Los demócratas en ambas cámaras del Congreso han enfatizado durante mucho tiempo la importancia de las políticas climáticas de su proyecto de ley de USD 3,5 billones; sin embargo, el senador moderado, Joe Manchin (D-W.Va.), sigue sin estar convencido, incluso cuando los demócratas se acercan a otro plazo legislativo a finales de octubre.
Para la mayoría de los demócratas en el Congreso, las políticas para reducir las emisiones de carbono y alejarse de los combustibles fósiles han sido una piedra angular de sus prioridades políticas durante meses.
Cuando el senador Bernie Sanders (I-Vt.), quien redactó el marco presupuestario original, presentó el proyecto de ley en el Senado, prometió una «transformación extremadamente agresiva… del sistema energético [de Estados Unidos] lejos de los combustibles fósiles». El marco presupuestario de Sanders asignó más de USD 250,000 millones a la medida.
Otras asignaciones multimillonarias en el proyecto de ley tienen el mismo propósito. Por ejemplo, millones se destinarían a la investigación y el desarrollo de autobuses y transbordadores de bajas a cero emisiones. Otra política del proyecto de ley proporcionaría fondos federales para construir nuevas estaciones de carga para autos eléctricos.
Fuera del proceso legislativo, el presidente Joe Biden ha estado buscando los mismos fines.
Al comienzo de su mandato, Biden detuvo la construcción del oleoducto Keystone XL. El presidente también impuso una moratoria a los nuevos arrendamientos para empresas de petróleo y gas natural en tierras federales.
Pero a Manchin, el votante clave, no le gustan estas políticas.
Manchin criticó las políticas en septiembre durante una aparición en CNN, cuando les dijo a los periodistas que las empresas ya estaban cambiando a energía limpia por su cuenta siempre que les era posible.
«Ahora [los demócratas] quieren pagarles a las empresas para que hagan lo que ya están haciendo», observó, y agregó que «no tiene ningún sentido para mí que tomemos miles de millones de dólares y paguemos a las empresas de servicios públicos por lo que van a hacer a medida que el mercado va cambiando».
El escepticismo de Manchin respecto a estas políticas tiene su origen en la preocupación por los efectos que podrían tener en su estado (Virginia Occidental), donde el carbón proporciona casi toda la electricidad del estado, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos.
En mayo de 2021, el carbón proporcionó casi cinco millones de MWh de electricidad a Virginia Occidental, mientras que la siguiente fuente más utilizada, el gas natural, proporcionó menos de 300 mil MWh. Las fuentes de energía verde en el estado proporcionan aún menos: la hidroeléctrica representa 134 mil MWh y las renovables no hidroeléctricas (como la biomasa, la solar y la eólica) sólo 106 mil MWh.
En otras palabras, casi el 91 por ciento de toda la electricidad en el estado proviene de la quema de carbón.
En una entrevista con una estación local de Virginia Occidental, Manchin rechazó la idea de que la industria del carbón de Estados Unidos estaba «contaminando el mundo y el clima». Argumentó que «no tiene ningún efecto en comparación con el impacto de Asia». Según la Agencia Internacional de Energía, China produjo casi el doble de dióxido de carbono que Estados Unidos en 2018.
Manchin argumentó que la industria del carbón «tiene que salvarse, porque el país no puede sobrevivir sin ella».
Específicamente, Manchin se opone a una política que otorgaría a las empresas de servicios públicos fondos federales para aumentar la proporción de energía limpia en su red eléctrica, una política que iría en detrimento de las empresas más pequeñas, basadas en carbón, de Virginia Occidental.
Pero los demócratas han insistido en estas políticas que buscan reducir las emisiones.
Biden dijo que espera que el país pueda reducir sus emisiones en un 50 por ciento para 2030. La resistencia de Manchin desde hace mucho tiempo a los esfuerzos demócratas que socavarían la industria del carbón solo hacen que ese objetivo sea más difícil de lograr.
La representante Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.), autora del controvertido Green New Deal, criticó a Manchin por su oposición a las disposiciones climáticas.
En un tweet, Ocasio-Cortez escribió: “No podemos promover una legislación que empeore la crisis climática… [quitando las disposiciones] de energía limpia en [el proyecto de ley de presupuesto]… abordemos la crisis climática. No podemos permitirnos arruinar… [la legislación]”.
Y continuó: «Cualquier negociación sobre el clima debe garantizar que saldremos con un resultado climático positivo. Y ese cálculo de las emisiones no puede ser informado por los cabilderos de los combustibles fósiles, que ni siquiera cuentan el metano».
La senadora Tina Smith (D-Minn.) dijo que estaba abierta a las negociaciones sobre las disposiciones climáticas, pero exigió que el presupuesto «aborde de manera significativa el cambio climático». En Twitter, la senadora escribió: «Estoy abierta a diferentes enfoques, pero no puedo apoyar un proyecto de ley que no nos llevará a donde debemos estar en materia de emisiones».
El representante Jared Huffman (D-Calif.) fue aún más mordaz, escribiendo en un tweet: “Manchin es la razón por la que el Congreso se contorsionó para legislar a través de la reconciliación presupuestaria, porque ama el filibusterismo racista y antidemocrático. Ahora está bloqueando la acción climática a instancias de una industria de combustibles fósiles que lo enriquece a él y a su familia”.
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