Los legisladores de la Cámara de Representantes de Texas aprobaron por unanimidad una medida para contrarrestar la sustracción forzada de órganos por parte del Partido Comunista Chino (PCCh), acercándola un paso más a convertirse en ley.
Titulado SB 1040, el proyecto de ley tiene como objetivo prohibir que los proveedores de seguros de salud patrocinen trasplantes de órganos de China o a cualquier otro país que se sepa que ha estado involucrado en la sustracción forzada de órganos, el acto de matar a una persona para obtener sus órganos para la venta.
La ley fue aprobada por unanimidad en la Cámara de Representantes de Texas el 22 de mayo con 145 legisladores votando a favor. Habiendo recibido la aprobación unánime en el Senado estatal en abril, el proyecto de ley obtendrá otra votación en la cámara sobre la inserción de una sección que establece la intención legislativa. Una vez que se apruebe, se dirigirá al escritorio del gobernador, convirtiéndolo en el primer proyecto de ley contra la sustracción forzada de órganos en Estados Unidos.
El avance del proyecto de ley es paralelo al de un esfuerzo similar en el Congreso de EE.UU., donde también avanza un proyecto de ley para castigar a los cómplices del abuso. El 27 de marzo, la Ley para Detener la Sustracción Forzada de Órganos fue aprobada abrumadoramente por la Cámara, marcando la primera acción legislativa no simbólica en Estados Unidos para frenar la atrocidad.
La enmienda del proyecto de ley de Texas establece que el proyecto de ley tiene la intención de “combatir la práctica de sustracción forzada de órganos de personas vivas para trasplante sin consentimiento libre y voluntario; crear conciencia sobre la práctica, respaldada por el estado de China, de la sustracción forzada de órganos a prisioneros de conciencia y a otras personas vulnerables, incluidos los practicantes de Falun Gong, los musulmanes uigures, los budistas tibetanos y los cristianos de las iglesias domésticas”, y frenar el turismo ilícito de trasplantes en el que residentes de Texas podrían convertirse en partícipes involuntarios de los abusos.
Los practicantes de Falun Gong, una disciplina de meditación que ha sido objeto de una sangrienta campaña de represión en la China comunista, han sido un grupo principal de víctimas de la atrocidad.
En una conferencia de prensa, realizada el 29 de marzo, en la que se habló sobre el proyecto de ley, la practicante de Falun Gong de Houston, Crystal Chen, dijo que ella y otros practicantes fueron objeto de análisis de sangre durante su encarcelamiento juntos.
Chen tenía poco más de 20 años cuando el régimen comenzó una persecución nacional a su fe en 1999. En los campos de trabajo, se vio obligada a realizar trabajo esclavo hasta 17 horas al día, fabricando productos de marca y regalos de Navidad, según relató en una convención del Rotary International celebrada en Houston el pasado mes de junio. Su madre fue torturada hasta la muerte.
La severa tortura que ella y otros practicantes sufrieron, dijo, deja en claro que las pruebas médicas no estaban destinadas a su bienestar.
“Los practicantes de Falun Gong hacen ejercicio a diario y no beben ni fuman”, y a los órganos sanos de ellos los convirtieron en “el objetivo principal para la sustracción de órganos”, dijo en la conferencia de prensa de marzo.
“Si mi tipo de sangre y mi tipo de tejido hubieran sido compatibles con los de un receptor de órganos, no podría estar aquí hoy”.
El representante del estado de Texas, Tom Oliverson, presidente del Comité de Seguros de la Cámara de Representantes, que presentó la versión del proyecto de ley en la Cámara de Representantes en febrero, prometió en la conferencia de prensa de marzo que haría todo lo posible para “llamar la atención sobre esta práctica horrible y detestable”.
Al trabajar en este tema a lo largo de los años, dijo, ha quedado claro que “el gobierno comunista chino considera a su gente como una mercancía, no como seres humanos individuales con derechos y libertades garantizados”.
Oliverson dijo que ha visto sitios web de hospitales chinos que ofrecen, tanto en inglés como en chino, «corazones disponibles y donantes en espera».
“Sabes que nadie puede sobrevivir a un trasplante así. Estas personas están siendo sacrificadas para obtener ganancias financieras por parte de un gobierno que no cree que en realidad sean seres humanos”, dijo, y agregó que quiere “poner fin a eso de una vez por todas”.
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