Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos anunciaron el 30 de agosto que concedieron subvenciones suplementarias de un año por un total de 1.67 millones de dólares a varias instituciones para investigar los posibles vínculos entre la vacuna anti COVID-19 y las alteraciones menstruales.
El anuncio se produce mientras aumentan los informes de mujeres que afirman que experimentaron cambios en su ciclo menstrual después de recibir la vacuna. Estos cambios van desde períodos menstruales irregulares o ausentes hasta un sangrado más abundante, entre otros.
En febrero, la antropóloga médica Kate Clancy, compartió su propia experiencia en Twitter relatando una menstruación inusualmente abundante después de recibir la vacuna Moderna. El posteo se vio inundado de respuestas de otras mujeres que compartieron relatos similares.
Las concesiones de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) van en apoyo de una investigación para determinar si estos cambios pueden estar relacionados con la propia vacuna COVID-19 y cuánto tiempo duran. Los investigadores también tratarán de aclarar los mecanismos subyacentes a las posibles alteraciones menstruales relacionadas con la vacuna.
Las subvenciones complementarias se concedieron a cinco instituciones: la Universidad de Boston, la Facultad de Medicina de Harvard, la Universidad Johns Hopkins, la Universidad Estatal de Michigan y la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon. Estas subvenciones están financiadas por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (NICHD) y la Oficina de Investigación sobre la Salud de la Mujer de los NIH.
Los investigadores utilizarán aplicaciones de seguimiento de la menstruación, así como los datos existentes, para evaluar las posibles repercusiones de la vacuna contra el COVID-19 en la salud menstrual de poblaciones geográficamente y racialmente diversas.
Uno de los proyectos se centrará específicamente en las adolescentes.
«Los investigadores evaluarán la prevalencia y la gravedad de los cambios posteriores a la vacunación dada las características menstruales, incluyendo el flujo, la duración del ciclo, el dolor y otros síntomas», dijeron los NIH en una declaración.
«Estos análisis tendrán en cuenta otros factores que pueden afectar a la menstruación —como el estrés, los medicamentos y el ejercicio— para determinar si los cambios son atribuibles a la vacuna».
Varios proyectos también incluirán a personas que aún no se han vacunado, y los investigadores estudiarán los mecanismos subyacentes a los efectos potenciales de la vacuna anti COVID-19 antes y después de recibirla.
Los investigadores examinarán las características inmunológicas y hormonales en la sangre y tomarán muestras de tejido y saliva de las participantes antes y después de ser vacunadas.
Los NIH señalaron que hay múltiples factores que pueden causar cambios temporales en el ciclo menstrual, como el estrés relacionado con la pandemia, los cambios en el estilo de vida relacionados con la pandemia y la infección por el SARS-CoV-2, nombre que recibe el coronavirus que causa el COVID-19.
También indicaron que las respuestas inmunitarias a cualquiera de las vacunas contra el COVID-19 podrían afectar la interacción entre las células inmunitarias y las señales del útero, lo que provocaría cambios temporales en el ciclo menstrual.
«Estos rigurosos estudios científicos mejorarán nuestra comprensión de los posibles efectos de las vacunas COVID-19 sobre la menstruación, dando a las personas que menstrúan más información sobre lo que pueden esperar después de la vacunación y reduciendo potencialmente las dudas sobre la vacuna», dijo la directora del NICHD, Diana Bianchi.
Los investigadores esperan que sus resultados se publiquen a fines de 2022 o poco después, informa The Seattle Times.
A pesar de los informes anecdóticos, hasta ahora no se han presentado pruebas científicas que vinculen las vacunas contra el COVID-19 con las irregularidades menstruales. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) no están llevando a cabo actualmente investigaciones sobre los 2089 incidentes de «irregularidad menstrual» que están registrados en su Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas.
«En este momento, los CDC no observan ningún problema de seguridad que justifique una vigilancia adicional de los síntomas menstruales irregulares notificados al Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas», declaró Martha Sharan, responsable de asuntos públicos del Grupo de Trabajo de Vacunas de los CDC, a The Chicago Tribune.
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