Los legisladores del Senado de Texas adoptaron por unanimidad una resolución que condena la “vil práctica del régimen chino de la sustracción forzada de órganos humanos para trasplantes” al mismo tiempo que instan a Estados Unidos a adoptar una postura más agresiva sobre el tema.
“Queremos dejar constancia de que decimos: ‘No, esto está sucediendo y lo condenamos’”, dijo la senadora estatal Angela Paxton, autora principal de la resolución, al medio asociado de The Epoch Times, NTD, el 21 de abril.
Paxton, quien ha trabajado al menos dos años en el tema, dijo que parte de su motivación provino de notar la falta de voces que hablen sobre el abuso, lo que a su vez llevó a muchas personas a descartarlo como «rumores», explicó.
“Nosotros sabemos que esto es cierto, sabemos que está mal, y que nuevamente va al corazón mismo de destruir la dignidad de cada ser humano”.
Personas de todas partes del mundo han viajado masivamente a China para someterse a cirugías de trasplante, al enterarse de que podrían obtener un órgano crítico con tanta rapidez como en un lapso de dos semanas. Sin embargo, tal rapidez probablemente tenga un costo de vidas inocentes, advierte la resolución. La legislación, aprobada el 15 de abril, esperará a una votación de la Cámara antes de dirigirse hacia el escritorio del gobernador para su firma.
En 2019, el Tribunal independiente de China concluyó que los presos de conciencia, la mayoría de ellos practicantes de la disciplina espiritual perseguida Falun Gong, están siendo asesinados por sus órganos en una «escala significativa».
El Dr. Howard Monsour, quien fue uno de los primeros médicos involucrados en trasplantes de hígado tras su aprobación en 1984, recordó a uno de sus pacientes de hace 10 años que desarrolló un cáncer de hígado que se había extendido demasiado como para someterse a una cirugía de trasplante. Luego de que varios hospitales estadounidenses lo rechazaron, el desesperado hombre viajó a China y consiguió un hígado por USD 88,000, a pesar de que Monsour le aconsejó que no lo hiciera, advirtiéndole que la cirugía en etapa tardía podría acelerar la progresión de las células cancerosas. El paciente prosiguió con la cirugía y murió ocho meses después.
“Piensen en ello como una persona atrapada bajo el agua. Ellos harán casi cualquier cosa para obtener un soplo de aire que les dé vida”, dijo Monsour, ahora especialista en gastroenterología en Lakeside Physicians Express Care, con sede en Granbury, en un testimonio a los senadores estatales. La cirugía en China «fue un daño para este ciudadano de Texas, y especialmente para el donante si provenía de un prisionero», dijo.
En el Senado estatal, los practicantes de Falun Gong que sobrevivieron a la tortura en China debido su fe recordaron haber sido sometidos a inexplicables sustracciones forzadas de sangre y haber presenciado desapariciones «horribles» de presos que luego vincularon con la sustracción de órganos.
En el campo de trabajos forzados de Masanjia, donde Wang Haiying, residente de Houston, estuvo una vez detenido, vio a los guardias sacar un gran tubo de sangre de una practicante en la misma celda, mientras la mujer estaba restringida físicamente, dijo.
“Vivíamos aterrorizados todos los días”, dijo a los senadores estatales. “Algunos practicantes fueron golpeados hasta la muerte y vimos que se los llevaban. Otros fueron capturados por la policía y luego desaparecieron”.
Yu Xinhui, quien ahora vive en Austin, recordó que decenas de prisioneros fueron sacados de la prisión de Sihui en Guangdong, donde estuvo recluido entre 2001 y 2007. Nunca se volvió a ver a estas personas, dijo.
En 2006, vio que varios autobuses, carros militares y una ambulancia llegaban a la medianoche, con policías armados que les decían que se tumbaran en la cama frente a la pared y “salieran cuando los llamen por su nombre y no traigan nada”.
«Todo el mundo estaba aterrorizado», dijo. “Se llevaron a tres personas de mi celda. Sus pertenencias quedaron en la celda. Ninguna de esas personas regresó jamás».
Mientras estaba encarcelado, Yu conoció a un médico de su ciudad natal que le confirmó que se estaba produciendo una sustracción viva de órganos.
“Ustedes, los practicantes de Falun Gong, tienen el mejor cuerpo y, por supuesto, los órganos son los mejores. Los órganos de otros presos pueden no ser buenos para usar porque abusan de drogas, alcohol o tienen otros malos hábitos”, recordó que dijo el médico.
Simpatizando con Yu, el médico sugirió una vez tuvo que pretender haber dejado de practicar Falun Gong para salvar su vida.
«De lo contrario, ¿quién sabe qué pasaría con su corazón, hígado, bazo y pulmones?», dijo el doctor.
La senadora estatal Donna Campbell, autora conjunta y una de los 12 patrocinadores del proyecto de ley, dijo que la audiencia fue «reveladora».
“Vi la tristeza, la profunda tristeza que acompaña a semejante atrocidad”, dijo a NTD. Ella esperaba que la resolución pudiera ser el comienzo de un amplio movimiento para detener dicho abuso.
“Es necesario que haya una protesta mundial de que esto está mal. Las naciones deben sancionar a China por este tipo de comportamiento”, dijo.
Como médica de sala de emergencias, también hizo un llamamiento a los médicos chinos para que «se alejen» y «digan no» a tales prácticas.
«Esto va en contra de cualquier conciencia moral que puedan tener», dijo. “Ellos necesitan trabajar por vidas, no quitar vidas”.
Con información de Brenda Chen.
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