Periodista activista chino se opone a la tortura en prisión

Por Zhang Bei
13 de julio de 2020 8:43 PM Actualizado: 13 de julio de 2020 8:48 PM

Lu Yuyu, el fundador del medio de comunicación de periodismo ciudadano «Not The News», fue liberado el 15 de julio luego de cuatro años de prisión. Lu le dijo a The Epoch Times que a pesar de la tortura física y mental que sufrió en prisión, nunca cedería ante el régimen chino.

Desde octubre de 2012, Lu y su novia, Li Yuting, habían logrado publicar el blog diario Wickedonnaa en Twitter sobre las protestas en China. El blog llevaba un registro de la magnitud y el número de incidentes, el número de manifestantes arrestados y el motivo de las manifestaciones. El sitio registró 28,950 incidentes en China continental en 2015, y 9869 incidentes en el primer trimestre de 2016.

Lu y Li trabajaron duro para evitar el sofisticado mecanismo de censura online del régimen chino, conocido como el Gran Cortafuegos. Los censores de la web eliminan de inmediato ciertos temas e información que el régimen considera delicados.

A través de su trabajo, Lu y Li observaron que los disturbios y la represión violenta de los manifestantes ocurrieron con mayor frecuencia en áreas remotas.

«Esto tiene que ver con que los campesinos son discriminados desde hace mucho tiempo, no tienen derecho a hablar, quedan fuera de la atención social, son estigmatizados desde hace mucho tiempo. El bloqueo de la información también permitió que la represión llegara a su extremo», dijo Lu.

En su última publicación el 13 de junio de 2016, documentaron 94 protestas, incluyendo una manifestación de más de 2000 oficiales militares retirados en Beijing, de acuerdo con el Boletín Laboral de China.

El 16 de junio de 2016, la policía secuestró a una pareja de su pueblo natal en la zona rural de Dali, en la provincia de Yunnan, al suroeste de China. Ambos fueron acusados de «buscar peleas y provocar problemas», una acusación vaga utilizada a menudo para detener a los disidentes en China.

En noviembre de 2016, Lu y Li fueron premiados in absentia con el Premio Mundial de Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF)-TV5, y ganaron en la categoría de periodista ciudadano.

Sufriendo de depresión

Lu dijo que a finales de 2016, después de un mes de interrogatorio, desarrolló depresión.

Él explicó que de 8 a.m. a 5 p.m. lo mantenían en una celda aislada donde era interrogado por guardias y jefes de seguridad pública (policía china).

Lu fue torturado con el método del «banco del tigre». Los guardias de la prisión usan cinturones para atar los brazos y piernas de la víctima fuertemente a un banco. Luego añaden ladrillos o algún otro objeto duro bajo los pies de la víctima, lo cual tira más de la atadura, a veces hasta el punto de que los cinturones se rompen. Las víctimas sufren un dolor insoportable por la presión de los cinturones y, a menudo, se desmayan.

En la tortura llamada «banco del tigre» representada en este dibujo, la elevación de las piernas con el tiempo causa un dolor insoportable. La tortura se usa habitualmente en los campos de trabajo de China, y también en los centros de lavado de cerebro a donde envían a los prisioneros de conciencia. (Minghui.org)

Mientras Lu estaba atado a al banco, la policía intentó repetidamente quebrar su voluntad persuadiéndolo de que se declarara culpable y que cambiara de abogado, además de mostrarle videos de otros disidentes que se declararon culpables.

Más tarde, Lu comenzó a experimentar alucinaciones. «Me volví desconfiado, y sentía que todos hablaban sobre mí. Sabía que no era cierto, pero no podía evitarlo».

Un día, la policía le dijo a Lu que bajara la cabeza, pero él se negó a hacerlo. Así que el policía le dio una patada y estalló una pelea. La policía amenazó con matar a Lu, quien fue severamente golpeado y luego restringido con esposas y grilletes por más de 10 días.

Trabajo esclavo en prisión

En agosto de 2017, Lu fue finalmente condenado a cuatro años de prisión. El 13 de octubre de ese mismo año, fue transferido a una prisión en Dali. Fue asignado a un taller de ropa para coser vestimentas de marcas populares. Trabajaba sin parar de 7 a.m. a 6 p.m. todos los días.

Lu se levantaba a las 6 a.m. y se acostaba a las 9:30 p.m. Cuando no estaba trabajando, lo sometían a sesiones de lavado de cerebro y “reeducación», siendo forzado a ver ciertos programas de televisión que contenían ideología comunista. La comida se servía después de las 6 a.m.

Los trabajadores apenas eran compensados por tan laborioso trabajo. Lu reveló que las personas que podían cumplir con la cuota recibían docenas de yuanes al mes, pero más tarde se redujo a 10 yuanes (USD 1,41) o menos.

Aquellos que no podían cumplir con la cuota eran castigados. Lu describió una forma de castigo. «Era un ejercicio de disciplina, como girar a la izquierda, a la derecha, etc., después de las noticias de la televisión».

Lu hizo frente al castigo. Como consecuencia, su límite de compra mensual se redujo drásticamente de 300 yuanes (USD 42,46) a 30 yuanes (USD 4,24). «Las condiciones de vida eran realmente malas. Es triste cuando no puedes [permitirte] comprar algo para comer», dijo.

A finales de 2019, Lu le dijo a su abogado que sufría de depresión y desnutrición. Luego de que el abogado planteó su problema de salud en la prisión, el límite de compras mensual de Lu se reajustó para que pudiera comprar más comida.

La prisión dispuso que un oficial de policía realizara una evaluación psicológica de Lu antes de aceptar su solicitud de que un médico, pagado por él, tratara su depresión.

Durante el encarcelamiento, a Lu no se le permitió hacer ningún ejercicio, ni siquiera flexiones o abdominales. Si rompía esa regla era castigado.

A pesar de varias torturas, Lu nunca se ha declarado culpable. Dijo que la prisión tenía una capacitación de dos meses para los nuevos delincuentes. «Era para lavarles el cerebro para que confesaran y se declararan culpables. Yo lo rechacé».

El año pasado, la prisión le dijo que si «confesaba» sus crímenes, la sentencia se reduciría a ocho o nueve meses. Él rechazó la oferta.

«Si pude persistir (con el blog) durante tanto tiempo, no hay manera de que renuncié a nada a mitad del camino», dijo.

«Una celda de prisión más grande»

El día que Lu fue liberado, tres guardias de seguridad lo acompañaron a su comisaría local donde su padre fue a recogerlo.

Se ordenó a Lu que se presentara en la comisaría local y en el sector judicial con su número de celular. También se le prohibió ir a Beijing, Shanghai y Xinjiang.

También se asignó a un oficial de policía para que vigilara a Lu e informara de su paradero diario.

La estrecha vigilancia hizo que Lu sintiera como si estuviera de nuevo en prisión, pero en una celda más grande. «Esta es la ley china, operada por el propio régimen».


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