Martiniano Molina: “Me siento más un comunicador que un cocinero”

13 de octubre de 2014 9:43 PM Actualizado: 14 de agosto de 2015 10:40 AM

Carismático y  multifacético, Martiniano Molina es más que un cocinero conocido de la tele. Es una persona comprometida con la sociedad que no solo lleva adelante la misión de comunicar sino que además traslada sus dichos a la acción.

Martiniano recibió a La Gran Época en Quilmes, en su casa construida con sus propias manos con materiales reciclados, para relatarnos los proyectos que está emprendiendo y su visión sobre la sociedad argentina, entre otros temas de interés general.

Los primeros pasos y el giro en su carrera

LGE: ¿Cuándo descubriste tu pasión por la cocina y decidiste convertirla en tu profesión?

En realidad vengo de una familia en la que todos cocinamos, arreglamos la casa, pintamos, cortamos el pasto, construimos, hacemos nuestros muebles. Desde chicos nos inculcaron el trabajo en la casa, que tiene que ver con hacer tus propias cosas. Somos 4 hermanos y había un listado de cosas para hacer que nos repartíamos. La cocina era una de esas tareas y ayudábamos a nuestros padres. Los dos eran profesionales, mi mamá ya falleció. Ella era homeópata, de su parte viene toda la parte de la medicina naturista. Somos de esa línea de la medicina, un poco más consciente, menos química y más responsable.

En mi familia eso se  inculcó desde chicos, todo el aspecto que vincula a la medicina con la alimentación, considerar al cuerpo como un templo y respetarlo como tal. Tu salud depende de cómo te alimentes, y alimentarse no es solamente el alimento que comas, sino también la música que escuches, con quién te vincules, qué trabajos hagas, una charla es alimento, la música es alimento.

LGE: Desde tu lugar ¿cuál es el aporte que podés brindar a la sociedad?

Yo hice un giro muy grande en mi carrera como cocinero, mi origen es básicamente en cuestiones que tienen que ver con mi familia, me encanta cocinar, siempre me gustó y lo hago desde ese lugar. Después tuve la formación con el Gato Dumas, me formé como cocinero en los restaurantes de él, soy autodidacta y después hice televisión toda mi vida desde ese lugar. El Gato fue un impulsor de que esto se convierta en mi profesión o mi sustento. Pero con el tiempo fui entendiendo que no me alcanzaba con ser solo un cocinero famoso de la televisión y que podía hacer un plato rico para enseñar a la gente, sino que empecé a plantear de dónde vienen nuestros alimentos, cómo se generan, de qué manera podemos ser más responsables con nuestra tierra, con el agua, con el ambiente, con nuestra salud y empecé a incorporar estos conceptos produciendo mis propios alimentos en mi huerta, teniendo mis gallinas y pollos en el campo y empezando a dar este mensaje. En un mundo donde hay palabras que se ponen de moda como sustentabilidad, ecología, orgánico y agroecológico nosotros planteamos no solo un discurso sino una acción.

LGE: ¿A través de tu vida querés dar ese ejemplo?

Claro, yo me siento más un comunicador que un cocinero. Comunicador de no solo lo que es el alimento y de cómo mejorar tu alimentación, sino que también de todo lo que se desprende de ello. A través del alimento podés hablar de la tierra, del agua, del clima, de la basura, de consumo responsable, de elegir bien a quién le comprás porque no solo le estás adquiriendo el alimento sino que también lo estas apoyando a que continúe con esas prácticas. Hace unos 7 u 8 años que hicimos ese cambio. Ya no hablo de gastronomía, no tengo restaurantes ni los quiero, mi camino es otro, sin desmerecer a los demás. Yo considero que vine a eso, a comentarle a la gente cómo puede llevar una vida más ordenada, saludable y responsable.

Nosotros planteamos no solo un discurso sino una acción

LGE: Más allá de la influencia familiar, hubo un cambio de conciencia muy claro en tu carrera. ¿Qué lo provocó?

Hay hechos  de tu vida física que te terminan movilizando, ya sean personales o de afuera. Cuando ciertos hechos te golpean y te hacen repensar la vida, más todo lo que está pasando afuera, decís ¿qué vine a hacer acá? Y uno puede darle un sentido más trascendental a su vida.

Yo siento que a nivel de los medios de comunicación, las personas reconocidas por la sociedad tenemos un compromiso más grande, porque somos ejemplos y las empresas o los grupos de poder nos utilizan para generar una tendencia. Si es así y somos una herramienta para esos grupos tenemos mucho poder. Este es válido cuando está puesto en función de los demás, si está puesto en función tuya es corrupción.

Las personas reconocidas por la sociedad tenemos un compromiso más grande

A las personas reconocidas en la sociedad nos dan esa posibilidad y nosotros elegimos qué vamos a hacer, para qué lo vamos a utilizar. Yo les digo a mis conocidos de los medios que se comprometan, que más allá de sacarse la foto con la ONG busquen más profundidad.

Su mirada sobre la sociedad presente y su futuro

LGE: ¿Cómo ves la sociedad actualmente?

Considero que nos falta muchísimo para llegar a ser una sociedad más justa, menos violenta, más respetuosa.

Muchas veces los políticos dicen: “no te preocupes, no hagas nada, dame el voto y yo voy a hacer por vos”. Eso no existe, las personas tienen que comprometerse, a la clave para la transformación la tiene la gente.

Es importante que la gente se involucre y que pueda ir modificando acciones diarias

Yo creo que hoy la formulita de “cuidá tu quinta y nada más”, ya queda vacía o no alcanza. Podés estar tranquilo, podés estar muy bien económicamente pero el mundo te reclama más compromiso por la problemática social, cultural, de alimentos… Del 20 al 30 por ciento de la sociedad como mínimo la está pasando muy mal… si hay 9 millones de personas en el mundo que se están muriendo de hambre hay algo que estamos haciendo muy mal porque alimentos sobran y terminamos descartando mucho a la basura.

Es importante que la gente se involucre y que pueda ir modificando un montón de acciones diarias que parecen mínimas pero que en realidad con el tiempo terminan siendo determinantes en la transformación de nuestra sociedad.

LGE: ¿Crees que las personas tienen la capacidad para distinguir el bien del mal y obrar en consecuencia?

Sí, es el libre albedrío, la gente siempre elige. El bien se vincula siempre con la verdad, con la honestidad, la coherencia, el mal se vincula con la violencia, con la imposición. La primera medida es manejarnos con la verdad. Ponemos nuestro tiempo a disposición de lo que nosotros decidamos, lo pones acá y favorecés al bien, lo pones allá y favorecés al mal. La madre Teresa de Calcuta decía “no importa de dónde venga ese dinero, ustedes dénmelo que yo sabré que hacer con él”. Los tiempos han cambiado y ahora digo, sí, me interesa saber de dónde vino ese dinero  porque aprendimos que ese dinero puede venir de cualquier lugar, de uno donde hacen las cosas bien o de uno en donde hacen las cosas mal. Un lugar que trafica órganos, que utiliza los niños como rehenes o esclavos, de armas o de drogas. Ese dinero puede venir de ese lugar y ser donado para hacer escuelas, nosotros tenemos que tener puesta más la mirada ahí. Si tomamos ese dinero estamos de alguna manera apoyándolos.

LGE: ¿Qué panorama ves hacia el futuro?

Soy absolutamente optimista en un mundo que nos devuelve imágenes pesimistas. Creo en el hombre, creo en la humanidad pero también creo que hay que hacer un laburo enorme. En el mundo necesitamos accionar, por eso tenemos este cuerpo físico y pisamos la tierra, este cuerpo físico está compuesto por un montón de fuerzas, otras no físicas que no son tangibles. Desde mi óptica si estamos acá es porque nos toca hacer cosas acá.

Martiniano en el patio de su casa "mateando" y dialogando con La Gran Época. (Foto: Elina Villafañe / La Gran Época)
Martiniano en el patio de su casa «mateando» y dialogando con La Gran Época. (Foto: Elina Villafañe / La Gran Época)

Biomercado vs. agroquímicos

LGE: ¿Qué opinás del modelo productivo actual dependiente de agroquímicos y cuál es la diferencia que plantean a través de biomercado?

Nosotros en biomercado apuntamos al pequeño productor, la única manera de hacer un espacio biodiverso en el cual no necesites agrotóxicos es ese porque tenés de todo. La naturaleza se equilibra sola cuando hay de todo un poco como flores, raíces, plantas aromáticas, etc.

Si un productor cultiva 10 hectáreas de acelga, que es monocultivo como la soja, para que crezcan sanas necesita ponerle agroquímicos. Estos contaminan todo: tierra, agua, plantas y a la vez el sistema le dice que esa producción de acelga se la tiene que vender a “X” corporación y hasta le ponen el precio. Para ganar $2.000 tiene que hacer 10 hectáreas de acelga. Lo que proponemos es que con una huerta de media hectárea, vendiendo un bolsón variado a buen precio en lugares como biomercado se gane más y se gaste menos porque el terreno es mucho menor. Las personas le compran directo al productor y de esa forma rompen con el esquema de las corporaciones y monopolios donde le comprás al cajero del mercado y éste no tiene ni idea de quién produjo eso.

El consumo responsable está creciendo y eso es lo que hacemos en estos lugares como biomercado. No solo a la sociedad le hace muy bien que le compremos directamente al productor, sino que es más sano para la salud, para la tierra y para el que lo está produciendo porque no manipula agrotóxicos altamente contaminantes.

Argentina puede producir de otra manera, en forma paulatina pero constante esto tiene que cambiar. Nuestro país tiene todas las características, terrenos, climas, recursos, minerales, litio, etc. pero tenemos que cambiar el paradigma de producción y de consumo.

El que quiera sumarse que lo haga. Es un objetivo muy grande y la manera que lo podemos hacer es que seamos muchos, que elijamos bien donde poner nuestra fuerza.

Más info: http://www.martiniano.tv/   www.biomercado.com.ar

Expo sustenta (Feria de la sustentabilidad y consumo responsable) – Del 6 al 9 de noviembre- Centro de Actividades Roberto de Vincenzo – Calle 18 A y 149 – Berazategui – www.exposustenta.com

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