Un maestro de escuela primaria chino pasó 10 días detenido y se le revocó la licencia de enseñanza por difundir «comentarios inapropiados» relacionados con el brote de coronavirus.
Song Junhong, de 48 años, es un maestro de escuela primaria en Wudang, un distrito de la provincia sureña de Guizhou.
El 3 de febrero, escribió en un grupo de chat en WeChat, una de las mayores plataformas de redes sociales chinas, que no puede confiar en las cifras de muertes por coronavirus comunicadas por las autoridades chinas.
Las funerarias en Wuhan, el epicentro del brote, están funcionando 24 horas sin parar para incinerar los cuerpos, escribió en un mensaje, añadiendo: «No me atrevo a imaginar el número de muertos».
En otro mensaje, acusó a las autoridades de no informar sobre las cifras de muertes.
«El número de muertes reportadas es todo falso. Cada día, cerca de 500 personas mueren solo en Wuhan, sin mencionar a todo el país», escribió.
Enseguida borró los comentarios.
Alrededor de las 11 p.m. de ese día, la policía local llegó a su puerta y lo llevó a la estación de policía para interrogarlo, dijo Song a la edición en chino de The Epoch Times en una entrevista telefónica el 2 de marzo. La policía le mostró una captura de pantalla de sus mensajes tomada por otra persona en el grupo de chat, y lo acusó de difundir rumores.
Luego se lo condenó a 10 días de detención administrativa por «fabricar hechos para alterar el orden público», según un documento proporcionado por la policía tras su liberación.
Tres días después de su liberación, Song comentó que se enteró de que la oficina de educación local había convocado a una reunión sobre sus acciones, durante la cual decidieron despojarlo de su licencia de profesor. Se le consideraría un trabajador logístico en lugar de un empleado técnico profesional, lo que reduciría su salario en 60.000 yuanes (8.618 dólares), según Song.
También fue criticado públicamente en el distrito de Wudang y se le informó que sería descalificado de la evaluación profesional de este año. Varios funcionarios, entre ellos el jefe del Partido Comunista Chino en la oficina de educación y el director de la escuela, hicieron autocríticas o fueron reprendidos por sus mensajes, según una captura de pantalla de la reunión que Song proporcionó a The Epoch Times.
The Epoch Times habló con Song por teléfono el 2 de marzo, pero la entrevista fue interrumpida por una advertencia de la policía.
«Acaba de llegar un aviso de la policía. No permitirán que me entrevisten», señaló antes de terminar abruptamente la llamada.
Censura
Las autoridades chinas y los medios de comunicación estatales han advertido repetidamente que se podría castigar a las personas por difundir «rumores» relacionados con el brote.
El artículo 291 del derecho penal de China establece que las personas que difundan «información falsa» sobre desastres y epidemias en Internet o en las redes sociales pueden ser condenadas a hasta siete años de prisión.
El 1 de marzo entró en vigor una nueva regulación de la Administración del Ciberespacio, la oficina principal del régimen para la censura de Internet, que prohíbe a los usuarios de Internet difundir cualquier cosa que pueda «poner en peligro la seguridad nacional, revelar secretos nacionales, subvertir el poder del Estado y sabotear la unidad nacional».
Además, pidió a los productores de contenidos de Internet que se opusieran activamente a «los comentarios inapropiados sobre catástrofes, incluidos los desastres naturales y los accidentes graves», así como a «cualquier otro contenido que pueda tener un impacto negativo en el ecosistema de Internet».
Estas medidas se adoptan en el marco de un régimen de control más estricto de la información que se comparte sobre el coronavirus, que trata de proyectar una imagen de que el brote está bajo control.
Li Wenliang, uno de los primeros médicos del país en dar la alarma sobre el brote, fue convocado en enero por la policía local y se le hizo firmar una declaración de advertencia. Más tarde murió a causa del coronavirus a la edad de 33 años. Al menos tres ciudadanos periodistas, Fang Bin, Chen Qiushi y Li Zehua, han desaparecido en Wuhan después de compartir en las redes sociales chinas vídeos de primera mano en Internet que documentan la crisis.
«Debería haber más de una voz en una sociedad sana», expresó Li a los medios de comunicación chinos desde su cama en el hospital poco antes de su muerte en febrero.
Hasta el 15 de febrero, la provincia de Hubei, cuya capital es Wuhan, había contratado al menos a 1600 censores online, trabajando 24 horas al día, 7 días a la semana para borrar información «sensible» de Internet.
La organización sin fines de lucro Chinese Human Rights Defenders (Defensores de los derechos humanos de China) con sede en Washington, documentó 254 casos de arrestos durante la semana del 22 y el 28 de enero, ciudadanos chinos fueron castigados con multas, advertencias verbales, confesiones forzadas o «educación» forzada por difundir rumores en internet sobre el coronavirus.
Casos no reportados
The Epoch Times ha informado anteriormente sobre las pruebas de que las autoridades no han informado suficientemente sobre el número de infecciones y muertes por coronavirus en varias regiones.
Un documento filtrado mostró que las autoridades de la provincia oriental de Shandong habían subestimado el número de infecciones entre el 9 y el 23 de febrero de unas 1,36 a 52 veces.
Un alto funcionario de un importante crematorio de Wuhan a principios de febrero describió un drástico aumento de su actividad diaria desde el 22 de enero.
El 3 de febrero, el mismo día que Song fue arrestado, la funeraria recibió hasta 127 cuerpos, reportó el funcionario a The Epoch Times. Manifestó que era cinco veces su carga de trabajo normal.
En la funeraria Caidian, otra funeraria en Wuhan, el 90 por ciento de los trabajadores habían estado trabajando las 24 horas al día desde el 28 de enero, aseguró un empleado en una entrevista del 4 de febrero. El trabajador, identificado como Yun, destacó que necesitan al menos 100 bolsas para cadáveres por día. Debido a la alta demanda, el personal solo podía sentarse en sus sillas y dormir la siesta cuando podían.
«Todas las cámaras de cremación de Wuhan están trabajando 24 horas», expresó Yun en ese momento.
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