Shen Yun no es la típica compañía de artes escénicas. Cada año, no solo se enfrenta al desafío de llevar una nueva producción escénica de alto nivel a cientos de ciudades alrededor del mundo, sino que también debe lidiar con una implacable campaña del régimen comunista chino que tiene el propósito de interferir en sus espectáculos donde sea que vaya.
Esta interferencia ha afectado a la compañía de artes escénicas desde su fundación hace más de una década, dijo Leeshai Lemish, maestro de ceremonia de la compañía, a The Epoch Times.
Shen Yun Performing Arts es una compañía de danza y música clásica china fundada en Nueva York en 2006. Su misión, según su sitio web, es revivir 5000 años de cultura tradicional china a través de las artes.
Sus espectáculos incluyen representaciones de la persecución a la práctica espiritual Falun Dafa, también conocida como Falun Gong, perpetrada por el régimen chino desde hace dos décadas. Bajo la persecución, los adherentes de la práctica han sido detenidos arbitrariamente, sometidos a trabajos forzados, torturados e incluso asesinados por sus órganos. Fuera de China, el régimen ha tratado de demonizar la práctica al tiempo que suprime la información que expone la persecución, por ejemplo, influyendo en los medios de comunicación chinos en el extranjero e infiltrándose en grupos comunitarios chinos en el exterior.
Lemish, que ha sido maestro de ceremonias de Shen Yun desde su creación, dijo: «Empecé a darme cuenta de que cuando íbamos y actuábamos por todo el mundo, ocurrían todo tipo de fenómenos que normalmente no se esperan [que sucedan] en una compañía de artes escénicas».
Hubo teatros que recibieron cartas del consulado o la embajada china local exigiendo que cancelaran el espectáculo, dijo. Se veían a individuos chinos merodeando alrededor de los autobuses de la compañía y los hoteles donde se alojaban, que parecían estar vigilando los movimientos de la compañía. Algunos espectadores intentaron afectar los espectáculos utilizando dispositivos electrónicos, como un control remoto universal para interferir con el proyector de la pantalla de fondo animada.
«Sabíamos que (…) había fuerzas detrás de escena que intentaban detener nuestros espectáculos», afirmó.
Así que el maestro de ceremonia comenzó a recopilar cartas y documentación para catalogar estos incidentes, y ahora tiene una lista de 74 intentos de sabotaje desde principios de 2007, y el número sigue creciendo.
«Es solo una gota en un vaso en términos de lo que realmente hay ahí fuera», dijo Lemish, y agregó que mientras viaja, la gente con información interna sobre las actividades de los teatros constantemente le cuentan en privado sobre los intentos de las autoridades chinas de cancelar los espectáculos.
Espectáculos denegados
Los intentos del régimen chino de frustrar los espectáculos de Shen Yun han fracasado en gran medida: la compañía se ha ampliado a siete compañías de gira y está a punto de iniciar en 2020 su mayor temporada de gira hasta la fecha. Pero hubo algunos casos en que los teatros se han doblegado ante la presión.
El último de tales casos fue el Teatro Real de Madrid, que canceló el espectáculo unas semanas antes de que la compañía se presentara por primera vez en ese escenario en enero de este año, alegando «dificultades técnicas».
Sin embargo, una llamada telefónica encubierta a la Embajada de China en Madrid, realizada por la organización estadounidense sin fines de lucro Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong (WOIPFG), reveló que se inventó esa razón después de que la embajada lograra presionar al teatro para que cancelara el espectáculo. La persona que llamó, haciéndose pasar por un alto funcionario del régimen chino, habló con un hombre que se identificó como Lu Fan, el embajador chino en España, según un comunicado de prensa de WOIPFG en ese momento.
En una grabación de audio de la conversación telefónica, Lu explicó cómo convenció al gerente general del Teatro Real para que cancelara los shows de Shen Yun, advirtiéndole que el teatro «no puede permitirse perder el mercado chino por esto».
En Dinamarca, un informe de investigación de 2018 del medio de comunicación local Radio24syv descubrió pruebas de que la Embajada China había presionado al Teatro Real Danés de Copenhague para que no alquilara su sede a Shen Yun.
La compañía de Nueva York había intentado actuar en el Teatro Real Danés durante 10 años, pero fue rechazada en repetidas ocasiones con el argumento de que el nivel artístico de la compañía no satisfacía las exigencias del teatro.
Según correos electrónicos obtenidos por el medio de comunicación, uno de los empleados del teatro le dijo a otro empleado que se habían reunido con la Embajada China en agosto de 2017.
«Ellos [la embajada] terminaron la reunión preguntando si teníamos diálogo con Shen Yun, y nos pidieron que no les permitiéramos alquilar nuestras instalaciones», dice el correo electrónico.
Thomas Foght, el periodista que investigó la historia, dijo durante un discurso en el Parlamento danés en abril de este año que este caso «arroja luz sobre por qué fue tan difícil para Shen Yun tener acceso al Teatro Real durante 10 años».
Tras el informe de Foght, el entonces director de teatro Morten Hesseldahl y el entonces ministro de Cultura de Dinamarca Mette Bock negaron las acusaciones sobre la influencia china, diciendo que no estaban al tanto de ninguna presión de la embajada.
Mientras tanto, en Asia, el Teatro Aksra de Bangkok canceló abruptamente el espectáculo unos días antes del estreno en diciembre de 2016. En una carta enviada por la Embajada China en Tailandia al Ministerio de Asuntos Exteriores tailandés y obtenida por The Epoch Times, el régimen chino presionó al gobierno tailandés para que prohibiera Shen Yun «con el fin de evitar afectar la bien desarrollada relación entre China y Tailandia».
Meses antes, KBS Hall en Seúl canceló el espectáculo de Shen Yun, lo que llevó al organizador local a iniciar una acción legal contra el teatro, buscando una orden judicial que permitiera a la compañía de danza clásica china poder actuar. Un tribunal de apelación finalmente denegó la solicitud.
KBS Hall, un teatro propiedad del Estado vinculado a la mayor emisora nacional, Korean Broadcasting Service, tenía una relación laboral con la emisora estatal de China, la Televisión Central de China. Antes del espectáculo, el teatro recibió múltiples cartas de la Embajada China, también obtenidas por The Epoch Times, exigiendo que no recibiera a Shen Yun.
«China otorga una gran importancia a la cooperación con KBS y espera que KBS considere las relaciones entre China y Corea a la hora de tomar decisiones. No provean un teatro para que Shen Yun actúe», dice una carta fechada el 22 de enero de 2016.
Tácticas en evolución
Aumentar la presión sobre los teatros es solo una de las maneras en que el régimen chino ha intentado interferir con Shen Yun.
También ha empleado una serie de tácticas dirigidas contra los anunciantes, los posibles espectadores y la propia compañía, dijo Lemish. Estas tácticas han evolucionado con el tiempo.
En los primeros años, los grupos teatrales de China continental patrocinados por el Estado presentaban un show directamente al otro lado de la calle desde donde Shen Yun estaba actuando y en las mismas fechas, en un intento por competir con la compañía, según su sitio web.
Cuando esto fracasó, hubo varios intentos de sabotear los autobuses de Shen Yun. En un caso en 2010, un conductor de autobús notó un corte en uno de los neumáticos delanteros después de viajar de Ottawa a Montreal. Más tarde, los mecánicos le dijeron que el neumático estaba cortado de tal manera que no se desinflaría inmediatamente, sino que estallaría cuando se calentara y expandiera mientras el autobús estaba en movimiento. Una explosión de una llanta delantera podría causar que el conductor pierda el control del autobús, el cual tiene la capacidad de acomodar a 50 artistas.
Lemish dijo que la compañía reportó este y otros intentos de sabotaje a la policía local y al FBI, pero hasta ahora no tuvo noticia de ningún avance en estas investigaciones.
Los teatros también han recibido correos electrónicos de personas que se hacen pasar por admiradores del espectáculo o por la organización local que recibe a la compañía. Los correos electrónicos, que los teatros compartieron posteriormente con Shen Yun, tenían contenido que los hacía «parecer fanáticos y locos», dijo Lemish.
El propósito era «asustar al teatro para que no se relacionara con nosotros», dijo.
El sitio web y los servidores de Shen Yun también fueron atacados repetidas veces, dijo Lemish, añadiendo que los ataques a sus plataformas de venta de entradas tienden a concentrarse durante el período previo a los espectáculos de la compañía en Nueva York, donde normalmente tiene una serie prolongada de presentaciones en el prestigioso Lincoln Center.
Recientemente, la interferencia se ha desplazado cada vez más al ámbito de Internet.
«Hay un esfuerzo muy estratégico y concertado para difamarnos de cualquier manera posible, especialmente en los medios de comunicación y online», dijo Lemish.
Dijo que los trolls chinos de Internet han estado trabajando para que la publicidad negativa sobre Shen Yun tuviera mejores resultados de búsqueda que el sitio web de la compañía y los artículos de los medios de comunicación con buenas reseñas. Conocidos como el «Ejército de los 50 centavos», estos trolls de Internet son pagados por el régimen chino para difundir propaganda online y silenciar las opiniones disidentes, tanto dentro como fuera de China.
«Ahora hay un intento por parte de estas personas de 50 centavos de reforzar básicamente el ranking [de la publicidad negativa] comentando sobre (…) [esos artículos], dejando comentarios desagradables y tal vez vinculándolos con ellos», dijo Lemish. «Harán todas estas cosas diferentes que puedan mejorar el ranking SEO de estos artículos».
El maestro de ceremonia dijo que esta medida encaja dentro de la campaña más amplia del régimen chino para cambiar la opinión pública en Internet a nivel internacional.
«Nos está haciendo trabajar mucho más duro porque la manera normal en que la gente descubre las cosas hoy en día es buscándolas en Google y escuchando sobre ellas (…) en las redes sociales», dijo.
«Están realmente haciendo un gran esfuerzo para no permitirnos usar esos canales, y luego crear impresiones negativas en la gente para que nos sea más difícil vender entradas».
Sin embargo, la compañía no se deja intimidar.
«No nos intimidará», dijo Lemish. «Nos hemos enfrentado a esto desde el principio. Nunca nos detuvo».
La reportera del Epoch Times Janita Kan contribuyó con este artículo.
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