LONDRES – Los Institutos Confucio amenazan la libertad académica y difunden la propaganda comunista china por todo el mundo, advirtió un grupo político británico.
Es la primera vez que un grupo tan prominente de políticos británicos se pronuncia en contra de los Institutos Confucio (IC), a pesar de las serias preocupaciones planteadas durante años por Estados Unidos y Canadá.
Los críticos han mantenido durante mucho tiempo que los institutos son parte de las herramientas de propaganda del «poder blando» del estado comunista de China. Dicen que la libertad académica en los IC es limitada, que su fuente de financiación es opaca y que discriminan a las minorías religiosas.
La legisladora Fiona Bruce dijo que las pruebas presentadas a la Comisión de Derechos Humanos del Partido Conservador planteaban «cuestiones muy serias» sobre los Institutos Confucio.
«Acogemos con satisfacción y alentamos la enseñanza de idiomas y el intercambio cultural, pero creemos que es necesaria una revisión que permita evaluar si los Institutos Confucio representan una amenaza para la libertad académica, la libertad de expresión, otros derechos básicos y, de hecho, la seguridad nacional», dijo Bruce en una declaración.
Añadió que se deberían establecer medidas que exijan «transparencia y responsabilidad en cualquier acuerdo futuro entre las instituciones británicas y los Institutos Confucio».
El Partido Comunista Chino, que afirma que los Institutos Confucio promueven la lengua y la cultura chinas, tiene alrededor de 525 IC en todo el mundo y al menos 29 en Reino Unido. Están integrados en las principales universidades como Edimburgo, Liverpool, Manchester, Newcastle, Nottingham, Cardiff y University College London, junto con las 148 salones de clase denominados Confucius en las escuelas secundarias de todo el Reino Unido.
Su importancia para el régimen chino no puede ser exagerada. En 2016, su presupuesto era de 314 millones de dólares, y de 2006 a 2016 China gastó 2170 millones de dólares en Institutos Confucio, según su agencia de control Hanban.
En 2009, el ex zar de la propaganda del PCCh, Li Changchun, describió a los Institutos Confucio como «una parte importante de la estructura de propaganda china en el extranjero».
«El Instituto Confucio es una marca atractiva para extender nuestra cultura al extranjero», dijo Changchun. «Ha hecho una importante contribución para mejorar nuestro poder blando. La marca ‘Confucio’ tiene un atractivo natural. Usando la excusa de enseñar chino, todo parece razonable y lógico».
China tiene previsto abrir 1000 Institutos Confucio para 2020, según el sitio web de Hanban.
Restricciones estrictas
Los profesores de los Institutos Confucio de todo el mundo son empleados por China y están sujetos a las leyes chinas, que incluyen estrictas restricciones de expresión.
«El Instituto Confucio es una extensión del sistema educativo chino, directamente controlado por el régimen y con las mismas funciones ideológicas y propagandísticas que las escuelas y universidades de China», escribió el Dr. Tao Zhang de la Universidad de Nottingham Trent en su presentación a la Comisión de Derechos Humanos del Partido Conservador.
El sitio web de Hanban dice que los instructores de lengua china tienen que tener «entre 22 y 60 años, estar física y mentalmente sanos, sin antecedentes de participación en Falun Dafa y otras organizaciones ilegales, y sin antecedentes penales».
Requisitos como estos equivalen a una discriminación contra las personas de fe, y según la comisión es posible «que, dada la represión contra los cristianos, los budistas tibetanos y los musulmanes uigures en China, los empleados que son cristianos, budistas tibetanos o musulmanes podrían enfrentarse a la misma discriminación».
Rachelle Peterson de la National Association of Scholars dijo en su evidencia que Yin Xiuli, directora del Instituto Confucio de la Universidad de la Ciudad de Nueva Jersey, le dijo en 2016 que «no tocamos» temas como Taiwán, Tíbet y Falun Dafa.
La preocupación por los Institutos Confucio ha llevado a algunas universidades a poner fin o revisar sus relaciones con ellos.
En diciembre de 2018, la Universidad de Michigan anunció que no renovaría su contrato con su Instituto Confucio, citando «el deseo de incluir más ampliamente el trabajo de explorar y estudiar las artes visuales e interpretativas chinas».
En septiembre, el legislador de educación del estado australiano de Nueva Gales del Sur, Rob Stokes, dijo que le preocupaba la falta de transparencia de los Institutos y las posibles «influencias inapropiadas de las potencias extranjeras».
En febrero del año pasado, el director del FBI, Christopher Wray, reveló que la oficina estaba investigando a los Institutos Confucio.
«Compartimos esa preocupación por los Institutos Confucio. Hemos estado observando ese desarrollo durante un tiempo», dijo Wray.
En una página desclasificada de un informe de la CIA, la agencia advirtió que China coacciona a los académicos para que se autocensuren utilizando incentivos y desincentivos financieros.
«El PCCh a menudo niega visas a los académicos que critican al régimen, alentando a muchos académicos chinos a autocensurarse preventivamente para que puedan mantener el acceso al país del que depende su investigación», dice el informe, según el Washington Free Beacon.
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