Parte 7 – Sobre la historia de matanza del Partido Comunista chino

15 de abril de 2015 11:50 AM Actualizado: 04 de julio de 2016 10:21 AM

Prólogo

Los 55 años de historia del Partido Comunista chino (PCCh) están escritos con sangre y mentiras. Los casos que encierra esta historia sangrienta son sumamente trágicos y muy poco conocidos. Bajo el régimen del PCCh fueron asesinados entre 60 y 80 millones de chinos inocentes, que dejaron tras de sí familias desmembradas. Muchos se preguntan por qué el PCCh mata. Mientras el Partido continúa con su brutal persecución a los seguidores de Falun Gong —hace poco reprimió marchas de protesta en Hanyuan con armas de fuego—, la gente se pregunta si alguna vez llegará el día en que el PCCh sepa hablar con palabras en lugar de armas.

Mao Zedong resumió el propósito de la Revolución Cultural en las siguientes palabras: “… después del caos, el mundo alcanza la paz, pero en 7 u 8 años, el caos necesita aparecer otra vez”.1 Dicho de otro modo, debería haber una revolución política cada 7 u 8 años y habría que asesinar a una multitud cada 7 u 8 años.
Detrás de las matanzas del PCCh subyacen una ideología que lo respalda y requisitos prácticos. Ideológicamente, el Partido cree en la “dictadura del proletariado” y en la “revolución permanente bajo la dictadura del proletariado”. Así, una vez que el PCCh tomó el poder en China, mató a los propietarios de las tierras para resolver problemas asociados con las relaciones de producción en áreas rurales. Exterminó a los capitalistas para efectuar la reforma comercial e industrial y para mejorar las relaciones de producción en las ciudades. Después de eliminar a estas dos clases, los problemas vinculados a la base económica en esencia quedaron resueltos. Del mismo modo, resolver los problemas relacionados con la superestructura2 también implicaba realizar matanzas. La supresión de la Agrupación AntiPartido Hu Feng2 y del Movimiento AntiDerechistas acabó con los intelectuales. La matanza de cristianos, taoístas, budistas y grupos autóctonos populares resolvió el problema de las religiones. Los asesinatos en masa que se produjeron durante la Revolución Cultural determinaron el liderazgo absoluto, tanto cultural como político, del PCCh. La Masacre de la Plaza Tiananmen se utilizó para evitar una crisis política y para aplacar las demandas democráticas. La persecución de Falun Gong busca terminar con las cuestiones de la fe y la curación tradicional. Todas estas medidas fueron necesarias para que el PCCh fortaleciera su poder y mantuviera el control en medio de constantes crisis financieras (los precios de los bienes de consumo subieron vertiginosamente después de que el Partido tomó el poder, y la economía de China por poco colapsa después de la Revolución Cultural), crisis políticas (ocasionadas por personas que no seguían las órdenes del Partido y otras que querían compartir derechos políticos con éste) y crisis de fe (la desintegración de la ex Unión Soviética, cambios políticos que se sucedían en Europa Oriental y el crecimiento de Falun Gong). A excepción del caso de Falun Gong, casi todas las campañas políticas mencionadas se utilizaron para revivir el espectro maligno del PCCh e incitar su deseo de revolución. El PCCh también usó estos movimientos políticos para poner a prueba a miembros del Partido y así eliminar a los que no cumplían con sus exigencias.

Matar también es necesario por razones prácticas. El Partido Comunista comenzó como un grupo de matones y pendencieros que mataban para obtener poder. Una vez que sentaron el precedente, no hubo forma de volver atrás. El PCCh necesitaba instigar el terror constantemente para obligar al pueblo a aceptar su poder absoluto.

A primera vista, se puede hacer parecer que el PCCh se veía “obligado a matar” y que se produjeron varios incidentes que irritaron al espectro maligno del Partido y encendieron accidentalmente su mecanismo de matanza. La verdad es que esos incidentes sólo sirven para disfrazar la necesidad de matar que tiene el PCCh. Sin esas lecciones dolorosas, la gente podría haber pensado que el Partido estaba mejorando y así comenzar a exigir democracia, como hicieron los estudiantes idealistas del movimiento democrático de 1989. Realizar matanzas cada 7 u 8 años sirve para que la gente no se olvide del terror y así advertir a la nueva generación: Cualquiera que actúe contra el PCCh, pretenda desafiar su liderazgo absoluto o intente contar la verdad acerca de la historia de China sufrirá en carne propia el “puño de hierro de la dictadura del proletariado”.

Para el PCCh, matar se convirtió en una de las herramientas básicas para mantener el poder. Debido a la intensificación de sus actos sanguinarios, si dejara de lado su mecanismo de matanza, incitaría a la gente a buscar venganza por las atrocidades sufridas. Por lo tanto, el Partido no sólo necesitaba llevar a cabo matanzas cabales y numerosas, sino que debía hacerlo de la manera más brutal posible para lograr intimidar a las masas; sobre todo en sus comienzos, cuando empezaba a establecer su dominio. Como el objetivo de las matanzas era instigar el mayor terror posible, el PCCh seleccionaba blancos de destrucción de modo arbitrario e irracional. Empleó la estrategia del genocidio en cada medida política que adoptó. En el caso del aniquilamiento de los reaccionarios, por ejemplo, el Partido en realidad no reprimió actos reaccionarios, sino a la gente a la que consideraba reaccionaria. Si una persona había servido sólo unos días en el Ejército Nacionalista (Kuomintang, KMT), pero no tuvo ningún tipo de participación política una vez que el PCCh asumió el poder, era asesinada de todos modos debido a su “historial reaccionario”. Cuando se efectuó la reforma agraria, a fin de terminar de raíz con el problema, a menudo el Partido asesinaba a la familia entera de un terrateniente.

Desde 1949, el PCCh persiguió a más de la mitad de la población china. Se estima que murieron entre 60 y 80 millones de personas por causas no naturales. Esta cifra supera el número total de muertos en las dos Guerras Mundiales.

Al igual que sucede en otros países comunistas, las matanzas arbitrarias que realiza el PCCh suponen la brutal eliminación de los propios miembros que valoran el sentido de humanidad por sobre la ideología del Partido. El régimen de terror impuesto por el PCCh rige tanto para el pueblo como para sus miembros, a fin de mantener una “fortaleza invencible”.

En una sociedad normal, la gente se demuestra cariño, respeta y venera la vida y muestra gratitud hacia Dios. En Oriente, la gente dice: “No les hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti”.3 En Occidente, se dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.4 Por el contrario, el PCCh sostiene que: “De ahora en adelante, la historia de toda sociedad existente es la historia de la lucha de clase”.5 Para que la lucha se mantenga viva en la sociedad, es necesario generar odio. El Partido no se encarga solamente de extinguir vidas, sino que incita a la gente a matarse entre sí. Trata de que la gente se insensibilice frente al sufrimiento de los otros con la exposición a la brutalidad inhumana y el asesinato, y que se convenza de que “lo que mejor que se puede esperar es no ser perseguido”. Todas estas lecciones que el PCCh enseña mediante la represión brutal le permiten mantenerse en el poder.

Además de la destrucción de un sinnúmero de vidas, el PCCh también destruyó el alma del pueblo chino. Muchas personas se vieron obligadas a responder a las amenazas del Partido renunciando a sus ideas y principios. De algún modo, lo que murió es el alma de estas personas: un hecho más temible que la muerte física.

I. Una masacre horrenda

Antes de que el Partido tomara el poder, Mao Zedong escribió: “Sin duda no empleamos una política de benevolencia en relación con los reaccionarios ni con las actividades reaccionarias de las clases reaccionarias”.6 Dicho de otro modo, antes de que el PCCh tomara Beijing, ya había decidido ejercer la tiranía bajo el eufemismo de Dictadura Democrática Popular. A continuación, se mencionan algunos ejemplos.

La represión de los reaccionarios y la reforma agraria

En marzo de 1950, el PCCh dio a conocer las Órdenes para la Eliminación Estricta de Elementos Reaccionarios, medida conocida como el movimiento de “eliminación de los reaccionarios”.

A diferencia de todos los emperadores que otorgaron una amnistía a todo el país después de su coronación, el PCCh comenzó a matar no bien asumió el poder. Mao Zedong manifestó en un documento: “Todavía existen muchos lugares donde la gente se siente intimidada y no se anima a matar a los reaccionarios abiertamente y en gran escala”.7 En febrero de 1951, el alto mando del PCCh anunció que, a excepción de las provincias de Zhejiang y Anhui, “otras áreas que no estén llevando a cabo una cantidad suficiente de asesinatos, sobre todo en las ciudades grandes y medianas, deben continuar arrestando y matando hasta alcanzar números importantes, y no deben detenerse en el corto plazo”. Mao incluso recomendó que “para matar a los reaccionarios en las zonas rurales, debería exterminarse una proporción mayor al 1/1000 del total de la población… En las ciudades, el porcentaje debería ser inferior”.8 En ese entonces, la población de China era de unos 600 millones de habitantes; por lo tanto, la “orden real” de Mao habría causado al menos 600.000 muertes. Nadie sabe de dónde surgió esa proporción de 1/1000. Tal vez por mera ocurrencia, Mao decidió que esas 600.000 vidas alcanzarían para cimentar el miedo entre la gente, y entonces ordenó que se materializara su deseo.

Al PCCh no le importaba si los asesinados merecían morir. “Las reglas de la República Popular China para castigar a los reaccionarios”, dadas a conocer en 1951, incluso decían que los que “difundieran rumores” podían ser “ejecutados de inmediato”.

Mientras se reprimía a los reaccionarios con mano de hierro, se llevaba a cabo la reforma agraria en gran escala. De hecho, el PCCh ya había iniciado la reforma agraria en los territorios que ocupaba a fines de la década de 1920. En apariencia, esta medida defendía el ideal de que todo el pueblo tendría tierra para trabajar, pero la realidad es que no era más que una excusa para matar. Tao Zhu, que a partir de entonces alcanzaría el cuarto escalafón de importancia en el PCCh, usaba un lema para la reforma agraria: “Todas las aldeas sangran, todos los hogares pelean”, que significaba que en cada aldea los terratenientes debían morir.

La reforma agraria se podía haber llevado a cabo sin matar a nadie; por ejemplo, del mismo modo en que lo hizo el gobierno taiwanés: comprándoles las propiedades a los terratenientes. Sin embargo, como el PCCh nació de un grupo de matones iletrados, lo único que sabía hacer era robar. Y después de los robos tenía que matar a las víctimas para eliminar la posibilidad de futuras venganzas.

La forma más común de matar durante la reforma agraria era conocida como “reunión de lucha”. El PCCh inventaba crímenes e inculpaba a los terratenientes o a los granjeros ricos. Luego se le preguntaba a la multitud cómo debían ser castigados los “culpables”. Entre la gente, había miembros o activistas del Partido infiltrados que gritaban “¡Hay que matarlos!”, y entonces se ejecutaba a los ricos y terratenientes en el acto. En esa época, todo el que poseía tierras en las aldeas era tildado de explotador. Los que solían aprovecharse de los campesinos recibían el nombre de “explotadores crueles”; los que ayudaban a la sociedad reparando servicios públicos y donando fondos a escuelas y a las víctimas de desastres naturales eran apodados “explotadores generosos”; y los que no hacían nada, “explotadores pasivos o silenciosos”. Este tipo de clasificación no tenía ningún sentido, porque todos los “explotadores” terminaban siendo ejecutados, más allá de la categoría a la que pertenecieran.

A fines de 1952, la lista oficial de “elementos reaccionarios” ejecutados publicada por el PCCh rondaba los 2,4 millones de personas. En realidad, el número total de funcionarios locales del ex gobierno del KMT y de terratenientes asesinados alcanzaba los 5 millones.

La represión de los reaccionarios y la reforma agraria tuvieron tres resultados directos. En primer lugar, se eliminó a los ex funcionarios locales que habían sido elegidos mediante el sistema autónomo de clanes. Mediante la represión de los reaccionarios y la reforma agraria, el PCCh mató a todo el personal jerárquico del sistema anterior y tomó el control total de las zonas rurales mediante la instalación de dependencias del Partido en cada aldea. En segundo lugar, obtuvo riquezas incalculables a través del hurto y el robo. Y tercero, aterrorizó a los civiles con la brutal represión ejercida contra los terratenientes y los granjeros ricos.

La campaña de los Tres Anti y la campaña de los Cinco Anti

La represión de los reaccionarios y la reforma agraria apuntaban principalmente al campo, mientras que la campaña de los Tres Anti y la campaña de los Cinco Anti, que tuvieron lugar más tarde, podrían entenderse como el genocidio llevado a cabo en las ciudades.

La campaña de los Tres Anti comenzó en diciembre de 1951 y tenía como objetivo eliminar la corrupción, el despilfarro y la burocracia de las filas del PCCh. Algunos funcionarios corruptos del Partido fueron ejecutados. Poco tiempo después, el PCCh atribuyó la corrupción de sus funcionarios de gobierno a la tentación ejercida por los capitalistas. Asimismo, en enero de 1952 se lanzó la campaña de los Cinco Anti contra el soborno, la evasión impositiva, el robo de bienes del Estado, la construcción de mala calidad y el espionaje de información económica del Estado.

La campaña de los Cinco Anti consistía en robar los bienes de los capitalistas, o mejor dicho en asesinarlos para quedarse con su dinero. Chen Yi, el intendente de Shanghai de entonces, recostado en un sofá con una taza de té en la mano, preguntaba pausadamente: “¿Cuántos paracaidistas hubo hoy?”. Lo que significaba: “¿Cuántos empresarios se suicidaron saltando de edificios altos?”. Ningún capitalista pudo escapar a la campaña de los Cinco Anti. Se les exigía que pagaran impuestos “evadidos” desde el período Guangxu (1875-1908) de la dinastía Qing (1644-1911), que fue cuando se estableció el mercado comercial de Shanghai. No había forma de que los capitalistas pudieran pagar esos “impuestos”, ni siquiera con la totalidad de su fortuna. No les quedaba más alternativa que poner fin a su vida. Pero no querían saltar al río Huangpu: si su cuerpo no se encontraba, el

PCCh podía acusarlos de huir a Hong Kong y, de ese modo, la responsabilidad de pagar los impuestos recaería en sus familias. Así, saltaban de edificios altos para que el cuerpo quedara como prueba de su muerte. En esa época, se decía que en Shanghai la gente no se animaba a caminar cerca de los edificios altos por miedo a ser aplastada por algún suicida.

De acuerdo con el libro Datos de las campañas políticas luego de la fundación de la República Popular de China, editado en 1996 por cuatro dependencias gubernamentales, entre ellas el Centro de Investigación Histórica del PCCh, durante las dos campañas, más de 323.100 personas fueron arrestadas y más de 280 se suicidaron o desaparecieron. Durante la campaña en contra de Hu Fang de 1955, más de 5000 personas fueron incriminadas, más de 500 arrestadas, más de 60 se suicidaron y 12 perecieron a raíz de causas no naturales. Más tarde, en la época de la represión de los reaccionarios, se ejecutó a más de 21.300 personas y más de 4300 se suicidaron o desaparecieron.

La Gran Hambruna

El mayor número de muertos se registró durante la Gran Hambruna de China, que tuvo lugar poco tiempo después del Gran Salto Adelante.9 El artículo “La Gran Hambruna” que aparece en el libro “Registros históricos de la República Popular China”, publicado en febrero de 1991 por la editorial Bandera Roja afirma: “Se estima que el número de muertes por causas no naturales sumado al que arrojó la caída en el número de nacimientos entre 1959 y 1961 redunda en una pérdida de alrededor de 40 millones de vidas… Es probable que semejante cifra represente la mayor hambruna mundial de este siglo”.

El PCCh le dio a la Gran Hambruna el falso nombre de Desastre Natural de Tres Años. De hecho, esos tres años tuvieron condiciones climáticas favorables y durante ese período no se registraron desastres naturales como inundaciones, sequías, huracanes, tsunamis, terremotos, heladas, granizo o plagas de langostas. El “desastre” se debió sólo a la acción del hombre. La campaña del Gran Salto Adelante obligó a todos los habitantes de China a participar en la fabricación de acero, por lo que los granjeros debieron abandonar sus cultivos y dejar que se echaran a perder. A pesar de ello, los funcionarios de todas las regiones exageraron el rendimiento de las producciones locales. He Yiran, el primer secretario del Comité del Partido de la prefectura de Liuzhou, inventó el escandaloso volumen de “65.000 kilogramos de arroz por mu”10 para el condado de Huanjiang. Estos episodios tuvieron lugar justo después del Plenario de Lushan, cuando el movimiento antiderechista del PCCh se extendió por todo el país. A fin de demostrar que el Partido siempre tenía razón, el gobierno expropió los cultivos como forma de cobrar impuestos por esos rendimientos exagerados. En consecuencia, se confiscaron las raciones de granos, las semillas y los alimentos básicos de los campesinos. Cuando no se pudo responder a la demanda, se acusó a los campesinos de esconder sus cosechas.

En una oportunidad, He Yiran dijo que los productores debían alcanzar el primer lugar en la competencia por la mayor producción sin fijarse en cuánta gente de Liuzhou muriera. Algunos campesinos perdieron todo y sólo se quedaron con unos puñados de arroz escondidos en la vasija de la orina. El Comité del Partido del distrito de Xunle, condado de Huanjiang, llegó a emitir una orden por la que se prohibía cocinar, para evitar que los campesinos se comieran las cosechas. De noche había patrullas que registraban la zona. Si veían un fuego encendido, allanaban el lugar de donde provenía. Muchos campesinos ni siquiera se atrevían a cocinar hierbas o cortezas salvajes comestibles, y morían de hambre.

Históricamente, en épocas de hambruna, los gobiernos suministraban platos de sopa de arroz, distribuían las cosechas y dejaba que las víctimas huyeran de las zonas de hambre. El PCCh, en cambio, consideraba que huir de la tragedia traía desprestigio para el Partido, por lo que apostó militares en los caminos para que los bloquearan y así impedir que las víctimas escapasen. Cuando los campesinos tenían tanta hambre que comenzaban a robar pequeñas raciones de los depósitos de granos, el PCCh ordenó disparar contra la multitud para reprimir el hurto y calificó a los muertos de elementos contrarrevolucionarios. Una inmensa cantidad de campesinos murieron de hambre en las provincias de Gansu, Shandong, Henan, Anhui, Hubei, Hunan, Sichuan y Guangxi, entre otras. Así y todo, los hambrientos campesinos se vieron obligados a participar en tareas de irrigación, construcción de represas y fabricación de acero. Muchos caían al suelo mientras trabajaban y jamás volvían a levantarse. Al final, los sobrevivientes no tenían fuerza para enterrar a los muertos. Muchas aldeas desaparecieron por completo ya que las familias fueron muriendo de hambre una tras otra.

En las épocas de hambruna más graves de la historia de China, anteriores al PCCh, hubo casos en que las familias intercambiaban sus hijos para comerlos, pero nadie jamás se comió a sus propios hijos. Sin embargo, bajo el reinado del PCCh, la gente se vio obligada a comerse a los muertos, a los que huían de otras regiones e incluso a matar y comerse a sus propios hijos. El escritor Sha Qing describe el escenario en su libro Yi Xi Da Di Wan (Una tierra oscura y pantanosa): durante la Gran Hambruna, en una familia de campesinos, al padre no le quedaba nada más que su hijo y su hija. Un día, el padre sacó a la hija de la casa. Cuando la niña volvió, no pudo encontrar a su hermano menor, pero vio aceite blanco en la caldera y una pila de huesos al lado del fuego. Varios días después, el padre añadió agua a la olla y le dijo a su hija que se acercara. La niña tenía miedo y le rogó a su padre desde el exterior de la casa: “Papi, por favor no me comas. Puedo juntar madera y cocinar para ti. Si me comes, nadie hará eso por ti”.

Se desconoce el alcance y la cantidad de tragedias como ésta que hubo. No obstante, el PCCh las interpretó como una muestra de honor, afirmó que el Partido estaba enseñando a la gente a pelear con valentía contra los “desastres naturales” y seguía calificándose de “grande, glorioso y correcto”.

Después del Plenario de Lushan de 1959, el general Peng Dehuai11 fue desplazado de su cargo por hablar a favor del pueblo. Un grupo de funcionarios del gobierno y miembros del Partido que se animaron a decir la verdad fueron despedidos, detenidos o investigados. Después de eso, nadie se atrevió a hablar. En la época de la Gran Hambruna, en lugar de proporcionar información verídica, la gente ocultaba las cifras de la cantidad de muertes por hambre para proteger sus puestos de trabajo. La provincia de Gansu incluso rechazó la ayuda que le ofrecía la provincia de Shaanxi, y afirmaba que contaba con demasiadas reservas de alimentos.

La Gran Hambruna también sirvió para poner a prueba a los altos funcionarios del PCCh. De acuerdo con los criterios del Partido, los funcionarios que podían resistir la tentación de decir la verdad frente a decenas de millones de personas que morían de hambre sin duda estaban calificados para ocupar esos puestos. Así, el PCCh creyó que nada, ni las emociones humanas ni las convicciones religiosas, podía convertirse en un obstáculo psicológico para que esos funcionarios no siguieran la línea del Partido. Después de la Gran Hambruna, los altos funcionarios provinciales se limitaron a participar de la formalidad de la autocrítica. Li Jingquan, el secretario del PCCh de la provincia de Sichuan, donde perecieron de hambre millones de personas, fue ascendido a primer secretario de la Oficina de Distrito Sudoeste del Partido.

De la Revolución Cultural y la Masacre de la Plaza Tiananmen hasta Falun Gong

La Revolución Cultural se lanzó formalmente el 16 de mayo de 1966 y se extendió hasta 1976. Este período se conoció como la Catástrofe de los Diez Años, denominado así incluso por el PCCh. Más tarde, en una entrevista con un periodista yugoslavo, Hu Yaobang, ex secretario general del Partido, declaró: “En esa época se vieron afectadas cerca de 100 millones de personas; es decir, una décima parte de la población china”.

El libro Datos de las campañas políticas luego de la fundación de la República Popular de China afirma que “En mayo de 1984, después de 31 meses de gran investigación, verificación y análisis por parte del Comité Central del PCCh, las cifras relacionadas con la Revolución Cultural eran las siguientes: más de 4,2 millones de personas fueron arrestadas e investigadas; más de 1.728.000 murieron por causas no naturales; más de 135.000 fueron tildadas de contrarrevolucionarias y ejecutadas; más de 237.000 fueron asesinadas; más de 7,03 millones quedaron discapacitadas por lesiones en ataques armados, y 71.200 familias terminaron destruidas”. Los registros locales indican que 7,73 millones de personas murieron por causas no naturales durante la Revolución Cultural.

Además de la práctica de golpear a la gente hasta matarla, la Revolución Cultural desencadenó una ola de suicidios. Muchos intelectuales famosos, entre ellos Lao She, Fu Lei, Jian Bozan, Wu Han y Chu Anping, pusieron fin a su vida en los comienzos de este movimiento.

Esta campaña constituyó el período izquierdista más extremo de la historia de China. Matar se convirtió en una forma competitiva de mostrar la posición revolucionaria que uno tenía; por eso, la eliminación de enemigos de clase era sumamente cruel y brutal.

La política de reforma y apertura permitió la circulación de información, gracias a lo cual muchos periodistas extranjeros pudieron presenciar la Masacre de la Plaza Tiananmen de 1989 y televisar informes en los que se veía tanques que perseguían y aplastaban a estudiantes universitarios.

Diez años más tarde, el 20 de julio de 1999, Jiang Zemin comenzó su campaña de represión a Falun Gong. A fines de 2002, información proveniente de fuentes del gobierno confirmaba el encubrimiento de 7000 muertes producidas en centros de detención, campos de trabajos forzados, cárceles y hospitales psiquiátricos, a un promedio de siete por día.

Hoy en día la tendencia al asesinato del PCCh es menor que en el pasado, como cuando asesinaba a millones o decenas de millones de personas. Este cambio obedece a dos razones importantes. Por un lado, el Partido pervirtió la mente de los chinos con su cultura partidaria de modo tal que ahora la gente es más sumisa y cínica. Por el otro, debido al exceso de corrupción y a los desfalcos cometidos por funcionarios del PCCh, la economía de China se convirtió en una economía “de transfusión”, que depende en gran medida del ingreso de capitales extranjeros para sostener el crecimiento económico y la estabilidad social. El Partido tiene bien presentes las sanciones económicas que sufrió por la Masacre de la Plaza Tiananmen y sabe que realizar matanzas abiertas provocaría el retiro de capitales extranjeros, lo que pondría en peligro su régimen totalitario.

Sin embargo, el PCCh jamás abandonó la práctica de matar en secreto. La diferencia es que en la actualidad no escatima esfuerzos para esconder las pruebas.

II. Formas de matar de suma crueldad

Todo lo que hace el PCCh tiene un único fin: obtener poder y consolidarlo. Para el Partido, matar es una forma muy importante de consolidar el poder. Cuanta más gente se mata y cuanto peor es la crueldad, mayores son las posibilidades de generar terror. Ese terror comenzó muy temprano: antes de la Guerra Sino-Japonesa.

Masacre en el norte de China durante la Guerra Sino-Japonesa

Cuando recomendó el libro Enemigo interno, del padre Raymond J. de Jaegher, el presidente norteamericano Hoover comentó que el libro ponía al descubierto el terror generado por los movimientos comunistas. Y agregó que se lo recomendaba a toda persona que deseara entender cómo es posible que exista una fuerza tan maligna en el mundo.

En el libro, De Jaegher cuenta casos en los que el PCCh utilizó la violencia para inspirar el miedo y someter a la gente.

“Un día —relata De Jaegher, testigo presencial de los hechos—, el Partido reunió a todos los habitantes de una aldea en la plaza principal. Los maestros acudieron con sus alumnos. El propósito de la reunión era presenciar la ejecución de 13 jóvenes patriotas. Después de dar a conocer los cargos inventados contra las víctimas, el PCCh le ordenó a una maestra horrorizada que les hiciera cantar a los niños canciones patrias. Entre tanto, en el escenario no aparecieron bailarines sino un verdugo que sostenía una cuchilla filosa en las manos. El verdugo era un soldado comunista joven, robusto, de brazos fuertes y aspecto feroz. Se ubicó detrás de la primera víctima, levantó rápidamente la cuchilla en el aire, la bajó con fuerza y cayó la primera cabeza. La sangre emanaba como de una fuente, mientras la cabeza rodaba por el suelo. El canto histérico de los niños se transformó en gritos y llantos desconsolados. Con sus palmas la maestra marcaba el compás de los cánticos, tratando de que no se detuvieran. En medio del caos, yo oía sonar una campana una y otra vez. El verdugo asestó 13 golpes y 13 cabezas cayeron al suelo. Luego, varios soldados comunistas se acercaron, abrieron el torso de las víctimas y les extrajeron el corazón para festejar. Semejante bestialidad se llevó a cabo delante de los niños. Ellos empalidecieron y algunos comenzaron a vomitar a causa del macabro ritual del que eran testigos. La maestra los regañó por sus reacciones, y luego los hizo formar para volver a la escuela.”

Después de ese episodio, el padre De Jaegher vio con frecuencia cómo se obligaba a los niños a presenciar matanzas. Los niños se acostumbraron a las escenas sangrientas y se insensibilizaron ante los asesinatos; algunos incluso comenzaron a disfrutar de las escenas que se generaban.

Cuando el PCCh sintió que las matanzas comunes no alcanzaban para despertar el horror y la excitación, inventó todo tipo de torturas crueles. Por ejemplo, obligaba a una persona a tragar una gran cantidad de sal sin beber ni una gota de agua y dejaba que la víctima sufriera hasta morir de sed; o le quitaba la ropa a un individuo y lo obligaba a rodar sobre vidrios rotos; o abría un hueco en un río congelado y arrojaba a la víctima dentro de él: la persona o moría de frío o se ahogaba.

De Jaegher escribió que un miembro del PCCh de la provincia de Shansi inventó una forma de tortura macabra. Un día, mientras caminaba por la ciudad, se detuvo frente a un restaurante y se quedó mirando una gran caldera que hervía. Entonces él compró varias calderas gigantes y de inmediato arrestó a opositores del Partido Comunista. Durante el acelerado juicio, se llenaron las calderas con agua hirviendo. Luego de la condena, desnudaron a tres personas y las arrojaron adentro

para que murieran quemadas. En Pingshan, De Jaegher vio cómo despellejaban a un hombre vivo. Los miembros del PCCh obligaron a su hijo a participar de la inhumana tortura: vio morir a su padre en medio de un dolor inconmensurable mientras oía sus gritos. Los torturadores vertieron vinagre y ácido sobre el cuerpo del padre y así toda la piel se le peló pronto. Comenzaron por la espalda, siguieron por los hombros y en un rato le habían extirpado la piel de todo el cuerpo, salvo la de la cabeza. El hombre murió en cuestión de minutos.

El terror rojo durante el Agosto Rojo y el canibalismo de Guangxi

Después de tomar el control total del país, el PCCh no cesó su campaña de violencia. De hecho, durante la Revolución Cultural, la violencia se intensificó.

El 18 de agosto de 1966, Mao Zedong se reunió con los representantes de las Guardias Rojas en la torre de la Plaza Tiananmen. Song Binbin, hija del líder comunista Song Renqiong, le puso a Mao la manga emblema de las Guardias Rojas. Cuando Mao se enteró del significado del nombre de Song Binbin, “amable y cortés”, dijo: “Necesitamos más violencia”. De ahí en más, Song se cambió el nombre por el de Song Yaowu, “deseo de violencia”.

En poco tiempo, los ataques armados violentos se extendieron por todo el país. La generación más joven, educada en el ateísmo comunista, no sentía miedo ni preocupación. Bajo la conducción directa del PCCh y las órdenes de Mao, los integrantes de las Guardias Rojas, fanáticos e ignorantes que se sentían por encima de la ley, comenzaron a golpear gente y a saquear hogares en toda la nación. En muchas zonas, las “cinco clases negras” (terratenientes, granjeros ricos, reaccionarios, malos elementos y derechistas) y sus parientes fueron asesinados siguiendo una política de genocidio. Un caso típico es el del condado de Daxing, cerca de Beijing, donde desde el 27 de agosto hasta el 1 de septiembre de 1966, murieron 325 personas en 48 brigadas de 13 comunas populares. La persona más vieja asesinada tenía 80 años y la más joven, tan sólo 38 días. Veintidós familias fueron exterminadas por completo.

Golpear a una persona hasta matarla era una práctica común. En la calle Shatan, un grupo de Guardias Rojas torturó a una anciana con cadenas y cinturones de cuero hasta que no pudo moverse más; entonces una mujer de las Guardias Rojas saltó sobre su cuerpo y le pisoteó el vientre. La anciana murió en el momento… Cerca de Chongwenmeng, cuando las Guardias Rojas registraron la casa de la “mujer de un terrateniente” (una viuda solitaria), obligaron a todos los vecinos a llevar una olla de agua hirviendo, que vertieron desde el cuello de la mujer para quemarle el cuerpo. Varios días después, la hallaron muerta, con el cuerpo cubierto de gusanos… Había muchas formas diferentes de matar, como azotar con una vara hasta provocar la muerte, abrir el cuerpo con una hoz o estrangular con sogas… El método para matar bebés era el más cruel de todos: el asesino se paraba sobre una pierna del bebé y tiraba de la otra hasta abrirlo en dos. (Investigación de la Masacre de Daxing, de Yu Luowen)12

El canibalismo de Guangxi fue incluso más inhumano que la Masacre de Daxing. El escritor Zheng Yi, autor de Recuerdo escarlata, describió el canibalismo como un proceso que se dio en tres etapas.

La primera fue la etapa inicial, en la que el terror era disimulado y tenebroso. Los registros locales documentan una escena típica: a medianoche, los asesinos ingresan en una casa en puntas de pie, y una vez que hallan a su víctima, le abren el torso para extirparle el hígado y el corazón. Como no tienen experiencia y están asustados, por error le sacan un pulmón y tienen que volver. Una vez que cocinan el hígado y el corazón, algunos llevan licor de sus casas, otros aportan los condimentos y entonces se sientan a comer en silencio a la luz del fuego del horno.

La segunda etapa fue el punto de esplendor, cuando el terror se volvió abierto y público. En ese momento, los asesinos veteranos mostraban gran experiencia para extirpar el hígado y el corazón mientras la víctima está viva, y se lo enseñaban a otros y refinaban su técnica hasta la perfección. Por ejemplo, cuando abrían a una persona viva, lo único que necesitaban hacer era cortar el vientre en forma de cruz, subirse a la víctima (si ésta estaba atada a un árbol, los asesinos le golpeaban la parte inferior del abdomen con la rodilla), y el corazón y demás órganos salían del cuerpo. El asesino principal tenía derecho a disponer del hígado, el corazón y los genitales, mientras que los otros se repartían el resto. Esas escenas imponentes pero aterradoras estaban decoradas con banderines y eslóganes.

La tercera etapa fue la del descontrol, cuando el canibalismo se convirtió en una práctica masiva. En el condado de Wuxuan, al igual que cuando los perros salvajes se comen los cuerpos en épocas de epidemias, la gente se comía entre sí, totalmente fuera de control. A menudo, las víctimas primero se “acusaban en público”, tras lo cual siempre seguía la ejecución y luego el canibalismo. No bien la persona caía al suelo, viva o muerta, la gente sacaba los cuchillos que tenía preparados, la rodeaba y le cortaba la parte del cuerpo que pudiera agarrar. En esta etapa, los ciudadanos comunes participaban del canibalismo. El huracán de la lucha de clase borró toda noción de pecado y de naturaleza humana de la mente de la gente. El canibalismo se extendió como una plaga y la gente disfrutaba de los festines caníbales. Cualquier parte del cuerpo humano era comestible: corazón, hígado, riñones, hombros, pies, tendones. Los cuerpos se cocían de muchas maneras: hervidos, al vapor, al horno, fritos, asados… La gente tomaba licor o vino y jugaba a juegos de mesa mientras se comía los cuerpos. En el momento de esplendor de este movimiento, incluso la cafetería de la organización gubernamental más importante, el Comité Revolucionario del condado de Wuxuan, ofrecía platos hechos con carne humana.

No obstante, no debe creerse que esos festivales de canibalismo eran producto del descontrol de la gente. El PCCh era una organización totalitaria que dominaba todos y cada uno de los aspectos de la sociedad. Sin el apoyo y la manipulación del Partido, el movimiento caníbal no habría tenido lugar.

Una canción que el Partido se compuso en elogio de sí mismo dice: “La vieja sociedad13 convertía a los seres humanos en fantasmas, la nueva sociedad transformó a los fantasmas en seres humanos”. Sin embargo, las matanzas y los festines caníbales demuestran que el Partido podía convertir a un ser humano en un monstruo o un demonio, ya que el PCCh es más cruel que cualquier monstruo o demonio.

La persecución a Falun Gong

Como el pueblo de China ingresó en la era de la computación y de los viajes espaciales, y puede hablar en privado acerca de los derechos humanos, la democracia y la libertad, muchos creen que las atrocidades espantosas del gobierno comunista son parte del pasado, que el PCCh se puso ropas civiles y está listo para conectarse con el mundo.

Sin embargo, esa idea está muy lejos de la verdad. Cuando el Partido descubrió que existe una agrupación que no le teme a sus crueles torturas y matanzas, comenzó a utilizar métodos aún más extravagantes. La agrupación que sufre este nuevo tipo de persecución es Falun Gong.

La violencia de las Guardias Rojas y el canibalismo practicado en la provincia de Guangxi tenían como fin eliminar el cuerpo de la víctima, ya sea matando a la persona en varios minutos o en cuestión de horas. A los practicantes de Falun Gong —también conocido como Falun Dafa— se los persigue para que abandonen su creencia en los principios de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. En este caso, las torturas suelen durar varios días, meses o incluso años. Se estima que más de 10.000 practicantes de Falun Gong han perecido a causa de torturas.

Los practicantes que sufrieron toda clase de tormentos y lograron escapar de las garras de la muerte informaron acerca de más de cien métodos crueles; los siguientes son sólo algunos ejemplos.

Las golpizas crueles son el método más común para torturar a los practicantes de Falun Gong. La policía y los líderes entre los prisioneros golpean directamente a practicantes y también incitan a otros prisioneros a golpearlos. Como consecuencia de los golpes, muchas víctimas han perdido la audición y sufrido daños y mutilaciones varias en diversas partes del cuerpo: orejas arrancadas, ojos aplastados, dientes partidos y fracturas de cráneo, columna vertebral, costillas, clavícula, pelvis, brazos y piernas, o la amputación directa de las extremidades. Algunos torturadores punzan y aplastan sin piedad los testículos de practicantes varones y patean los genitales de mujeres. Si los practicantes aún no se someten, continúan las golpizas hasta que les arrancan la piel y les producen aberturas en la carne. Los cuerpos quedan completamente deformados y bañados en sangre por los tormentos. No obstante, los guardias van más allá, y les vierten agua con sal y los electrocutan con bastones eléctricos. El olor de la sangre y la carne quemada junto a los gritos de agonía producen un cuadro miserable. Además, se les cubre la cabeza con bolsas de plástico para que el miedo al ahogo los lleve a ceder a la humillación

Las descargas eléctricas son otro método habitual de tortura para los practicantes de Falun Gong en los campos de trabajos forzados de China. La policía utiliza bastones que descargan electricidad en las partes sensibles de los practicantes, como boca, parte superior de la cabeza, pecho, genitales, caderas, planta de los pies, senos en las mujeres y pene en los varones. A veces se hacen descargas con varios bastones eléctricos a la vez hasta que la carne desprende olor a quemado y las zonas lesionadas se ponen negras o moradas. Otras veces, se realizan descargas sobre la cabeza y el ano al mismo tiempo. La policía suele torturar a los practicantes con diez bastones o más simultáneamente para que el castigo pueda durar más tiempo. Normalmente, un bastón eléctrico descarga hasta diez mil voltios. Durante la descarga, emite una luz azul junto con el sonido de la estática. Cuando la corriente se transmite al cuerpo, la persona siente el efecto de una quemadura o de una mordida de serpiente. La piel de la víctima se pone colorada y se abre, y las heridas se pudren. Hay bastones más poderosos que hacen sentir al torturado que lo están golpeando con un martillo en la cabeza.

También, la policía quema con cigarrillos encendidos, manos, cara, plantas de los pies, pecho, espalda, tetillas o pezones y otras partes del cuerpo de los practicantes, o directamente pasan el fuego de encendedores sobre las manos y los genitales. Calientan al rojo vivo barras de hierro especialmente diseñadas y las apoyan sobre las piernas de los torturados. También les queman la cara con carbón encendido. La policía infligió quemaduras a un practicante hasta causarle la muerte, y luego adujo que la víctima “se había inmolado”.

Los policías golpean los senos y los genitales de las practicantes. Practican violaciones individuales y grupales de las prisioneras. Las desnudan, las arrojan a celdas con internos varones y dejan que las violen reiteradamente. Usan bastones para descargarles electricidad en senos y genitales. También les queman los pezones con encendedores. Les insertan los bastones en la vagina y luego efectúan la descarga. Juntan cepillos de dientes de a cuatro, los insertan en la vagina y allí los frotan y los

retuercen. Enganchan las partes privadas de las practicantes a anzuelos de hierro. También les esposan las manos detrás de la espalda, les conectan cables eléctricos a los pezones y efectúan las descargas.

La policía coloca a los practicantes “camisas de fuerza”;14 luego les cruzan los brazos atados por detrás de la espalda. Entonces les pasan los brazos sobre la cabeza hasta el pecho, les atan las piernas y los cuelgan del lado de afuera de la ventana. Simultáneamente, les tapan la boca con ropa, les colocan auriculares y les pasan mensajes que defenestran a Falun Gong. Según testigos oculares de estos procedimientos, casi de inmediato se rompen brazos, hombros, muñecas, codos y tendones. Las víctimas que padecen repetidamente estos tormentos sufren la fractura de la columna y mueren en una agonía espantosa.

También ponen a los practicantes en calabozos tapados de aguas residuales. Martillan palillos de bambú bajo las uñas de los practicantes y los conminan a residir en cuartos húmedos llenos de moho rojo, verde, amarillo, blanco y de otros colores en los techos, suelos y paredes, lo que les hace supurar las heridas. Otra manera de torturarlos es hacer que los muerdan perros, serpientes y escorpiones, y luego inyectarles drogas que alteran los nervios. Éstos son algunos de los métodos de tortura a los que se somete a los practicantes de Falun Gong en los campos de trabajos forzados de la China comunista.

III. Cruel lucha dentro del Partido

Debido a que el PCCh unifica a sus miembros por la naturaleza partidaria y no por la moral y la justicia, la lealtad de sus miembros, sobre todo de los altos funcionarios, al líder supremo constituye una cuestión de vital importancia. El Partido necesita crear un clima de terror matando a sus integrantes. Por lo tanto, los sobrevivientes saben que cuando el dictador supremo quiere que alguien muera, esa persona sufrirá una muerte atroz.

Las luchas internas de los partidos comunistas son bien conocidas. Todos los miembros de la Oficina Política del Partido Comunista ruso que sirvieron durante los primeros dos mandatos fueron ejecutados o se suicidaron, a excepción de Lenin, que ya había muerto, y del propio Stalin. Tres de los cinco jefes de policía, tres de los cinco comandantes en jefe, los diez comandantes en jefe subalternos del Ejército, 57 de los 85 comandantes del cuerpo del Ejército y 110 de los 195 comandantes de división corrieron la misma suerte: fueron ejecutados.

El PCCh siempre aboga por “luchas brutales y ataques sin piedad”. Esas tácticas no apuntan solamente a gente que no pertenece al Partido. Ya en el período revolucionario de la provincia de Jianxi, el Partido había matado tanta gente de la Alianza AntiBolchevique (Alianza AB)15 que sólo quedaron unos pocos sobrevivientes para pelear en la guerra. En la ciudad de Yan’an, el Partido llevó a cabo una campaña de “rectificación”. Más tarde, después de establecerse políticamente, eliminó a Gao Gang, Rao Shushi,16 Hu Feng, y Peng Dehuai. Para la época de la Revolución Cultural, casi todos los miembros veteranos del PCCh habían sido exterminados. Ninguno de los ex secretarios generales tuvo un final feliz.

Liu Shaoqi, un ex presidente chino que en un momento fue la segunda figura en importancia del país, tuvo una muerte trágica. El día en que cumplía 70 años, Mao Zedong y Zhou Enlai17 le dieron la orden a Wang Dongxing (el guardia principal de Mao) de que le llevara a Liu un regalo de cumpleaños, una radio, para que escuchara el informe oficial de la Octava Sesión Plenaria del

Comité Central número doce, que decía lo siguiente: “Se recomienda la expulsión permanente del Partido del traidor, espía y desertor Liu Shaoqi, así como la exposición y acusación de Liu Shaoqi y sus cómplices por los delitos de traición y conspiración”.

Liu Shaoqi quedó destrozado mentalmente y su estado de salud se deterioró con rapidez. Como estuvo atado a la cama por mucho tiempo y no se podía mover, el cuello, la espalda, la cadera y los tobillos se le llenaron de escaras pestilentes. Cuando sentía mucho dolor, se asía con fuerza de ropa, objetos o el brazo de otra persona, por lo que le colocaron una botella de plástico duro en cada mano. Cuando falleció, las botellas quedaron con la forma de un reloj de arena por la fuerza de la presión que ejerció.

En octubre de 1969, durante su castigo, todo el cuerpo de Liu Shaoqi había comenzado a pudrirse y el pus de la infección emanaba un olor intenso. Estaba sumamente flaco y al borde de la muerte. Sin embargo, el inspector especial del Comité Central del Partido no le permitía tomar una ducha o girar el cuerpo para cambiarse de ropa. En vez de eso, le arrancaron toda la ropa que llevaba puesta, lo envolvieron en una manta, lo enviaron en avión desde Beijing hasta la ciudad de Kaifeng y lo encerraron en el sótano de un sólido fortín. Cuando le dio fiebre alta, no sólo no le dieron medicación sino que transfirieron al personal médico lejos de allí. Cuando Liu Shaoqi murió, su cuerpo se había deteriorado por completo y su cabello blanco estaba todo despeinado y tenía 60 centímetros de largo. Dos días después, a medianoche, lo cremaron al igual que a las personas con enfermedades altamente infecciosas. También cremaron su ropa de cama, la almohada y otros objetos personales. En el certificado de defunción de Liu Shaoqi consta la siguiente información: “Nombre: Liu Weihuang; profesión: desocupado; motivo del deceso: enfermedad”. El PCCh torturó a un ex presidente de la nación hasta provocarle la muerte sin dar ningún tipo de explicación.

IV. Exportar la revolución: el asesinato de gente en el exterior

Además de disfrutar matando gente en el territorio de China y en el seno del Partido usando una gran variedad de métodos, el PCCh participó de matanzas en el exterior, como el asesinato de chinos que se encontraban fuera del país, mediante la exportación de la revolución. Un ejemplo típico es el caso de los Khmer rojos.

Los Khmer rojos de Pol Pot sólo existieron en Camboya durante cuatro años, de 1975 a 1978. Sin embargo, el régimen asesinó a más de dos millones de personas, entre ellas 200.000 chinos, en un pequeño país de tan sólo ocho millones de habitantes.

Los crímenes cometidos por los Khmer rojos son infinitos, pero no los trataremos aquí. Lo que sí haremos es hablar de su relación con el PCCh.

Pol Pot veneraba a Mao Zedong. En 1965, viajó a China cuatro veces para escuchar sus enseñanzas en persona. Ese año, se quedó en China tres meses. Chen Boda y Zhang Chunqiao analizaron con él teorías como “el poder político surge del cañón de las armas”, “la lucha de clase”, “la dictadura del proletariado” y otras. Más tarde, esas teorías le sirvieron de fundamento para gobernar Camboya. Al regresar a su país, Pol Pot cambió el nombre de su partido por el de Partido Comunista camboyano y estableció bases revolucionarias según el modelo del PCCh de cercar ciudades desde el campo.

En 1968, el Partido Comunista camboyano estableció un ejército oficial. A fines de 1969, contaba con poco más de 3000 uniformados. Pero en 1975, antes de atacar y ocupar la ciudad de Phnom Penh, se había convertido en una fuerza imponente y bien equipada de 80.000 soldados. Esto no habría sido posible sin el apoyo del PCCh. El libro Documentación del apoyo a Vietnam y de la lucha con Estados Unidos, de Wang Xiangen,18 afirma que, en 1970, China le dio a Pol Pot armas para 30.000 soldados. En abril de 1975, Pol Pot tomó la capital de Camboya y, dos meses después, viajó a Beijing para reunirse con el PCCh y recibir instrucciones. Obviamente, si las matanzas de los Khmer rojos no hubieran recibido el apoyo teórico y material del Partido, jamás habrían podido llevarse a cabo.

Por ejemplo, después de que el Partido Comunista camboyano mató a los dos hijos del príncipe Sihanouk, envió al príncipe a Beijing por orden de Zhou Enlai. Era bien sabido que, cuando el Partido Comunista camboyano mataba a alguien, también “eliminaba al feto” para evitar cualquier problema en el futuro. Pero ante el pedido de Zhou Enlai, Pol Pot obedeció sin protestar.

Zhou Enlai salvó a Sihanouk con una palabra, pero el PCCh no cuestionó el asesinato de más de 200.000 chinos en manos del Partido Comunista camboyano. En ese entonces, los camboyanos de origen chino acudieron a la embajada de China en busca de protección, pero ésta les cerró sus puertas.

En mayo de 1998, cuando se produjo la matanza y violación masiva de personas de origen chino en Indonesia, el PCCh no emitió palabra. No ofreció ayuda de ningún tipo e incluso impidió que se difundiera la noticia en China. Parecía que al gobierno chino no le importaba nada de lo que ocurriera con sus compatriotas en el exterior; ni siquiera ofreció ayuda humanitaria.

V. Destrucción de la familia

No hay manera de contabilizar cuánta gente murió en las maniobras políticas del PCCh. No hay forma de llevar estadísticas locales debido al bloqueo de información y a las barreras existentes entre diferentes regiones, agrupaciones étnicas y dialectos locales. El gobierno del PCCh jamás practicaría un estudio de esa naturaleza, ya que ello significaría cavar su propia tumba. A la hora de narrar su historia, el Partido prefiere “omitir los detalles”.

Es aún más difícil conocer la cantidad de familias que sufrieron daños infligidos por el PCCh. En algunos casos, moría un integrante y la familia quedaba destruida. En otros, perecía la familia entera. Incluso si nadie moría, muchos se veían obligados a separarse. Padres e hijos, madres e hijas debían renunciar a sus vínculos. Algunos quedaron discapacitados, otros se volvieron locos y otros murieron jóvenes debido a las enfermedades graves que les ocasionó la tortura. El registro de todas estas tragedias familiares es muy incompleto.

El diario japonés Yomiuri News una vez informó que más de la mitad de la población china fue perseguida por el PCCh. Si eso es cierto, se estima que el número de familias destruidas por el Partido supera los 100 millones.

El nombre de Zhang Zhixin19 es muy conocido debido a la gran cantidad de noticias que se publicaron sobre su caso. Muchos saben que sufrió tortura física y mental y violaciones grupales. Al final, la condujeron a la locura y la mataron de un disparo después de cortarle la lengua. Pero lo que muchos no saben es que existe otra historia cruel detrás de esta tragedia: su familia tuvo que asistir a una “sesión de estudio para familiares de condenados a la pena de muerte”.

Su hija Lin Lin recordó el episodio a principios de 1975:

Una persona de la corte de Shenyang dijo en voz alta: “Su madre es una contrarrevolucionaria realmente obcecada. Se rehúsa a reformarse y tiene una obstinación incorregible. Se opone a nuestro gran líder, el presidente Mao, al invencible Pensamiento de Mao Zedong y a su gobierno revolucionario proletario. Con tantos delitos, nuestro gobierno está considerando la posibilidad de incrementar el castigo. De ser ejecutada, ¿qué actitud tomará usted?”. Yo estaba perpleja y no sabía qué contestar. Tenía el corazón destrozado. Pero simulaba estar tranquila y hacía fuerza para que no se me escaparan las lágrimas. Mi padre me había dicho que no lloráramos frente a otros; de lo contrario, no tendríamos forma de renunciar a nuestro vínculo con mi madre. Él contestó por mí: “Si lo que dice es cierto, el gobierno es libre de obrar como le parezca necesario”.

La persona de la corte volvió a preguntar: “¿Recogerá su cuerpo si es ejecutada? ¿Retirará sus pertenencias de la prisión?”. Bajé la vista y permanecí en silencio. Mi padre contestó por mí otra vez: “No necesitamos nada”. Nos tomó a mi hermano y a mí de la mano y nos fuimos de la hostería del distrito. A los tumbos, volvimos caminando a casa en medio de una tormenta de nieve. No cocinamos; mi padre dividió por la mitad el único bollo duro de maíz que teníamos y nos lo dio. Nos dijo: “Cómanlo y váyanse a la cama temprano”. Me quedé recostada en la cama de arcilla en silencio. Mi padre se sentó en una banqueta y se quedó mirando la luz, aturdido. Después de un rato, miró hacia la cama y pensó que estábamos dormidos. Se levantó, abrió despacio la valija que habíamos traído de nuestra antigua casa de Shenyang y sacó la foto de mi madre. La miró y no pudo contener las lágrimas.

Me levanté de la cama, apoyé la cabeza en sus brazos y comencé a llorar con fuerza. Mi padre me dio unas palmadas y me dijo: “No llores, no podemos dejar que los vecinos te oigan”. Mi hermano se despertó por mi llanto. Mi padre nos abrazó con fuerza. No sé cuántas lágrimas derramamos esa noche, pero no pudimos llorar libremente.20

Un profesor universitario tenía una familia feliz, hasta que se topó con la tragedia durante el proceso de rectificación de los derechistas. En la época del movimiento antiderechista, su mujer salía con alguien que había sido calificado de derechista. Más tarde, el amante fue enviado a un lugar lejano y sufrió enormemente. Como ella era muy joven, no podía irse con él; de modo que renunció a su amante y se casó con el profesor. Cuando su amado finalmente regresó, ella, ahora madre de varios hijos, quiso redimirse por su traición del pasado e insistió en divorciarse de su marido para aliviar su conciencia. Para ese entonces, el profesor tenía más de 50 años; no pudo tolerar el cambio repentino en su vida y perdió la razón. Se arrancó toda la ropa y salió corriendo en busca de un lugar donde comenzar una nueva vida. Al final, la mujer los abandonó a él y a los hijos. La dolorosa separación decretada por el Partido constituye un problema irresoluble y una enfermedad social incurable que sólo consigue reemplazar una separación con otra.

La familia es la unidad básica de la sociedad china. También representa la última defensa de la cultura tradicional contra la cultura del Partido. Es por eso que el daño a la familia es el más cruel de todos los cometidos por el PCCh.

Como el Partido monopoliza todos los recursos sociales, cuando se determina que una persona pertenece al sector opositor a la dictadura, aquella sufre una crisis de vida de inmediato, recibe acusaciones de todos los integrantes de la sociedad y pierde su dignidad. Debido al trato injusto que padecen, estas personas inocentes sólo encuentran consuelo en la familia. Pero la política de complicidad que practicaba el PCCh impedía que los familiares se confortaran entre sí; de lo contrario, corrían el riesgo de que también los acusaran de ser opositores a la dictadura. Zhang Zhixin, por ejemplo, se vio obligada a divorciarse. Para muchos, la traición por parte de familiares (que éstos los delaten, que luchen contra ellos, que los acusen en público o que los denuncien) es el último eslabón en su cadena de tolerancia: cuando se rompe, su espíritu se quebranta. Muchas personas se suicidaron a raíz de ello.

VI. Los modelos de matanza y sus consecuencias

La ideología del asesinato del PCCh

El PCCh siempre se ufanó de su talento y creatividad a la hora de propulsar el marxismo-leninismo; pero, a decir verdad, lo que engendró con creatividad fue un mal sin precedentes en la historia y en el mundo. Utiliza el concepto comunista de unidad social para engañar a la gente común y a los intelectuales. Saca ventaja del hecho de que la ciencia y la tecnología menosprecian la religión para fomentar el ateísmo total. Usa al comunismo para negar el derecho a la propiedad privada y emplea la teoría y la práctica leninistas de revolución violenta para controlar el país. Asimismo, combina y profundiza el aspecto más perverso de la cultura china que se aparta de las principales tradiciones del país.

El PCCh inventó toda una teoría y un marco de “revolución” y de “revolución continua” bajo la dictadura del proletariado, y utilizó ese sistema para cambiar la sociedad y para asegurar la dictadura del Partido. Su teoría consta de dos partes: la base económica y la superestructura bajo la dictadura del proletariado. De acuerdo con la teoría, la base económica determina la superestructura, mientras que ésta, a su vez, actúa sobre la base económica. A fin de fortalecer la superestructura, sobre todo el poder del Partido, la revolución debe originarse en la base económica, lo que supone:

(1) Matar a los terratenientes para resolver los problemas de las relaciones de producción21 en el campo, y (2) matar a los capitalistas para resolver esos problemas en las ciudades.

Dentro de la superestructura, las matanzas se llevan a cabo constantemente para que el Partido mantenga el control absoluto de las ideas que circulan. Esto supone:

(1) Resolver el problema de la actitud política de los intelectuales hacia el Partido

Durante mucho tiempo, el PCCh lanzó distintas campañas para reformar el pensamiento de los intelectuales. Los acusó de incentivar el individualismo burgués, la ideología burguesa, el liberalismo, los puntos de vista no políticos, las ideas que no representan a ninguna clase social, etc. El Partido despojó a los intelectuales de su dignidad lavándoles el cerebro y aniquilando su conciencia. Eliminó casi por completo el pensamiento independiente y muchas otras buenas cualidades de los intelectuales, como la tradición de exigir justicia y de dedicar la vida a la defensa de lo justo. La tradición reza: “No se debe caer en excesos cuando se es rico y respetado, ni desviarse del camino cuando se es pobre e ignoto, y tampoco se puede obligarlo a uno a someterse a una fuerza superior”;22 “Uno debería ser el primero en preocuparse por el Estado y el último en reclamar su parte de la buena fortuna”;23 “Toda persona deberá hacerse responsable de los éxitos y fracasos de su país”;24 y, “En el anonimato, el caballero perfecciona su persona, y en el ámbito público, perfecciona a todo el país”.25

(2) Comenzar una revolución cultural y matar gente para que el PCCh tenga la supremacía política y cultural total

El PCCh lanzó campañas masivas dentro y fuera del Partido y comenzó a matar en los campos de la literatura, el arte, el teatro, la historia y la educación. Los primeros ataques se centraron en personas famosas, como La Aldea de Tres Familias,26 Liu Shaoqi, Wu Han, Lao She, y Jian Bozan. Más tarde, las matanzas se extendieron a “un pequeño grupo dentro del Partido” y “un pequeño grupo dentro del Ejército” hasta que, finalmente, alcanzaron a todos los integrantes del Partido y del Ejército y a todos los habitantes del país. La lucha armada eliminaba cuerpos; los ataques culturales destruían el espíritu de la gente. Fue una época sumamente violenta y caótica. El costado maligno de la naturaleza humana se había exacerbado al máximo por la necesidad del Partido de revivir su poder en épocas de crisis. Cualquiera podía matar arbitrariamente en nombre de la revolución y de la defensa de la línea revolucionaria del líder Mao. Esa forma de exterminar la naturaleza humana se convirtió en una práctica nacional sin precedentes.

(3) El PCCh disparó contra estudiantes universitarios en la Plaza Tiananmen el 4 de junio de 1989 como respuesta a las demandas democráticas que surgieron después de la Revolución Cultural

Fue la primera vez que el ejército del Partido mató civiles en público como forma de reprimir las protestas de la gente contra la malversación de fondos, la corrupción y la connivencia entre funcionarios gubernamentales y empresarios, y su reclamo de libertad de prensa, de expresión y de reunión. Durante la masacre, a fin de instigar el odio entre militares y civiles, el Partido montó escenas con gente que quemaba vehículos del Ejército y mataba soldados, para ocultar la calamidad perpetrada por del Ejército Popular, que estaba masacrando a su propia gente.

(4) Matar a gente de diferentes creencias religiosas

El control de la fe constituye la fuente de vida del PCCh. A fin de que su herejía engañara a la gente, el Partido comenzó por eliminar todas las religiones y creencias desde el principio de su gobierno. Cuando se encontró con una nueva creencia espiritual —Falun Gong—, el PCCh desenfundó el cuchillo de carnicero una vez más. La estrategia del Partido consiste en sacar ventaja de los principios de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia” y del hecho de que los practicantes de Falun Gong no mienten, no recurren a la violencia y no desean causar inestabilidad social. Después de adquirir experiencia en la persecución de Falun Gong, el PCCh estaba mejor preparado para eliminar a gente de otras creencias. Esta vez, Jiang Zemin y el mismo Partido decidieron hacerse cargo de las matanzas en lugar de utilizar a otras personas o agrupaciones.

(5) Matar a gente para encubrir la verdad

El derecho del pueblo a estar informado representa otro punto débil del PCCh, que también mata a gente para bloquear el flujo de información. En el pasado, escuchar las emisiones radiales del enemigo era un delito que se castigaba con sentencias carcelarias. Hoy en día, debido a la gran cantidad de interferencias que sufrió la televisión estatal, realizadas para contar la verdad acerca de la persecución a Falun Gong, Jiang Zemin emitió la orden secreta de “matar en el acto y sin piedad”. Liu Chengjun, el encargado de efectuar la interferencia, fue torturado hasta morir. El PCCh movilizó a la Oficina 610 (una organización similar a la

Gestapo de la Alemania nazi que fue creada para perseguir a Falun Gong), la policía, los fiscales, los tribunales y un sistema policial masivo por Internet para controlar cada movimiento de la gente.

(6) Privar a la gente de sus derechos de supervivencia por el bien de sus propios intereses

En realidad, la teoría de revolución continua del PCCh significa que éste no está dispuesto a renunciar al poder. Hoy en día, la malversación de fondos y la corrupción presentes dentro del Partido generaron un conflicto entre la supremacía absoluta del PCCh y el derecho de la gente a la vida. Cuando la gente se organiza para proteger sus derechos legalmente, el Partido recurre a la violencia, apuntando su cuchillo de carnicero hacia los llamados cabecillas de esos movimientos. Con ese fin, tiene preparados más de un millón de policías armados. Actualmente, el PCCh está mucho mejor preparado para matar que en la época de la Masacre de Tiananmen, cuando tuvo que movilizar de urgencia a su ejército de operaciones. Sin embargo, mientras llevaba a su pueblo a la ruina, el Partido quedó encerrado en un callejón sin salida. Ahora se encuentra en una posición tan vulnerable, que “cuando sopla el viento siente que los árboles y el pasto son enemigos”, como dice el refrán chino.

En conclusión, se puede ver que el PCCh en esencia es un espectro perverso. Más allá de cómo cambie en un momento o en un lugar específicos para mantener el control absoluto, jamás podrá cambiar su historial de asesinato: mató gente en el pasado, mata gente en la actualidad y seguirá matando en el futuro.

Distintos modelos de matanza para distintas circunstancias

A. Manipular con propaganda política

El PCCh utilizó métodos diferentes para matar gente según la época. En la mayoría de los casos, lanzó campañas de propaganda política antes de actuar. A menudo dijo: “Sólo las matanzas pueden calmar la indignación del pueblo”, como si esa “indignación pública” no fuera producto del accionar del Partido.

Por ejemplo, la obra de teatro Niña de pelo blanco,27 una distorsión total de una leyenda folclórica, y las historias inventadas acerca del cobro de alquileres y de calabozos de agua que se cuentan en la obra Liu Wencai se utilizaron como herramientas para “enseñar” a la gente a odiar a los terratenientes. El PCCh normalmente demoniza a sus enemigos, como ocurrió en el caso del ex presidente chino Liu Shaoqi. En enero de 2001, por ejemplo, el Partido montó en la Plaza Tiananmen un incidente en el que se inmolaba, para despertar en el pueblo el odio hacia Falun Gong, y luego redobló su campaña masiva de genocidio contra esta práctica. El PCCh en realidad no desechó sus métodos de asesinar gente, los perfeccionó gracias a los avances tecnológicos. En el pasado, el Partido sólo podía engañar al pueblo chino, pero, en la actualidad, también engaña a gente de todo el mundo.
B. Incitar a las masas a matar gente

El PCCh no sólo mata gente a través de la máquina de su dictadura, sino que incita a la gente a matarse entre sí. Si bien en sus comienzos el Partido respetaba algunas leyes y reglamentaciones, una vez que consiguió la adhesión del pueblo, no hubo nada que pudiera detener la masacre. Por ejemplo, en la época de la reforma agraria, un comité especial decidía si los terratenientes merecían vivir o morir.
C. Destruir el espíritu de una persona antes de aniquilar su cuerpo

Otro método de matanza consiste en destruir el espíritu de la persona antes de terminar con su cuerpo. Aun la dinastía más cruel y feroz de la historia china, la Qin (221-207 a. C.), no aniquilaba el espíritu de las personas. El PCCh jamás les dio a los individuos la oportunidad de morir como mártires. Promulgó políticas como “Clemencia para los que confiesan y castigo severo para los que se resisten” y “Bajar la cabeza y confesar el delito es la única salida”. El Partido obliga a las personas a renunciar a sus creencias y pensamientos y las hace morir como perros sin dignidad: una muerte digna alentaría a los seguidores. Sólo si esa víctima muere en la vergüenza y la humillación el PCCh considera que logra su objetivo de dar una lección a la gente que admiraba a una víctima, ya que así borra esa admiración. La razón por la que el Partido persigue a Falun Gong con crueldad y violencia extremas es que los practicantes consideran que sus creencias son más importantes que su vida. Cuando el PCCh vio que era imposible destruir su dignidad, hizo todo lo que estuvo a su alcance para torturar su cuerpo.
D. Asesinar gente creando alianzas y enemistades

A la hora de matar gente, el PCCh utiliza tanto el garrote como la zanahoria, aliándose a unos y enemistándose de otros. El Partido siempre trata de atacar a una “pequeña” parte del pueblo: un 5 por ciento. La “mayoría” de la gente es siempre buena, siempre es el objeto de “enseñanza”. La enseñanza consta de dos caminos alternativos: el terror y la protección. La que se inspira en el terror busca mostrarle a la gente que los que se oponen al PCCh no tendrán un final feliz, obligándolos a permanecer alejados de los que fueron atacados antes por el Partido. La enseñanza basada en la protección le hace ver a la gente que, si se gana la confianza del PCCh y le es fiel, no sólo estará a salvo sino que tendrá la posibilidad de recibir un ascenso o de obtener otros beneficios. Lin Biao28 dijo una vez: “Una pequeña fracción [reprimida] hoy y otra mañana hacen en poco tiempo una gran fracción total”. Es común que los que se regocijan por haber sobrevivido a una maniobra sean víctimas de la siguiente.
E. Cortar amenazas potenciales de raíz y efectuar matanzas extrajudiciales secretas

Hace poco, el PCCh desarrolló el modelo de matanza de cortar los problemas de raíz y de asesinar en secreto fuera de la ley. Por ejemplo, en la medida en que las huelgas de trabajadores y las protestas de campesinos se propagan en varios lugares, el PCCh termina con los movimientos antes de que crezcan apresando a los cabecillas y condenándolos a severos castigos. En otro caso, como el respeto por la libertad y los derechos humanos se extiende por el mundo cada vez más, el Partido no condenó a ningún practicante de Falun Gong a la pena de muerte pero, debido a la premisa de Jiang Zemin de que “nadie es considerado culpable por matar a practicantes de Falun Gong”, éstos vienen sufriendo en todo el país torturas que terminan en muertes trágicas. La Constitución china establece que los ciudadanos tienen derecho a apelar si fueron víctimas de una injusticia. Sin embargo, el PCCh utiliza policías vestidos de civil o contrata matones locales para frenar, arrestar y enviar de vuelta a su casa a los apelantes, o incluso para llevarlos a campos de trabajos forzados.

F. Matar a una persona como forma de advertencia

Las persecuciones de Zhang Zhixin, Yu Luoke y Lin Zhao29 son ejemplos de este caso.
G. Reprimir para esconder los verdaderos asesinatos

En general, el PCCh reprime pero no mata a gente famosa con influencia internacional. El objetivo es ocultar los asesinatos de las personas que no concitarán la atención pública. Por ejemplo, durante la campaña de represión de los reaccionarios, el Partido no mató a generales de alto rango del KMT como Long Yun, Fu Zuoyi y Du Yuming, pero sí asesinó a oficiales y soldados de menor rango.

A lo largo del tiempo, las matanzas llevadas a cabo por el PCCh pervirtieron el alma del pueblo chino. En la China actual, mucha gente tiene la tendencia a matar. Cuando Estados Unidos sufrió los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, muchos chinos aplaudieron lo sucedido a través de mensajes de Internet. En todas partes aparecieron defensores de la “guerra total”, con lo que mucha gente temblaba de miedo.

Conclusión

Debido al bloqueo de información que efectúa el PCCh, no hay forma de saber con exactitud cuántas personas murieron en las distintas campañas de persecución que tuvieron lugar durante su mandato. Al menos 60 millones perecieron en ellas. Además, el Partido eliminó a minorías étnicas en Xinjiang, el Tíbet, el interior de Mongolia, Yunnan y otras regiones. Es difícil encontrar información sobre estas operaciones. El diario estadounidense The Washington Post una vez calculó que el número de personas perseguidas y asesinadas por el PCCh rondaba los 80 millones.30

Más allá del número de muertes, no hay manera de saber cuántas personas sufrieron las secuelas de la violencia: discapacidad, enfermedad mental, ira desmedida, depresión o la muerte por el miedo generado por las persecuciones sufridas. Cada deceso es una amarga tragedia que sumerge a los familiares de las víctimas en una agonía sin fin.

Como una vez informó el diario japonés Yomiuri News,31 el gobierno central chino realizó una revelación de las muertes infligidas durante la Revolución Cultural en 29 provincias y municipios que dependían directamente del gobierno. Los resultados revelaron que, durante la Revolución Cultural, fueron perseguidas o incriminadas cerca de 600 millones de personas, lo que equivale a cerca de la mitad de la población china.

Stalin dijo que la muerte de un hombre es una tragedia, pero la muerte de un millón es sólo una estadística. Cuando se enteró de que mucha gente estaba muriendo de hambre en la provincia de Sichuan, Li Jingquan, entonces secretario del Partido en esa provincia, comentó: “¿Qué dinastía no causó la muerte de personas?” Mao Zedong declaró: “En cualquier lucha, las bajas son inevitables. La muerte ocurre con frecuencia”. Ésta es la visión de la vida que tienen los comunistas ateos. Por eso murieron 20 millones de personas a raíz de las persecuciones durante el régimen de Stalin; cifra que representa casi el 10 por ciento de la población de la ex URSS. El PCCh asesinó al menos a 80 millones de personas, también casi el 10 por ciento de la población china (al final de la Revolución Cultural). Los Khmer rojos mataron a dos millones; vale decir, un cuarto de la población de

Camboya de entonces. En Corea del Norte, se estima que la hambruna provocó más de un millón de muertes. Éstas son deudas de sangre que acumularon los partidos comunistas.

Las sectas maléficas sacrifican gente y utilizan su sangre para adorar a espectros perversos. Desde sus comienzos, el Partido Comunista no cesó de matar gente —cuando no podía matar a los que no pertenecían al Partido, mataba a su propia gente— para conmemorar sus “luchas de clase”, sus “luchas interpartidarias” y otras falacias. Incluso puso a sus propios secretarios generales, mariscales, generales, ministros y otros miembros en el altar del sacrificio de la secta perversa.

Muchos piensan que habría que darle tiempo al PCCh para que mejorara, aduciendo que el número de matanzas disminuyó bastante. En primer lugar, matar a una sola persona es suficiente para convertirse en asesino. Más aún, como asesinar es uno de los métodos que utiliza el PCCh para imponer su régimen de terror, el Partido aumenta o disminuye la cantidad de asesinatos de acuerdo con sus necesidades. En general, la política de exterminio que emplea es impredecible. Si el pueblo carece de un fuerte sentido del miedo, el PCCh podría matar más para infundírselo; si el pueblo es temeroso, matar a unos cuantos serviría para mantener ese sentido del miedo; si el pueblo no puede evitar temerle al PCCh, dar a conocer la intención de matar, sin la necesidad real de hacerlo, le bastaría para infundir el terror. Después de haber pasado por infinitos movimientos políticos y de exterminio, el pueblo desarrolló una respuesta refleja al régimen de terror del PCCh. Por lo tanto, el Partido ni siquiera necesita mencionar la posibilidad de matar; el tono de crítica masiva en la propaganda política que emplea es suficiente para que la gente rememore los horrores vividos.

El PCCh ajustaría la intensidad de sus matanzas a los cambios en el grado de miedo de la gente. La magnitud de los asesinatos no es lo que le interesa al Partido; la clave es matar constantemente con el fin de mantenerse en el poder. El PCCh no se volvió indulgente ni guardó el cuchillo de carnicero. Lo que ocurre es que ahora las personas son más obedientes. Si la gente levantara la voz para exigir algo que superara el nivel de tolerancia del Partido, éste no dudaría en matar.

Para mantener el terror, el método que da mejor resultado es el de matar al azar. En los asesinatos a gran escala que tuvieron lugar en el pasado, el PCCh con toda intención brindaba poca información sobre la identidad, el delito y la sentencia de sus víctimas. Para evitar ser blanco de las matanzas, a menudo la gente se restringía a “zonas seguras” determinadas según su parecer. A veces, esas zonas eran incluso más limitadas de lo que pretendía el PCCh. Por eso, en todas las campañas, las personas tienden a actuar como izquierdistas en lugar de derechistas. En consecuencia, muchas veces el movimiento alcanza proporciones mayores a las esperadas, ya que la gente de distintos niveles sociales se autoimpone restricciones para velar por su seguridad. Cuanto más bajo el nivel social, mayor la crueldad de la campaña. Esa intensificación voluntaria del terror que se extendió por toda la sociedad se originó en los asesinatos al azar que perpetró el PCCh.

En su largo historial de matanza, el PCCh se transformó en un asesino serial depravado. Matando, decidiendo sobre el destino de la gente, satisface su pervertido sentido de poder supremo. Matando, aplaca su miedo más profundo. Matando, reprime el desorden social y la falta de satisfacción causados por los asesinatos cometidos anteriormente. En la actualidad, las deudas de sangre que lleva acumuladas hacen que sea imposible alcanzar una solución benévola. La única manera que tiene de mantenerse en el poder hasta el final es continuar con la gran presión y el régimen totalitario. A pesar de que a veces intenta disimular su verdadera naturaleza desagraviando a las víctimas de sus asesinatos, su esencia sanguinaria no cambió nunca. Y es más improbable aún que cambie en el futuro.

Notas:

1 Carta de Mao Zedong a su esposa Jiang Qing (1966)
2 Hu Feng, hombre de letras y crítico literario, se oponía a la estéril política literaria del PCCh. Fue expulsado del Partido en 1955 y sentenciado a 14 años de cárcel.
3 De los Anales de Confucio
4 Levítico 19:18
5 Karl Marx, Manifiesto Comunista (1848)
6 Mao Zedong, La dictadura democrática del pueblo (1949)
7 Mao Zedong: “Debemos darle una gran difusión [a la represión de los reaccionarios] para que todas las familias estén al tanto”. (30 de marzo de 1951)
8 Mao Zedong: “Debemos combatir a los reaccionarios con firmeza y precisión”. (1951)
9 El Gran Salto Adelante (1958-1960) era una campaña que lanzó el PCCh para impulsar la industria de China, sobre todo la industria del acero. Se la considera un gran fracaso económico.
10 Medida de superficie china. 1 mu = 0,4077 hectáreas
11 Peng Dehuai (1898-1974): General y líder político comunista chino. Peng se desempeñó como comandante en jefe durante la Guerra de Corea, vicepresidente del Consejo de Estado, miembro de la Oficina Política y ministro de Defensa de 1954 a 1959. Fue destituido de sus cargos después de manifestar su desacuerdo con las políticas izquierdistas de Mao en el Plenario de Lushan de 1959.
12 La Masacre de Daxing ocurrió en agosto de 1966 durante el cambio de secretario del Partido en Beijing. En ese momento, el ministro de Seguridad Pública, Xie Fuzhi, pronunció un discurso durante una reunión con la Oficina de Seguridad Pública de Beijing en el que pedía no interferir con el accionar de las Guardias Rojas contra las “cinco clases negras”. Ese discurso fue retransmitido al Comité Permanente de la Oficina de Seguridad Pública de Daxing, que estaba en sesión. Después de la sesión, la Oficina se puso en acción de inmediato y orquestó un plan para incitar a las masas del distrito de Daxing a matar a las “cinco clases negras”.
13 “La vieja sociedad”, como la llama el PCCh, es el período anterior a 1949, y “la nueva sociedad” hace referencia al período posterior a ese año, cuando el Partido tomó el control del país.
14 La Camisa Ajustada es un elemento de tortura con la forma de esa prenda. Los brazos de la víctima se retuercen y se atan con una soga por la espalda y luego se tiran hacia el frente por sobre la cabeza: esa tortura puede lisiar los brazos de inmediato. Después, a la víctima se le pone la Camisa Ajustada y se la cuelga de los brazos. La consecuencia más directa de este cruel tormento es la fractura de los huesos de los hombros, los codos, las muñecas y la espalda, lo que produce que la víctima muera a raíz del intenso dolor. Varios practicantes de Falun Gong perecieron a causa de este método de tortura. Para mayor información, dirigirse a estos sitios:
En chino: http://search.minghui.org/mh/articles/2004/9/30/85430.html
En inglés: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2004/9/10/52274.html
15 En 1930, Mao le ordenó al Partido matar a miles de miembros del PCCh, a soldados del Ejército Rojo y a civiles inocentes de la provincia de Jiangxi a fin de consolidar su poder en las regiones controladas por el PCCh. Para mayor información, dirigirse a:
En chino: http://kanzhongguo.com/news/articles/4/4/27/64064.html
16 Gao Gang y Rao Shushi eran miembros del Comité Central del Partido. Después de una infructuosa lucha por el poder que tuvo lugar en 1954, fueron acusados de complotarse para dividir al Partido y por eso terminaron expulsados.
17 Zhou Enlai (1898-1976) fue la segunda persona más importante en la historia del PCCh después de Mao. Fue una figura destacada del Partido y primer ministro de la República Popular China desde 1949 hasta el día de su muerte.
18 Wang Xiangen, Documentación del apoyo a Vietnam y de la lucha con Estados Unidos.
19 Zhang Zhixin era una intelectual que fue torturada hasta la muerte por el PCCh durante la Revolución Cultural por criticar el fracaso de Mao en la campaña del Gran Salto Adelante y por decir la verdad abiertamente. Muchas veces, los guardias de la cárcel le quitaban la ropa, le esposaban las manos por la espalda y la arrojaban a celdas de hombres para que la violaran en grupo, hasta que se volvió loca. La gente de la prisión temía que gritara frases de protesta durante su ejecución, por lo que le abrieron la garganta antes de matarla.
20 De un informe de la Fundación de Investigaciones Laogai del 12 de octubre de 2004, publicado en: http://www.laogai.org/news2/newsdetail.php?id=391 (en chino)
21 Una de las tres herramientas (medios de producción, modos de producción y relaciones de producción) que Marx utilizaba para analizar las clases sociales. El término “relaciones de producción” se refiere al vínculo que se establece entre la gente que posee herramientas productivas y la que no; por ejemplo, la relación entre terratenientes y labradores, o entre capitalistas y obreros.
22 De Mencio, libro 3. Serie Clásicos de Penguin, traducción de D. C. Lau.
23 Cita de Fan Zhongyan (989-1052), destacado educador, escritor y funcionario del gobierno chino de la dinastía Song del Norte. La cita pertenece a su poema “Trepar la torre Yueyang”
24 Cita de Gu Yanwu (1613-1682), distinguido erudito de la dinastía Qing temprana.
25 De Mencio, libro 7. Serie Clásicos de Penguin, traducción de D. C. Lau.
26 La Aldea de Tres Familias era el seudónimo que utilizaban tres escritores de la década de 1960, Deng Kuo, Wu Han y Liao Mosha. Wu era el autor de la obra teatral Hai Rui renuncia a su puesto, que Mao interpretó como una sátira política de su relación con el general Peng Dehuai.
27 “Niña de pelo blanco”, una leyenda folclórica china, es la historia de un ser inmortal que vive en una cueva y tiene los poderes sobrenaturales de recompensar la virtud y castigar el vicio, defender a los justos y refrenar a los malvados. Sin embargo, en la obra de teatro, la ópera y el ballet “modernos”, la niña se ve obligada a huir y refugiarse en una cueva después de que su padre muere apaleado por negarse a casarla con un viejo terrateniente. El pelo se le pone blanco por falta de alimento. Los escritores del PCCh hicieron que esta historia se transformara en una de las obras “modernas” más conocidas de China, muy útil a la hora de despertar el odio hacia los terratenientes.
28 Lin Biao (1907-1971), uno de los principales líderes del PCCh, ocupó los cargos de miembro de la Oficina Política, vicepresidente (1958) y ministro de Defensa (1959) durante el gobierno de Mao Zedong. A Lin se lo considera el arquitecto de la Revolución Cultural china. Fue elegido sucesor de Mao en 1966, pero cayó en desgracia en 1970. Según se dijo, al presentir su caída, Lin decidió participar en un golpe de Estado, y al no prosperar éste, intentó escapar a la ex Unión Soviética.. Murió cuando su avión se estrelló en Mongolia.
29 Yu Luoke era un pensador y luchador en defensa de los derechos humanos que fue asesinado por el PCCh durante la Revolución Cultural. Su extraordinario ensayo “Sobre el trasfondo familiar”, escrito el 18 de enero de 1967, fue uno de los más difundidos y de los que mayor influencia tuvieron de los que se oponían al PCCh publicados en la época de la Revolución Cultural. Lin Zhao, una estudiante universitaria de Beijing que se destacó en el periodismo, fue tildada de derechista en 1957 por su pensamiento independiente y su crítica abierta al movimiento comunista. Se la acusó de conspirar para derrocar la Dictadura Democrática del Pueblo y fue arrestada en 1960. En 1962, la sentenciaron a 20 años de cárcel. El PCCh la asesinó el 29 de abril de 1968 por contrarrevolucionaria.
30 Información basada en la Fundación de Investigaciones Laogai, extractado de http://www.laojiao.org/64/article0211.html (en chino)
31 Extractado de “Carta abierta de Song Meiling a Liao Chengzhi” (17 de agosto de 1982) Fuente: http://www.blog.edu.cn/more.asp?name=fainter&id=16445 (en chino)

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