NUEVA YORK – El régimen comunista chino ha estado librando una guerra económica con las democracias occidentales, y las empresas, los servicios financieros y los reguladores de Estados Unidos necesitan hacer mucho más para contrarrestar la amenaza, advirtió un grupo de expertos el 25 de abril.
Una coalición recientemente formada por expertos en seguridad nacional, finanzas y derechos humanos, llamada ‘Comité sobre el Peligro Actual: China’, celebró una conferencia en un hotel de Manhattan en la que se discutió la guerra económica sin restricciones del Partido Comunista Chino (PCCh) contra Estados Unidos, destacando la amenaza que representa el predominio económico del régimen chino, así como el papel que han desempeñado las empresas y el capital estadounidense en el impulso de su crecimiento.
“Estamos en guerra económica con China (…) [es decir] este cuadro radical del PCCh”, dijo Steve Bannon, exestratega jefe del presidente Donald Trump, a NTD, medio asociado a La Gran Época, en una entrevista después de la conferencia.
“Ahora mismo tenemos un sistema financiero mundial, un sistema económico mundial, que permite a este cuadro radical y a esta dictadura totalitaria en China esclavizar a su propio pueblo”, añadió.
Esta situación, dijo Bannon, no era aceptable.
“Estados Unidos tiene que dejar de financiarlo, tenemos que empezar a hacer preguntas difíciles, y las corporaciones estadounidenses tienen que dejar de apoyarlo”.
Los oradores señalaron que los fondos de pensiones, los fondos de cobertura y los índices bursátiles de Estados Unidos, como el Índice de Mercados Emergentes MSCI, financian una serie de empresas chinas que plantean problemas de seguridad nacional o que violan los derechos humanos.
Roger Robinson, exmiembro del Consejo de Seguridad Nacional bajo el gobierno de Reagan y actual presidente del Instituto de Estudios de Seguridad de Praga, señaló el ejemplo de Hikvision, el principal fabricante chino de cámaras de vigilancia. Hikvision colaboró profundamente con Beijing en el desarrollo de tecnología de inteligencia artificial para la vigilancia de sus ciudadanos, incluso en la región noroeste de Xinjiang, donde el Departamento de Estado de EE. UU. y expertos de las Naciones Unidas estiman que más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas se encuentran actualmente recluidos en campos de detención.
“Las violaciones de los derechos humanos por parte de las empresas –directa o indirectamente– que cotizan en bolsa, que están en carteras de inversión, representan un riesgo material, incluso asimétrico, para el valor de las acciones y la reputación corporativa”, dijo en entrevista con NTD.
Actualmente, este tipo de riesgos no son revelados a la comunidad inversora antes de que tomen las decisiones de inversión. Por lo tanto, Robinson y otros participantes en la conferencia pidieron a la Comisión de Valores y Bolsa que interviniera y exigiera a las empresas chinas revelar su afiliación al régimen chino y otra información financiera.
“Necesitamos más transparencia sobre cómo el dinero de los fondos de pensiones de la gente está financiando al régimen chino”, dijo Bannon.
Los expertos también destacaron la iniciativa china ‘Una Franja, Una Ruta’ (OBOR, por sus siglas en inglés) y su plan industrial ‘Made in China 2025’ como políticas diseñadas para reemplazar el dominio económico de Estados Unidos. El proyecto OBOR es el principal plan de política exterior del régimen para aumentar la influencia geopolítica a través de inversiones en infraestructura en el sudeste asiático, África y Europa. Y el plan ‘Made in China 2015’ es una política nacional destinada a convertir al país en una superpotencia de alta tecnología para el año 2025 mediante el desarrollo de campos como la inteligencia artificial y la robótica.
David Goldman, ejecutivo financiero y columnista del Asia Times, dijo que el propósito de OBOR era dar al régimen chino una fuente de mano de obra excedente a través de otros países, ya que su población nacional está envejeciendo rápidamente.
El gigante chino de telecomunicaciones Huawei es un participante clave de OBOR, estableciendo redes de infraestructura de telecomunicaciones. Goldman expresó su preocupación de que esto pudiera llevar a que las empresas chinas inundaran el mercado con sus bienes y servicios.
Por lo tanto, en los países que se suscriben a la iniciativa, en última instancia “todos serán trabajadores para la comercialización china”, dijo Goldman.
Agregó que Estados Unidos, en colaboración con aliados como Japón y Corea del Sur, debería desarrollar y ofrecer a los países una alternativa al OBOR.
Gordon Chang, experto en China y autor del libro “El próximo colapso de China”, destacó que el régimen roba entre 150.000 y 600.000 millones de dólares de propiedad intelectual estadounidense cada año.
“Cualquiera que sea [la cantidad], es demasiado”, dijo Chang.
“Tenemos una economía basada en la innovación. Si no podemos comercializar nuestra innovación, no tenemos una economía del futuro”.
Dijo que las empresas de Estados Unidos deben desvincularse de China para garantizar la protección de su propiedad intelectual.
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