Venezuela, reconocido como uno de los países con mayores reservas de petróleo del mundo, se está adentrando en aguas desconocidas y posiblemente turbulentas a causa de la escasez generalizada de gasolina que sufre en medio de la pandemia.
Expertos consultados por la Voz de América concuerdan en que el envío de cinco buques petroleros iraníes a Venezuela no es una acción normal de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa); y de momento, no se sabe cuáles serán las repercusiones.
Agencias de noticias reportaron la semana pasada que los buques El Clavel, Forest, Faxon, Fortune y Petunia, ya habían pasado el Canal de Suez, con dirección a Venezuela.
La capacidad total de los cinco barcos es de unas 175,000 toneladas métricas y el envío es valorado en unos 45.5 millones de dólares, según cálculos de la agencia AP.
Se espera que los buques lleguen a Venezuela a finales de mayo o principios de junio, de acuerdo a la agencia Reuters.
“Que lleguen unos tanques iraníes con una carga de gasolina no es lo que me preocupa. Lo que me angustia es el enorme problema de carácter geopolítico en el que puede quedar envuelta Venezuela”, afirma a la VOA José Toro Hardy, economista y exdirectivo de Pdvsa.
Toro Hardy señala que las relaciones con Irán comenzaron con el exlíder Hugo Chávez y se han ido profundizado. “Antes la única relación que Venezuela tenía [con Irán] estaba a través de la OPEP”, apunta.
El experto explica que los problemas del Medio Oriente se remontan a muchos años atrás, y considera que Venezuela siempre fue “neutral” frente a esta conflictividad, y debería mantenerse así, pero cree que la llegada de estos buques podría cambiar eso.
Un alto funcionario de la administración del presidente Donald Trump aseguró a la agencia Reuters que EE.UU. estaría evaluando qué acciones tomar ante este envío. Incluso, esta misma semana, el jefe del Comando Sur, el almirante Craig Faller, aseguró que ven con “preocupación” y “muy de cerca” las actividades entre Irán y Venezuela.
En una carta dirigida al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, este fin de semana, el canciller iraní Mohammad Javad Zarif aseguró que las interrupciones del envío de combustible serían ilegales, las llamó una forma “de piratería” y advirtió que tendrían consecuencias.
Este mismo jueves, el Pentágono negó estar planeando ninguna «operación» para impedir a los buques llegar a su destino.
Toro Hardy plantea un par de escenarios. Uno, que EE.UU. trate de frenar las embarcaciones y, argumentando tratados internacionales, revisarlos. “Si lo hace, e Irán no permiten que los revise, pueden desarrollarse problemas de otra naturaleza”, dice el experto.
Recuerda que en el pasado, Irán ha detenido cargueros internacionales en el Estrecho de Ormuz, lo que podría afectar el mercado petrolero, ya golpeado por la pandemia del virus del PCCh (comúnmente conocido como nuevo coronavirus).
Otra posibilidad, que Toro Hardy prevé, es que los petroleros sean revisados y los dejen pasar, “si la carga es solamente de gasolina, hasta por razones humanitarias, por la escasez de gasolina”.
Por su parte, Gilberto Morillo, exgerente de planificación financiera de Pdvsa, señaló a la VOA: “nuestros mercados naturales siempre han estado en este lado del hemisferio. También hay un tema de flete, del costo de enviar los productos”.
El especialista apunta que, años atrás, Pdvsa estaba calificada entre las empresas petroleras más completas del mundo, pues “siempre actuaba con lineamentos empresariales, sin conflictos con nadie”, mientras que Irán siempre ha sido más «desafiante».
“Es este gobierno que le ha dado esa orientación (a Pdvsa) y se ha metido en potenciales áreas de conflictos, como esta, que me parece muy seria”, apunta.
El presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó aseguró este miércoles que el tema iraní lo han utilizado “como un elemento de propaganda”.
Durante en un foro internacional, el también presidente de la Asamblea Nacional cuestionó cómo habría sido pagado, “presumimos que con oro procedente de extracción ilegal” y el hecho de que incorpora al país un conflicto hasta el momento ajeno, lo que “debe ser motivo de alarma también para la región”.
Cuando salió la noticia de los buques y la reacción de EE.UU., el canciller del régimen de Maduro, Jorge Arreaza, aseguró que la persecución de estos buques era una “violación flagrante de la ley internacional y de los derechos fundamentales de los venezolanos”.
Este mismo miércoles, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López indicó: “todos estos buques cuando entren a nuestra zona económica exclusiva serán escoltados por naves, buques y aviones de la FANB”.
El líder socialista, Nicolás Maduro, durante una transmisión en el canal oficial más tarde ese día, agradeció a Irán «todo el apoyo que están recibiendo», sin hacer mayor mención del envió.
Dolores Dobarro, abogada, profesora universitaria especializada en derecho petrolero, viceministra venezolana de energía y ex consultora jurídica de la OPEP, indicó a la VOA que este podría ser un envío puntual.
“Geopolíticamente va (a) ser interesante”, comenta Dobarro y asegura que lo ve como una “provocación”. “Son las declaraciones que siempre dan, porque además han sido hostiles las relaciones con Irán, y en este momento entre Venezuela, y EE.UU. desde hace algún tiempo”.
Es por ello, dice que: “una agresión en aguas internacionales trae unas implicaciones muy grandes que no estoy segura que EE.UU. le interese en este momento”.
“Trapito la emergencia”
Morillo explica que a pesar de que anteriormente la producción venezolana daba para satisfacer el consumo interno y exportar, ahora la producción es “muy pequeña”.
Expone que cada vez son menos quienes se arriesgan hacer negocios con el Estado venezolano, por lo que tienen que acudir a naciones tipo Irán, cuya empresa petrolera también está sancionada por EE.UU., “que están definitivamente actuando con un trasfondo político”.
Dobarro detalla que el parque refinador viene en declive desde hace por lo menos cinco años y que, antes de las sanciones, se podían conseguir algunos intercambios de crudo por productos, por lo que que este envío “puede solucionar como un trapito la emergencia”.
“Todas nuestras refinerías están paralizadas. La gasolina que venía llegando a Venezuela fundamentalmente la estaba coordinada por Rosneft”, agrega Toro Hardy.
Sin embargo, esto cambió cuando la petrolera rusa anunció en marzo la venta de todos sus activos en Venezuela a una compañía perteneciente al régimen ruso.
Toro Hardy afirma que, antes de la pandemia, se consumían entre 70,000 y 100,000 barriles diarios. Pero Morillo señala que la demanda, en medio de la cuarentena, es de aproximadamente 50,000 barriles diarios. Si la carga tiene 1,500,000 barriles de combustible, sería el equivalente de un mes de consumo.
“Estamos hablando de una cifra que no es sustancial en cuanto a la solución de la escasez energética de Venezuela”, apunta Toro Hardy.
Dobarro comenta además: “es paradójico que en un mundo que está sobrepopulado de crudo y productos, Venezuela no pueda comprar y no pueda comprar por la situación en la que se encuentra”.
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