El Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia de Ecuador, se ha ido blindando ante la prevista llegada esta semana de miles de indígenas, dentro de la ola de protestas que sacude el país desde el jueves pasado por las medidas económicas del Gobierno.
Efe constató este lunes que el anillo de seguridad va ampliándose poco a poco hasta alcanzar las calles más alejadas, con severas restricciones al paso de viandantes y también al de periodistas.
Todo el perímetro de seguridad, que abarca en algunos casos hasta varias calles de distancia, ha sido cercado con vallas y alambre de púas convirtiendo el palacio en un auténtico bastión militar donde se prohíbe filmar por el estado de excepción.
Las primeras medidas de seguridad fueron introducidas con los graves disturbios del jueves y viernes, pero el sábado, con la capital más relajada, aún era posible acceder a la Plaza Grande, que estaba cercada desde adentro y por tanto vacía.
El domingo, el anillo fue ampliado y hoy toda la zona ha quedado bajo control militar y policial.
Apostados en los accesos se encuentran agentes de policía, fuerzas antidisturbios y soldados, estos últimos plenamente pertrechados con cascos, chalecos y armas de asalto.
Además, la noche del domingo, un pequeño contingente de militares boinas rojas (fuerzas especiales paracaidistas) se desplegó en los alrededores del Palacio como precaución y hoy revisaban todo el sector para inspeccionar las medidas de seguridad adoptadas.
Su poca discreta llegada en sendos transportes blindados de personal (TBP) llamó la atención de la población y la difusión por redes sociales de vídeos con su llegada al casco antiguo generó cierta alarma y el falso temor a una salida de los militares a las calles.
Un alarma que disipó el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, en un mensaje por cadena nacional.
Al menos una de las dos tanquetas seguía este domingo en la zona, aunque ninguna fuente reveló cuál era su propósito porque están presuntamente desarmadas.
También hay presencia militar en los principales accesos a la capital.
En la carretera Panamericana, a la altura de Machachi, al sur de Quito, una veintena de militares han tomado posiciones en la vía e impiden el paso en ambas direcciones, en previsión de que los primeros manifestantes indígenas comiencen a llegar desde hoy.
El movimiento indígena, que este fin de semana mantenía su lucha en las carreteras de la Sierra, ha anunciado que el miércoles se sumará a las protestas de otros grupos en la capital lo que hace temer un fuerte enfrentamiento.
Los indígenas, alrededor de un 7 % de la población del país, protestan no solo por la eliminación del subsidio a las gasolinas, sino también el extractivismo en sus tierras ancestrales y exigen que sea respetada su jurisdicción y su educación bilingue.
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