Cuando Liu Jintao (Tony), un exestudiante de posgrado de la Universidad China del Petróleo, fue encerrado en una celda del Centro de Reeducación Laboral Tuanhe de Beijing en 2007, un recluso entró corriendo para cumplir la orden de un guardia: «No le dañen los órganos», recordó Liu en una entrevista con la edición china de The Epoch Times. La orden lo sorprendió justo cuando un recluso drogadicto lo golpeó en la espalda y la cintura.
«Me sentí extraño porque estos hombres no se preocupaban por mi bienestar, sino por mis órganos», explicó el hombre de 39 años en su testimonio presentado ante el Tribunal Independiente para la Sustracción Forzada de Órganos de Prisioneros de Conciencia en China, conocido como el Tribunal de China.
Antes de que Liu fuera arrestado, ya se había enterado de la sustracción forzada de órganos que se lleva a cabo en China. Sin embargo, no podía creerlo.
«Elegí no creerlo», comentó Liu a 10 Daily. «Pero ahora está muy claro. Hay cada vez más pruebas que demuestran que esto está ocurriendo en China a gran escala».
Otro día, Liu oyó a un drogadicto decir a otros reclusos, «el marido de una mujer de Beijing (un practicante de Falun Dafa) desapareció después de ser arrestado».
Liu también es un practicante de Falun Dafa, y el verdadero motivo de su detención es que practica esta antigua disciplina espiritual.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica de cultivación de mente, cuerpo y espíritu. Los practicantes viven según los principios de la Verdad, Benevolencia y Tolerancia. En julio de 1999, siete años después que la práctica fuera presentada en China, el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó una brutal persecución, después de ver que el número de personas que la practicaban se elevaba a por lo menos 70 millones. Desde entonces, decenas de miles de practicantes de Falun Dafa en China fueron arrestados y torturados.
Liu, quien comenzó a practicar Falun Dafa en agosto de 1997, fue uno de ellos.
En noviembre de 2006, cuando Liu estudiaba para obtener un máster en la Universidad China del Petróleo en Beijing, un grupo de agentes de policía entró a su aula y lo detuvo.
«Me empujaron a una silla y empezaron a buscar en mi computadora, donde encontraron material de Falun Dafa», recordó a 10 Daily.
«Les pregunté ‘¿por qué me están arrestando?’ y ‘¿dónde está su orden de registro?’ Entonces un policía sacó un pedazo de papel y lo arrojó delante de mí y señaló ‘este es el papel que autoriza su arresto'», expresó Liu ante el Tribunal de China.
Liu fue arrestado y luego transferido a la sala de lavado de cerebros de Beijing Changping, donde aseguró que fue obligado a ver videos que calumniaban a Falun Dafa. Sin embargo, esto fue solo el comienzo de lo que estaba por venir.
Después de que Liu fue trasladado al Centro de Despacho de Reeducación Laboral de Beijing Tuanhe, y más tarde al Campo de Reeducación Laboral de Beijing Tuahhe, experimentó horribles abusos: lo hicieron pasar hambre, lo golpearon, lo torturaron con bastones eléctricos, lo privaron del sueño, lo alimentaron a la fuerza a través de un tubo que estaba mezclado con orina, y tenía sus propias heces metidas en la boca, mencionó al Tribunal. Agregó que los presos también le quitaron la ropa y le metieron el mango de un cepillo de baño en el ano.
Los brutales métodos de tortura fueron usados para forzar a Liu a abandonar su práctica de Falun Dafa, pero él se negó a renunciar.
Además de la tortura, las autoridades también le sacaban sangre a Liu y a otros practicantes. También les tomaron una radiografía.
«Me hicieron radiografías de todo el torso», relató Liu a The Sydney Morning Herald. «Un año después, me hicieron otra radiografía y me sacaron más sangre».
Sin embargo, estos practicantes nunca fueron informados de los resultados de las pruebas, lo que levantó las sospechas de Liu de que los exámenes podrían estar relacionadas con la sustracción de órganos.
Sin embargo, la corazonada de Liu no era infundada. Un informe de 2016 titulado «Bloody Harvest (Cosecha Sangrienta) y The Slaughter (El matadero) de David Kilgour, exsecretario de Estado canadiense (Asia-Pacífico), Ethan Gutmann, nominado al Premio Nobel de la Paz, y David Matas, abogado de derechos humanos, lo confirmó.
El informe afirmaba que a los practicantes de Falun Dafa «se les hacían con frecuencia análisis de sangre y exámenes médicos mientras que otros prisioneros (con la excepción de los uigures, los tibetanos y ciertos grupos cristianos también fueron blanco de ataques) no reciben ese tipo de tratamiento».
«La conclusión final de esta actualización, y de hecho de nuestro trabajo anterior, es que China se ha dedicado a la matanza masiva de prisioneros de conciencia, principalmente practicantes de los ejercicios espirituales de Falun Dafa, pero también uigures, tibetanos y cristianos, con el fin de obtener órganos para trasplantes», mencionó Matas.
En noviembre de 2007, Liu firmó una declaración de renuncia a su fe después de no poder soportar más la tortura. Huyó a Australia en 2013 con su esposa y pidió asilo.
Después de escapar de la sustracción forzada de órganos, Liu ahora habla en nombre de los numerosos practicantes de Falun Dafa que aún están detenidos en China y que enfrentan un destino similar.
«Es realmente un mundo diferente en Australia», manifestó en un mitin celebrado frente al Parlamento australiano en Canberra en 2013. «Puedo hablar libremente de la verdad de la persecución. Muchos practicantes chinos de Falun Dafa todavía son torturados en China. Espero que la sociedad internacional pueda ayudar a detenerlo y llevar a los asesinos ante la justicia».
***
A continuación
Una introducción a Falun Dafa
A través de sus principios Verdad, Benevolencia y Tolerancia, es posible mejorarse como persona y elevarse continuamente dentro del ambiente de la sociedad. Más información falundafa.org.
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.