Revisando la ‘Gran Purga’ de Stalin: un período de represión y terror extremos

17 de febrero de 2017 1:28 AM Actualizado: 23 de agosto de 2018 3:28 PM

La ‘Gran Purga’, un período de persecución política en Rusia iniciado por el dictador soviético Joseph Stalin entre 1936 y 1938, es considerada como una de las matanzas masivas más grandes de la historia humana.

Bajo la purga, cualquier persona sospechosa de ser un elemento antisoviético era ejecutada o enviada a un campo de trabajo forzado, donde muchos morían de hambre, trabajo excesivo u otra enfermedad. A Stalin no le importaba si asesinaba a aquellos alineados con su causa u otros inocentes. Más bien sostenía que los inocentes debían ser sacrificados para asegurar que los enemigos reales fueran eliminados. “Cada comunista es un enemigo oculto posible. Y dado que no es fácil reconocer al enemigo, el objetivo se logra incluso cuando solo el 5 por ciento de aquellos asesinados fueran enemigos reales”, proclamó Stalin.

De este modo, los objetivos principales para la purga incluían aquellos nacidos en países extranjeros, aquellos que previamente habían estado afiliados con partidos políticos no comunistas y campesinos ricos cuyos derechos patrimoniales habían sido arrebatados por la revolución.

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La extrema paranoia de Stalin combinada con la exigencia comunista de la pureza ideológica lo llevó a asesinar incontables miembros de su propio partido.

El asesinato de Sergey Kirov- un líder de partido comunista y leal seguidor de Stalin- a menudo se considera como el comienzo de la purga. Algunos historiadores sospechan que Stalin mandó a matar a Kirov por temor a su creciente popularidad dentro del partido.

Sea cierto o no, Stalin pasó a usar el asesinato de Kirov como una premisa para eliminar todas las amenazas a su poder.

Mientras propagaba conspiraciones de que los anti Stalinistas en el partido estaban confabulando para asesinarle a él y a otros líderes soviéticos, Stalin acusó a cientos de opositores políticos en el gobierno y en las agencias de inteligencia soviéticas por tramar el asesinato de Kirov.

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Los acusados fueron enjuiciados en siete juicios separados, los cuales se convirtieron en los primeros juicios ejemplarizantes, juicios públicos en los que los acusados eran coaccionados, a menudo a través del uso de la tortura física y psicológica, a confesar falsamente su culpa.

Los juicios sirvieron el doble propósito de fabricar evidencia para las afirmaciones anti Stalinistas de Stalin y proveer una advertencia para otros disidentes potenciales.

Enseguida, luego de que Stalin estuvo convencido de que los generales del ejército rojo estaban conspirando secretamente un golpe de estado contra él, desvió su atención al Ejército Rojo. Como consecuencia, 30.000 miembros (el 7 por ciento) del ejército fueron ejecutados, incluidos tres de los cinco Mariscales, 13 de 15 comandantes del ejército, 8 de 9 almirantes y 154 de 186 comandantes de división.

En la última etapa de la purga interna, Stalin pensó que los miembros mayores del NKVD (la organización de la Policía Secreta Soviética que llevó a cabo sus purgas anteriores) sabían demasiado y que esta información podría ser usada en su contra más adelante. Stalin designó a Lavrenti Beria como el nuevo jefe de la Policía Secreta, quien implementó la ejecución de miembros del NKVD bajo el pretexto de que eran fascistas que habían causado la muerte de muchos ciudadanos inocentes.

Muchos que estaban en altos cargos del NKVD fueron ejecutados o enviados a campos de trabajo, incluidos tres ex-jefes. Al final de la purga, aproximadamente un tercio de los tres millones de miembros del Partido Comunista fueron eliminados.

Es difícil estimar el total de muertos en las purgas de Stalin.

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Los archivos del NKVD recuperados años después dicen que 681.692 personas fueron ejecutadas durante el período 1937-1938, sin embargo, estos números pueden ser bajos debido a la naturaleza engañosa del NKVD.

Robert Conquest cita una cifra de 1.750.000 ejecuciones brindada tanto por el Jefe de los Archivos Rusos como por un portavoz del Ministerio de Seguridad.

La mayoría de los historiadores estima el número de muertes no naturales ocasionadas por la purga entre 1 y 2 millones de personas. En cualquier caso, la purga muestra claramente la extrema obsesión que tienen los gobiernos comunistas con mantener el poder y las tácticas generalizadas de asesinatos masivos, del uso de la mentira y la creación del terror, que son utilizadas para crear una falsa apariencia de estabilidad.

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Se estima que el comunismo ha matado al menos 100 millones de personas, no obstante sus crímenes no han sido recopilados y su ideología aún persiste. La Gran Época busca exponer la historia y creencias de este movimiento, que ha sido una fuente de tiranía y destrucción desde su surgimiento.

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Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de La Gran Época.

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