MOUNT HOPE, Nueva York—La danza clásica china permite a los artistas retratar un vasto número de personajes, y alguien que domina el arte es capaz no solo de imitar los movimientos de los personajes, sino también de adoptar la naturaleza interna de la figura y relacionar al público con esas cualidades internas.
Kenji Kobayashi se ha dedicado a este arte. Luego de especializarse en danza clásica china en la Universidad Fei Tian, ha salido de gira con Shen Yun desde 2010, y actuó en importantes teatros por todo el mundo. Ganó el primer premio en la división adulto masculino en la 7ma Competencia de Danza Clásica China New Tang Dynasty TV en 2016.
«Si quieres transmitir el sentimiento o el mensaje interno para conmover a la gente, debes danzar desde tu corazón, desde tu mente, y luego tratar de ser como esa persona, ese personaje que actúas», dijo.
Kenji no es para nada tímido, y no tiene miedo de darlo todo cuando retrata personajes. Esto quedó demostrado en los cuatro años en que representó al cómico y expresivo personaje «Cerdito», de la novela clásica china «Viaje al Oeste».
El Cerdito Chu es uno de los personajes más conocidos de las leyendas chinas, y se define por su estilo vivaz, a veces bufonesco. Kenji comenta que el personaje necesita trabajar sincronizado con otros en el escenario, en particular con el Rey Mono, a quien describe como casi un hermano mayor para el Cerdito, y con su maestro, el monje Tang Sanzang.
Mientras ensaya, Kenji dice que él y los otros bailarines tratan de convertirse en sus personajes y construir esas mismas conexiones entre ellos, para que «estemos armonizados por el trabajo en equipo, donde se siente como discípulo y maestro de verdad, y como familia. Das el sentimiento de todo eso junto».
Cuando se abre el telón, Kenji dice «No pienso que estoy actuando la persona. Me meto en el personaje para poder sentir lo que está pensando, lo que está sintiendo, cómo es estar en esta clase de situación, qué cosas hace, y luego trato de sincronizarme con el personaje».
«Cada uno es diferente, así que tienes que encontrar el tipo justo de características que encajen con el personaje», dice, notando que tres hombres de 20, 50 y 70 años van a caminar diferente, actuar diferente e incluso moverse diferente, y que cada individuo también tendrá una personalidad y características únicas.
Sin embargo, si un artista solo retrata los comportamientos superficiales, entonces solo está vistiendo un disfraz, dice Kenji. Él dice que para ir más profundo, «tienes que sentir el personaje desde el corazón, tienes que descifrar qué están sintiendo, qué están pensando. Ser como él, esa es la parte difícil, pero ese es el proceso de aprender el personaje, y esas experiencias pueden hacerte más sofisticado en las actuaciones».
Una parte clave de la danza clásica china es el refinamiento del porte interno, o «yun» en chino, lo cual le permite a cada bailarín encontrar su estilo propio único. Aprender a dominar cómo retratar un personaje es un proceso largo, el cual requiere al bailarín pulir su destreza y refinar su porte interno.
Con este énfasis en el personaje y la creencia de que las emociones y el porte interno se reflejan en la danza, Kenji dice: «Tienes que ser positivo, trabajar duro, elevarte, ser enérgico […] a través de la danza aprendí cómo ser calmo, cómo controlar mi emoción, cómo ser verdadero conmigo mismo».
«Agresión, o enojo, o tristeza, no son tu verdadero ser. El estado normal de tu verdadero ser es feliz, positivo, y brillante», y señaló que «para ser un buen bailarín, empiezas desde tu ser verdadero».
«Como bailarín clásico chino, tienes que encontrar tu naturaleza verdadera, y luego expresar tus sentimientos internos», explica Kenji. «Luego, para la parte de la actuación y la parte escénica, tienes que ser capaz de entrar en el personaje, la dinastía, el sentimiento; tienes que volverte esa clase de sentimiento o postura».
Cada movimiento de la danza clásica china tiene historia y significado. Ser capaz de perfeccionar cada movimiento requiere que el bailarín capte su esencia, y la muestre dentro del movimiento. Kenji dice: «La danza clásica china tiene 5000 años de historia. Es un tesoro de China».
No solo cada movimiento y postura contienen estas cualidades más profundas, sino que incluso las transiciones entre movimientos tiene sus propios rasgos únicos y tienen raíces en conceptos tradicionales chinos, como la teoría del Taiji del equilibrio entre yin y yang.
«La danza clásica china enfatiza lo circular, la redondez, así que de punto a punto no puedes ir y cortar al siguiente punto, tienes que ir como en semicírculo, luego ir al punto», dice, notando que para ir a la derecha, el bailarín debe primero ir a la izquierda; y para saltar, el bailarín debe primero doblar las rodillas y empujar desde el piso. El resultado es un movimiento más armonioso y balanceado.
«Siempre hay yin y yang, siempre hay algo para prepararse antes de ese movimiento y antes de esa técnica», dice, y agrega que «la fuerza que usamos para la danza, los movimientos, es todo natural. Es simplemente la forma en la que el cuerpo se mueve naturalmente».
A través del proceso de aprender las tradiciones chinas y estudiar los personajes para retratarlos en el escenario, Kenji dice que ha desarrollado una apreciación profunda por las tradiciones, las cuales trata de transmitir en sus actuaciones.
Kenji comenta que cuando puede lograr un estado de compasión y valores profundos en las raíces de la cultura ancestral—estos valores que comparte la gente—entonces el público puede identificarse cuando se expresan estos valores positivos.
«La historia china es realmente vasta», dijo. «Algunos pueden pensar que es algo del pasado, pero cuando veas nuestros espectáculos, pienso que te encontrarás con la hermosa y verdadera esencia de la humanidad y la Tierra, y la cultura y el regalo que los dioses nos han dado. Es muy glorioso y precioso».
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