Cincuenta años después del histórico apretón de manos de Richard Nixon y Mao Zedong en 1972, el orden geopolítico mundial vuelve a remodelarse. El mundo está observando ahora una creciente alianza entre Beijing y Moscú.
El líder del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunieron a principios de febrero, el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing. La reunión podría haber sido una oportunidad para que Xi instara a Putin a buscar la diplomacia con Ucrania y a reducir las tensiones entre ambos países. En lugar de ello, el régimen chino parecía haber mirado hacia otro lado mientras Rusia planeaba sus avances sobre su vecino.
Muchos han descrito la reunión del 4 de febrero como una muestra de solidaridad entre los dos regímenes. La ocasión estuvo marcada por una larga «declaración conjunta» en la que los dos países anunciaban una asociación «sin límites», en la que no había «áreas de cooperación prohibidas».
El comunicado, de 5000 palabras, también expresaba la oposición a la «nueva ampliación de la OTAN y [pedía] a la Alianza del Atlántico Norte que abandonara sus planteamientos con ideología de guerra fría, que respetara la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países… y que ejerciera una actitud justa y objetiva hacia el desarrollo pacífico de otros Estados».
Esta declaración tan detallada define claramente la naturaleza de la relación emergente entre China y Rusia, dijo el teniente coronel retirado Robert Maginnis a The Epoch Times. Es una en la que Xi y Putin están empeñados en ahogar a Occidente, desmantelar la OTAN y crear un nuevo orden mundial, dijo.
«Un acuerdo entre caballeros»
Menos de tres semanas después de la reunión entre Putin y Xi, Rusia comenzó su ataque a Ucrania. Maginnis describió el comunicado como «un acuerdo entre caballeros» detrás de lo que muchos considerarían «una gran alianza». Putin, añadió, tiene la esperanza de que esta alianza recién forjada ayude a Rusia a llevar a cabo su invasión.
Entre bastidores, Maginnis sospecha que la cita entre Xi y Putin concedió el «respaldo geopolítico y las garantías financieras» a Rusia para suavizar el golpe económico de las sanciones occidentales. El hecho de que el régimen chino no haya criticado a Moscú por su ataque a Ucrania podría ser una señal del apoyo silencioso de Beijing, añadió.
Es más, «es muy probable que Xi se sienta alentado por lo que Occidente está haciendo —o, más apropiadamente, por lo que no está haciendo», dijo Maginnis. Rusia se ha enfrentado a la condena universal de Occidente, mientras recibe ayuda de varios países. Las sanciones también están llegando desde muchas direcciones en un esfuerzo por frenar el ataque no provocado del régimen ruso.
Pero lo más importante para el régimen chino es el hecho de que Estados Unidos no está enviando tropas a Ucrania, señaló.
«Un nuevo orden mundial»
A la luz de la serie de sanciones occidentales, Maginnis dijo que sospecha que «Xi ayudará a lavar las finanzas que Putin, los oligarcas y el gobierno ruso en general necesitan para seguir avanzando».
Mientras el conflicto en Ucrania sigue agravándose y el régimen chino continúa con sus ambiciones de apoderarse de Taiwán, dijo que Estados Unidos y la OTAN se han encontrado en una nueva guerra fría.
«Xi está buscando un nuevo orden mundial, como lo demuestran muchos de sus escritos y discursos», dijo Maginnis. Este nuevo orden mundial, añadió, es uno que «acepta mucho más un régimen autoritario, en lugar de los valores liberales que formularon el orden mundial después de la Segunda Guerra Mundial».
Tras la caótica retirada de Afganistán y su gestión de la crisis entre Rusia y Ucrania, algunos países empiezan a considerar a Estados Unidos como una potencia mundial de segunda categoría, según Maginnis. Algunos de estos países podrían preguntarse pronto «¿Con quién queremos alinearnos?» y «¿Quién va a dirigir realmente las cosas en el futuro?».
Maginnis no consideró que el comportamiento de Putin sea una «locura» por invadir Ucrania, pero dijo que «Putin es pragmático, no tiene miedo de apretar el gatillo si le va a beneficiar a largo plazo».
Con Rusia y China trabajando juntas para usurpar a Occidente, dijo, «Taiwán debería estar muy preocupada, porque también lo está Xi; él apretaría el mismo gatillo cuando sienta que le va a beneficiar más».
Beijing está pendiente de lo que hace Estados Unidos en Ucrania. Una de las cosas que hay que observar, dijo Maginnis, es si Estados Unidos transportará o reubicará activos críticos fuera del ámbito del Pacífico a Europa. En segundo lugar, añadió que Xi también está observando los efectos de las sanciones en la capacidad de Rusia para enfrentarse a Ucrania.
La presencia militar de Estados Unidos en el Pacífico, combinada con el impacto de las aplastantes sanciones económicas, siguen siendo las principales preocupaciones del régimen chino cuando mira a Taiwán, dijo.
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