaron carbón para pintar de nuevo la frase «Patria y Vida» varias veces.
Ferrer estuvo detenido 10 horas. A las 4 p.m. dijo que una jueza de instrucción lo amenazó para que dejara su activismo.
«[Ella me dijo] que si continuaba con el activismo político y con el activismo social, que si continuaba reuniendo personas en la sede de la UNPACU, me iban a revocar la medida de prisión domiciliar durante 4 años y medio que me pusieron arbitrariamente en febrero del año pasado, y que me iban a internar en una prisión».
«Por supuesto, mi respuesta fue que ella podía dictar prisión de inmediato. Que 4 años y medio era muy poco tiempo para mí; que multiplicara la condena por 20 años porque no esperaba menos de ellos. Que me pasaran a prisión porque no le tengo miedo a la cárcel y mucho menos voy a parar nuestra labor por la democratización de Cuba y nuestro trabajo asistiendo a los más necesitados», dijo.
Ferrer fue liberado a las 7:30 p.m., sin embargo, el hostigamiento no paró allí.
Esa misma noche escuchó gritos de ofensas y en la madrugada arrojaron a su vivienda una mezcla de excrementos de cerdos, aguas albañales y asfalto.
En las últimas semanas, Ferrer ha sido uno de los muchos activistas por los derechos humanos que se ha sumado al apoyo de la popular canción «Patria y Vida», el cual dice que es un tipo de himno a la libertad para los cubanos dentro y fuera de la isla.
«El régimen está tan preocupado y asustado con ello que andan persiguiendo al que pone la canción», dijo.
«Creo que hay tres factores que hicieron que el tema musical impacte tanto a los cubanos: La letra es muy positiva, sin duda, llega mucho; la combinación de estos artistas muy exitosos, muy valientes y muy firmes; y [tercero] los cubanos estamos tan sedientos de libertad, de democracia, de respeto a los derechos humanos. Cualquier cosa que suene bien y que vaya en contra de la dictadura y a favor de la libertad lo acogemos con tal afecto, con tal cariño. Decimos: ‘Esto es mío y nadie me lo quita'», añadió.
Sin embargo, el activista cubano dijo no cree que esa haya sido la razón de su reciente detención.
«La labor social es lo que en verdad atemoriza mucho al régimen porque ven que nos convertimos en una alternativa del régimen».
“Si solamente hubiésemos tenido los letreros de ‘Patria y Vida’ y no pasaran tantas personas por aquí, quizás nos hubiesen tirado pintura (…) pero no hubiesen allanado, no hubiesen asaltado de esa manera la vivienda», añadió.
En un discurso sobre política exterior, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, dijo el miércoles que el gobierno de Biden no utilizaría “costosas intervenciones militares o intentar derrocar regímenes autoritarios por la fuerza”, sino que aplicarían la diplomacia.
Ferrer dijo que dicha postura le parece «muy poco profunda».
«Todos los pueblos que viven bajo regímenes totalitarios abogan por medios de lucha no violentos para lograr el retorno a la democracia, pero para que esto pueda funcionar también se necesita la solidaridad internacional, y que en una situación que ponga en peligro a los ciudadanos pacíficos, se cuente con la intervención de otras naciones», dijo.
«Digamos que el pueblo cubano comienza a levantarse poco a poco–cada vez más cubanos en las calles, cada vez más represión del régimen para evitar más protestas grandes a favor de la libertad, de la democracia y el respeto a los derechos humanos. Imaginemos que en un momento dado el régimen cubano decide hacer algo al estilo de la Plaza de Tiananmen–donde el régimen chino masacró a estudiantes y a manifestantes en aquella plaza–¿Cuál es la respuesta de Estados Unidos? La diplomacia. Decirles: ‘Te portaste mal y no estamos de acuerdo. Te vamos a censurar públicamente y vamos a emitir una declaración en contra de tu crimen'», ejemplificó Ferrer.
«Es importante que siempre quede claro el mensaje de que ante excesos, ante crímenes, Estados Unidos, y otras naciones estarán dispuestas a intervenir por razones humanitarias de inmediato», añadió.
«Porque, ¿Qué cosa es más censurable: Intervenir por razones humanitarias para impedir que continúe un baño de sangre protagonizado por una tiranía, o mirar desde lejos? Es tan culpable el que comete el crimen como el que pudo evitarla pero solo observó y emitió tibias declaraciones», afirmó Ferrer.
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