OTTAWA—El centro de la ciudad capital de Canadá, Ottawa, estuvo inundado por miles de manifestantes el 12 de febrero que exigían el fin de los mandatos y restricciones por la COVID-19.
Muchos más se unieron a la protesta encabezada por camioneros con la llegada del fin de semana. La gente empezó a llegar a la ciudad desde la noche del 11 de febrero hasta la mañana siguiente.
Grandes masas de personas estuvieron fuera de Parliament Hill y luego en las calles, donde se esparcieron desde las inmediaciones del bloqueo de camiones.
Alrededor de las 10 a. m., varios miles de manifestantes se reunieron en grupos para formar la palabra “libertad”.
Luego, ondearon sus banderas de hojas de arce rojas y blancas y cantaron el himno nacional “O Canada” con gran pasión y a viva voz.
Al terminar, estallaron en fuertes vítores mientras las banderas seguían ondeando.
Esto ayudó a levantar el ánimo de los manifestantes en lo que fue un día de invierno muy frío, ya que la temperatura de la mañana estaba bajando a -10 grados centígrados (14 grados Fahrenheit) y una ráfaga de viento azotaba la nieve en el aire.
Denis Cadieux, un carpintero de Orleans, le dijo a The Epoch Times que le gustaba casi todo sobre las protestas y la forma en que se había comportado la gente.
Pero si podría cambiar algo, sería eliminar los carteles y mensajes negativos.
“Hacen que suene violento”, dijo.
Cadieux dijo que la frase principal que no le gustó fue la que decía: «Trudeau [improperio]».
“Trudeau es un ser humano como cualquiera”, dijo. “Comete errores y, desafortunadamente, está cometiendo un error muy grande que necesita renunciar. Y eso lo entendemos, pero no podemos odiarlo por eso. El odio es una gran palabra”.
Cadieux continuó y dijo: “Creo que todos debemos ser respetuosos con todos. Respeto a Trudeau por lo que hizo. Pero para nosotros, no funciona y él necesita renunciar. Pero no pongan esos carteles. Como partidario, debemos eliminar el [improperio] de la ecuación”.
Y hubo otras cosas que Cadieux vio que calificó como negativas.
“Esta mañana vi un video de un señor que está en contra de los camioneros. Lo que no me gustó de los simpatizantes fue que en lugar de ser positivos, lo estaban enterrando con gritos de ‘Libertad, libertad'».
“Esa gente se le vino encima al pobre hombre y eso fue negativo. Así que ahora también estamos perdiendo espectadores».
“Si hubiéramos tratado a este caballero con dignidad, honestidad y respeto, probablemente habría dicho: ‘Ok, bueno, fueron amables’. En cambio, perdimos a ese caballero para siempre”.
Pero en general, Cadieux dijo que esperaba que los manifestantes hicieron que la gente los apoye por la forma en que se comportan.
“No haremos que todos nos apoyen, pero honestamente, creo que esto es genial”.
Agregó que el primer ministro Justin Trudeau y “las noticias dominantes habían hecho parecer que estábamos alterando la economía, pero en realidad, son sus demoras en no sentarse a hablar con nosotros lo que está alterando la economía”.
Multitud electrizada
La protesta masiva del 12 de febrero tuvo una atmósfera de carnaval a lo largo de Wellington St., cerca de Parliament Hill, y los espíritus se elevaron mientras la gente se puso de pie y cantó en unidad con una lista de canciones que tuvo buena acogida.
Se pronunciaron discursos a lo largo del día, durante los cuales palabras y frases clave–como libertad–fueron aplaudidos y vitoreados por la multitud reunida.
Se escuchaban gritos de “Libertad”, mientras que los vehículos con emblemas nacionales ondeando sobre sus plataformas tocaban sus bocinas mientras recorrían las calles cubiertas de nieve.
Los negocios sufren
En un restaurante en las afueras del centro de la ciudad, un pequeño grupo con una bandera canadiense entró sin mascarillas y se les pidió una prueba de vacunación. No los tenían y les dijeron que no los podían atender.
“No queríamos comer aquí de todos modos”, dijo uno mientras se iban.
El mesero dijo sobre las protestas: “Esto está acabando con nuestro negocio”.
Hace menos de un mes, tenían ocho meseros. “Ahora, tenemos dos”.
El restaurante ha tenido mucho cuidado al tomar en serio las restricciones de la COVID-19. Pero hace apenas dos semanas, fueron denunciados por no revisar el pase de vacunación de una mujer. Era una clienta habitual que se había olvidado su pasaporte de vacunación en casa.
Un cliente denunció el incidente y el restaurante fue multado con USD 1000.
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