Médico enfrenta cadena perpetua por recetar medio millón de opioides durante 2 años de consulta

Por Isabel van Brugen
30 de septiembre de 2019 6:27 PM Actualizado: 30 de septiembre de 2019 6:27 PM

Un médico de Virginia podría ser condenado a cadena perpetua esta semana por recetar alrededor de medio millón de dosis de opioides altamente adictivos durante un período de dos años.

Joel Smithers, de 36 años, casado y padre de cinco hijos, fue arrestado en 2017 en su consultorio en el sur de Virginia.

Fue condenado en mayo por más de 800 cargos de prescripción ilegal de drogas, incluyendo la oxicodona y la oximorfona que causaron la muerte de una mujer de Virginia Occidental, y podría enfrentar la vida tras las rejas en su sentencia del 2 de octubre,

Tiene una condena mínima obligatoria de 20 años de prisión.

Smithers está acusado de contribuir a la epidemia generalizada de opioides que ha causado la muerte de unos 400.000 estadounidenses en las últimas dos décadas.

Las autoridades dicen que, en lugar de dirigir un consultorio médico legítimo en Martinsville, Virginia, Smithers dirigió una red interestatal de distribución de drogas que contribuyó a la epidemia de abuso de opiáceos en Virginia Occidental, Kentucky, Ohio, Tennessee y Virginia.

Durante un período de dos años, Smithers ganó más de 700.000 dólares de pacientes vulnerables que usaban las drogas para «abusar de sí mismos», o que querían revender los medicamentos, dijo Christopher Dziedzic, un agente especial de supervisión de la Administración de Ejecución de la Ley de Drogas que supervisó la investigación sobre Smithers.

«Hizo un gran daño y contribuyó al problema general en el corazón de la crisis de los opiáceos», dijo Dziedzic.

Según los documentos de la corte, el consultorio de Smithers no tenía suficientes suministros médicos, su recepcionista dormía en un cuarto trasero durante toda la semana, y olía a orina justo afuera del edificio. Algunos pacientes a menudo dormían en el estacionamiento exterior, según los documentos del tribunal sobre el caso.

Pacientes de cinco estados visitaron a Smithers en su consultorio, algunos de los cuales manejaron hasta 16 horas para visitar la clínica, que a menudo permanecía abierta después de la medianoche. Algunos esperaban 12 horas adicionales a su llegada para ver a Smithers, según la recepcionista.

En una audiencia en la corte, una mujer que se refirió a sí misma como adicta dijo que la clínica de Smithers era como los centros de píldoras que había visitado en Florida.

«Fui y me dieron medicamentos sin ningún tipo de examen físico ni traer registros médicos, nada de eso», declaró la mujer.

Entre 2000 y 2010, las muertes anuales relacionadas con opiáceos recetados casi se cuadruplicaron.

En la década de 2010, con un mayor número de medidas enérgicas contra las fábricas de píldoras y directrices más restrictivas sobre las recetas, el número de prescripciones disminuyó. Entonces la gente con adicciones recurrió a opiáceos aún más mortíferos. Pero el número de muertes relacionadas con opiáceos recetados no comenzó a disminuir hasta el año pasado, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Entre 2006 y 2012, Martinsville -donde Smithers estableció su consultorio- tuvo el tercer lugar en mayor número de píldoras de opioides per cápita de todas las ciudades de Estados Unidos, según un análisis de datos federales realizado por Associated Press.

En su juicio, Smithers señaló que trató a regañadientes a muchos pacientes que le dijeron que muchas clínicas de dolor cercanas habían sido cerradas. Contó que comenzó a tratar a esos pacientes, con el objetivo de retirarles altas dosis de medicamentos de liberación inmediata.

Admitió haber recetado medicamentos a pacientes sin examinarlos, pero insistió en que había hablado con ellos por teléfono.

En su juicio, Smithers se retrató a sí mismo como un médico cariñoso que fue engañado por algunos pacientes.

«Aprendí varias lecciones de la manera difícil acerca de confiar en personas en las que no debería haber confiado», dijo.

El abogado defensor del joven de 36 años dijo al juez que se le había diagnosticado depresión y ansiedad, mientras sus familiares comentaron que creen que el estrés personal y la tensión emocional y mental jugaron un papel en sus acciones.

A Smithers se le ha negado la fianza mientras espera la sentencia y dijo que planea apelar.

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