Perro de 130 libras destinado a la eutanasia se salva cuando una joven veterinaria se enamora de él

Por Anna Mason
31 de marzo de 2024 8:00 AM Actualizado: 31 de marzo de 2024 8:00 AM

En un rincón de una clínica veterinaria, un par de ojos tristes reflejaban una vida de sufrimiento y abandono. Buddy, un pastor de seis años, yacía inmóvil, su cuerpo desproporcionadamente hinchado por las 130 libras que llevaba a cuestas. Pero lo más desgarrador era su pata derecha, fracturada de manera tan grave que parecía un cruel recordatorio de la negligencia humana.

Fue en ese momento cuando Jalessa Miller, una joven técnica veterinaria de Kansas, sintió un llamado incontenible en su corazón. Ante ella se presentaba una criatura cuyas posibilidades de tener una vida digna parecían inexistentes, pero cuya mirada suplicante despertó en Miller una determinación inquebrantable.

«Buddy es su nombre, perder peso es el juego», reza la biografía del dulce perro en su página de Instagram, donde Miller comparte instantáneas conmovedoras de su vida juntos y de su maravilloso vínculo. Sin embargo, el camino hacia esa felicidad estuvo plagado de obstáculos y momentos desgarradores.

(Cortesía de Jalessa Miller)
(Cortesía de Jalessa Miller)

Cuando Miller conoció a Buddy, la cachorra estaba confinada a la eutanasia. Con un sobrepeso tal que le impedía mantenerse en pie o hacer sus necesidades correctamente, el panorama era desolador. Pero cuando Miller abrió su corazón, el destino de Buddy definitivamente cambió. «Tiene una personalidad tan grande que es difícil no enamorarse de él», le dijo la joven a The Epoch Times.

Unos días antes de que los propietarios firmaran la sentencia de muerte para Buddy, Miller tomó una decisión valiente: pediría que le entreguen al perro y se haría cargo de sus necesidades médicas, intentando devolverle la calidad de vida que tanto merecía.

(Cortesía de Jalessa Miller)

Los médicos, sin embargo, sospechaban que Buddy podía tener cáncer y advirtieron a Miller sobre la probabilidad de que no sobreviviera más de unos meses. Pero ella no se rindió.

Así comenzó un arduo viaje hacia la recuperación. Buddy vivió en la clínica durante varios meses, siguiendo una dieta estricta y preparándose para la cirugía que tanto necesitaba. Miller disminuyó gradualmente su alimentación, y poco a poco, el perro comenzó a caminar sin ayuda, desafiando todas las expectativas.

(Cortesía de Jalessa Miller)

«Creo que posiblemente fue un caso de querer demasiado, pensando que estaban haciendo lo mejor al no restringirle la comida; simplemente dándole toda la comida que quería», reflexionó Miller sobre los antiguos dueños de Buddy y su excesiva obesidad.

En julio de 2022, después de meses de esfuerzo incansable, Buddy había bajado a 103 libras y estaba listo para su operación. Desafortunadamente, su cuerpo tuvo una mala reacción, lo que requirió otra intervención en noviembre de ese año. Pero en diciembre, el milagro se había completado: Buddy estaba listo para ir a su hogar definitivo con Miller.

«Cuando encontré a Buddy, estaba en un momento muy difícil de mi vida. Siempre digo que él es diez veces más fuerte de lo que yo nunca seré. Ha sido mi roca durante muchos momentos», confesó Miller.


(Cortesía de Jalessa Miller)

Paseos diarios, abundante cariño y una dieta cuidadosamente controlada han sido la clave para transformar la salud y el bienestar de Buddy que logró un formidable peso de 68 libras y disfruta de una vida plena, persiguiendo juguetonamente al ganado en la casa rural de Miller y saludando con entusiasmo a todos los que entran a la clínica.

«Buddy tiene una personalidad increíble. Es muy cariñoso y divertido. Hace tonterías por la casa; le gusta rodar y seguir rodando por el suelo», describió Miller con orgullo. «Incluso cuando llegó por primera vez, tenía alegría en los ojos, pero no podía hacer nada con ella».

En Buddy, Miller encontró mucho más que un compañero peludo. Encontró un amigo incondicional, un guerrero que desafió todas las adversidades para renacer de las sombras. «Es mi mejor amigo. No le gusta estar lejos de mí, y lo hacemos todo juntos. Estoy muy contenta de poder ver su viaje», afirmó con ternura.

(Cortesía de Jalessa Miller)
(Cortesía de Jalessa Miller)

Y aunque el camino ha sido arduo, Miller no se arrepiente de haber extendido su mano a Buddy. Su historia es un testimonio conmovedor de cómo el amor y la perseverancia pueden transformar vidas, y un poderoso recordatorio de los peligros de la sobrealimentación.

«Yo solo advertiría a la gente sobre el exceso de cariño con la comida. Hay muchas otras formas de demostrar amor a los animales, como mantenerlos sanos y darles la comida y el ejercicio adecuados», advierte Miller, con la esperanza de que su experiencia inspire a otros a valorar la verdadera esencia del cuidado y la compasión.


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