El general retirado del ejército, Lloyd Austin, dijo el martes que, si es confirmado como secretario de Defensa del presidente, Joe Biden, trabajará para librar a la clasificación del Departamento de Defensa de «racistas y extremistas».
Austin hizo los comentarios en una audiencia el 19 de enero, con el Comité de Servicios Armados del Senado en el Capitolio.
«Le debemos a nuestro personal un ambiente de trabajo libre de discriminación, odio y acoso», dijo Austin, prometiendo «luchar duro para erradicar el asalto sexual, para librar a nuestras filas de racistas y extremistas, y para crear un clima donde todos los calificados y dispuestos tengan la oportunidad de servir a este país con dignidad».
«El trabajo del Departamento de Defensa es mantener a Estados Unidos a salvo de nuestros enemigos. Pero no podemos hacerlo si algunos de esos enemigos están en nuestras propias filas», dijo Austin al panel.
Los datos del Pentágono muestran que alrededor de uno de cada cinco miembros del servicio activo del ejército de los Estados Unidos (17.9 por ciento) experimentó acoso o discriminación racial en los 12 meses anteriores a la realización de la encuesta de 2017 (pdf), cuyos resultados fueron publicados recientemente. La discriminación racial o étnica se encontró que afectaba a todos los grupos de miembros del servicio, siendo la minoría total la más propensa (24.4 por ciento) a ser presa de tal comportamiento y los efectivos blancos, los menos propensos (12.7 por ciento).
Al mismo tiempo, los hallazgos también muestran que la mayoría de los efectivos militares expresaron opiniones positivas sobre el clima de diversidad e inclusión en sus servicios. La mayoría de los militares «describen su clima de trabajo como inclusivo, tienen buenas relaciones con sus compañeros de trabajo y supervisores, y se sienten cómodos interactuando con personal diverso». En general, ellos negaron los problemas relacionados con delitos motivados por odio, bandas y las organizaciones racistas/extremistas en su cuartel», dice en el informe.
Los militares también estuvieron de acuerdo a modo general en que los efectivos de los grupos de trabajo «son tratados como miembros valiosos del equipo sin perder sus identidades únicas (80 por ciento), están facultados para tomar decisiones relacionadas con el trabajo por su cuenta (71 por ciento) y tienen resultados distribuidos equitativamente entre ellos (69 por ciento)».
Asimismo, una sólida mayoría (77 por ciento) indicó que pueden utilizar su cadena de mando para abordar las preocupaciones sobre la discriminación sin temor a represalias o a la venganza, mientras que una mayoría significativa dijo que no se sentían objeto de un comportamiento discriminatorio.
«La mayoría de los efectivos no estuvo de acuerdo cuando se les preguntó si se sentían excluidos por ser diferentes (64 por ciento); que se utilizan insultos/comentarios/bromas raciales en su lugar de trabajo (62 por ciento), y que se utilizan insultos/comentarios/bromas sexistas en su lugar de trabajo (61 por ciento)», revela el informe.
Durante la audiencia, el senador Tim Kaine (D-Va.) citó algunas de las estadísticas sobre discriminación del informe del Pentágono de 2017, y preguntó a Austin qué se podría hacer para combatir este tipo de comportamientos.
Austin respondió diciendo que los líderes militares deberían ser entrenados «para asegurarse de que están en contacto con la gente que están dirigiendo, que entienden quiénes son, lo que están haciendo, qué es lo que ellos están leyendo, qué están mirando en el entorno donde viven, en busca de señales de cosas que podrían indicar que algo va en la dirección equivocada».
Considerando el tema como algo a lo que no se puede «poner un parche curita y fijarlo y dejarlo solo», Austin dijo que los líderes militares «necesitan poder hablar con sus subordinados e inculcarles los tipos de valores correctos».
«Estar más involucrado con su personal en este tipo de asuntos puede dar grandes dividendos», dijo, «pero no creo que nunca se pueda quitar la mano del volante».
Además de necesitar una confirmación del Senado, Austin necesita una exención del Congreso, tanto de la Cámara como del Senado, de una ley que prohíba a los oficiales retirados del servicio activo dentro de siete años, servir en el puesto más alto del Pentágono, una regla destinada a salvaguardar el control civil de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Austin requeriría la exención del Congreso ya que no ha estado sin uniforme el tiempo suficiente. Se espera que la Cámara de Representantes, liderada por los demócratas, vote el jueves sobre la concesión de la exención, de acuerdo con el programa de la Cámara.
En la audiencia, Austin trató de asegurar a los legisladores que tomaría medidas para asegurar que el control civil de los militares permanezca intacto.
«Tengo la intención de rodearme de líderes civiles experimentados y capaces que permitan unas relaciones civiles y militares sanas, basadas en una supervisión significativa», dijo.
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