Una mujer británica convirtió una casa victoriana en ruinas en el hogar de sus sueños, al comprar la propiedad por solo 1 libra (1.27 dólares) después de que estuviera desocupada durante 15 años.
Maxine Sharples, de Liverpool, en Inglaterra, se enteró del plan de viviendas de una libra de su ciudad porque vivía cerca de las viviendas en venta. Presentó su solicitud en 2015 y esperó cuatro años a ser preseleccionada.
Había cuatro condiciones para poder comprar una casa de una libra: el comprador debía vivir o trabajar en Liverpool, ser un comprador primerizo, tener suficiente dinero para renovar la propiedad y completar la renovación en 12 meses.
En febrero de 2020, la Sra. Sharples recogió las llaves de su propiedad y se quedó un poco sorprendida al descubrir la magnitud de los daños tras la chapa metálica que se hacía pasar por puerta principal.
«Las ventanas estaban tapiadas, así que no había luz en la casa», dijo Sharples, de 36 años, a The Epoch Times. «Se habían llevado el metal del tejado. La casa quedó reducida a la nada… sin sistema de calefacción, sin radiadores, sin ventanas, sin puertas, sin nada».
Para la Sra. Sharples, la casa estaba simplemente «en descomposición», porque había agua filtrándose por el tejado. Los daños causados por el agua hacían que la casa estuviera húmeda, con el consiguiente mal olor, e incluso había un árbol creciendo dentro.
Sin inmutarse
A pesar de todo, la Sra. Sharples estaba muy emocionada. «Tenía las llaves de una hermosa propiedad antigua que se suponía que iba a ser demolida», dijo. «Tenía la oportunidad de devolverle la vida. … Al principio tenía todo el entusiasmo y la motivación, así que no me desanimó el estado de la propiedad».
Las casas adosadas eran muy populares en la Inglaterra victoriana para alojar a los trabajadores de las fábricas y sus familias. La mayoría tienen una distribución típica de «tres arriba, tres abajo», que comprende un salón, un comedor y una cocina en la planta baja, y dos dormitorios y un cuarto de baño en el piso superior. La Sra. Sharples, instructora de yoga y responsable de proyectos en la Universidad de Liverpool, decidió dar la vuelta a la planta y planificó maximizar la luz natural para sus numerosas plantas.
«Los cambios en la casa significaban que el piso de arriba se trasladaría al piso de abajo, y el piso de abajo se trasladaría al piso de arriba», dijo la Sra. Sharples. «Por la mañana te da la luz del sol en la parte delantera de la casa, y por la tarde te da la luz del sol en la parte trasera».
Con un total de 60,000 libras (unos 76,000 dólares) heredados de su padre, ya fallecido, la Sra. Sharples se puso manos a la obra. Primero tuvo que desmontar la casa para evaluar sus cimientos. El proceso duró unos ocho meses, en los que Sharples trabajó en gran parte sola, utilizando tutoriales de YouTube, ya que no había contratistas disponibles debido al cierre por pandemia.
A continuación, tuvo que reparar los ladrillos dañados y empezar los cambios estructurales.
«Quité las paredes y el techo de todo el piso de arriba, con un poco de ayuda de amigos», dijo Sharples. «Eso me llevó otros varios meses. … Pero debido al cierre, la condición se amplió de 12 meses a 24, así que ahora tenía dos años para renovar la casa, lo que fue genial».
Aunque tuvo dificultades para contratar mano de obra debido a la situación, al final consiguió reparar el tejado con goteras. Al no poder encontrar un contratista por menos de 90, 000 libras (114, 350 dólares) con su singular plan de renovación, la Sra. Sharples asumió ella misma el papel de contratista, dejando su trabajo y viviendo en su autocaravana para ahorrar dinero. Al principio, ver cómo la casa empezaba a tomar forma le alivió el estrés.
Primero empezó a reformar el cuarto de baño. Como hace frío durante nueve meses al año, instalar calefacción por suelo radiante en el baño era clave. Además, puso guijarros en el suelo, lo que le permitió disfrutar de una ducha de lujo. Para dar al baño un aspecto más elegante, eligió azulejos negros para el suelo y un azulejo negro mate para la pared.
El cuarto de baño se convirtió en su lugar favorito de la casa. Pero pronto quedó eclipsado por el piso de arriba, cuando por fin se instaló la cocina.
«Era increíblemente bonita», dijo Sharples.
En cuanto la Sra. Sharples instaló ventanas en el tejado, su visión empezó a cobrar sentido. Pasaba horas tumbada en el suelo de su cocina americana para tener otra perspectiva.
Decía: «Podía ver las nubes pasar, podía ver el sol, la vista del cielo cuando miraba hacia arriba, y a veces necesitas mirar hacia arriba y tener esperanza. … Todavía podía sentir la razón por la que estaba haciendo esto, aunque todo lo demás parecía que se desmoronaba».
Hubo muchos retos a lo largo de la renovación. Uno de los principales fue encontrar amianto tóxico, que hubo que retirar profesionalmente. Otro fue el elevado precio de los materiales, ya que el Reino Unido acababa de abandonar la Unión Europea. La Sra. Sharples también tuvo que lidiar con muchas cosas en su vida personal.
«No veía a ningún amigo y acababa de romper con mi pareja, así que estaba muy mal emocionalmente», explica. «Siempre estaba comprendiendo lo mucho que no sabía, y llegó a ser muy frustrante, muy molesto, solo darme cuenta de lo inexperta que era. Cometí muchos errores costosos».
Comunidad
Con el gran apoyo de sus amigos, Sharples terminó la reforma en 25 meses, solo un mes por encima del plazo. Como fue la última persona a la que se dio una casa en el marco del plan, también fue la última en terminar la renovación.
Ella y sus vecinos están orgullosos de haber revitalizado una zona degradada y protegen ferozmente su comunidad. El valor de mercado de sus propiedades también ha aumentado. Una casa de dos dormitorios en la zona vale ahora el doble de lo que la Sra. Sharples pagó por sus reformas: unas 120,000 libras esterlinas (unos 152,000 dólares).
Quedan 23 propiedades en la zona, y el vecindario de la Sra. Sharples está ideando un plan: un fideicomiso comunitario de tierras.
«Intentaremos tomar posesión de las casas y, como comunidad, reconstruirlas», explica. «Tomaríamos una casa, la renovaríamos y la haríamos de modo que estuviera por debajo del valor de mercado y fuera asequible, de acuerdo con los salarios de la gente que vive en esta zona de Liverpool».
La Sra. Sharples, que está dando los últimos toques a su decoración interior, está atrayendo mucho la atención de los medios de comunicación por su singular casa.
«Nunca imaginarías al pasear por mi calle que tendría un diseño como éste, realmente no se nota desde fuera, así que siempre es muy agradable la sorpresa de la gente cuando entra en mi casa», declaró a The Epoch Times. «Creo que les encanta el hecho de que la casa estaba destinada a ser demolida y que, en cierto modo, hemos salvado a esta comunidad».
Además, cree que a la gente le encanta el hecho de que sea mujer y haya hecho ella sola la mayor parte del trabajo de construcción.
«¡No es frecuente que una mujer tenga la oportunidad de diseñar y construir la casa de sus sueños!». afirma Sharples.
Ser dueña de su propia casa le da una sensación de seguridad y felicidad.
«Me siento muy rica», dice, «aunque solo sea propietaria de una casa muy pequeña en una zona muy degradada de Liverpool. Me siento la mujer más rica del planeta porque nunca tengo que preocuparme por el alquiler o por dónde voy a vivir».
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