Análisis de noticia
Contrario a lo que muchas encuestas muestran, el voto hispano estaría dividido de forma muy pareja entre el republicano Donald J. Trump, el demócrata Joe Biden y el independiente Robert F. Kennedy Jr., una tendencia que explicaría por qué la comunidad está optando por no afiliarse a ningún partido político.
Un 34 por ciento de hispanos se inclina por Biden, un 31 por ciento por RFK Jr., y un 30 por ciento para Trump, según un promedio estimado de las dos últimas encuestas de la Universidad Quinnipiac del 1 de noviembre y 15 de noviembre sobre el candidato favorito para 2024.
En la primera encuesta publicada, los votantes hispanos muestran un 36 por ciento de apoyo para Biden, seguido de un 33 por ciento para RFK Jr., y un 27 por ciento para el expresidente Trump; sin embargo, quince días después, una segunda encuesta muestra resultados diferentes, poniendo a Trump como el favorito del voto hispano con 33 por ciento, seguido del presidente demócrata con 32 por ciento, y RFK Jr. con 29 por ciento.
Sin embargo, al consultarles por su percepción de cada candidato, Biden lleva la delantera con un promedio de 42.5 por ciento de opiniones favorables entre el electorado hispano, seguido de RFK Jr. con un 41.5 por ciento en promedio, y finalmente Trump con un promedio de 37.5 de opiniones favorables. Tres resultados también muy parejos.
Estos resultados ponen en evidencia que, a menos de un año de las elecciones presidenciales de 2024, el apoyo de la población hispana aún no es definitivo, y los candidatos aún deben asegurarse de abordar las preocupaciones de la comunidad latina en el panorama político actual. Y es que si bien hubo muchas encuestadoras que realizaron sondeos entre votantes hispanos, la mayoría solo consideró a Biden y Trump como posibles candidatos presidenciales, dejando de lado al independiente RFK Jr., que ha venido ganando terreno entre la comunidad hispana.
Por otro lado, una reciente encuesta de la Florida International University (FIU) publicada este miércoles, muestra también que los latinos no se sienten convencidos en una carrera presidencial entre Biden y Trump. Un 45 por ciento de los votantes hispanos no quiere que Biden postule a la presidencia, mientras que un 57 por ciento dice que no quieren a Trump como candidato.
“A medida que las comunidades hispanas en Estados Unidos comienzan a mostrar su fuerza política en la política presidencial, será beneficioso para que ambos partidos principales inviertan más tiempo, esfuerzo y recursos en estas comunidades”, dijo Carlos Díaz-Rosillo, director del Adam Centro Smith para la Libertad Económica de la FIU. “Esta encuesta deja claro lo que sucede cuando un partido consistentemente da por sentado a los hispanos: el apoyo se erosiona; y la otra parte no realiza inversiones sostenidas y de largo plazo en ellos: el apoyo es episódico”.
Según los resultados de la FIU, el apoyo del votante hispano a Biden ha disminuido del 67 por ciento en 2020 al 53 por ciento en la actualidad, mientras que el apoyo a Trump ha aumentado entre latinos del 29 por ciento en 2020 al 33 por ciento. Sin embargo, también se observa una fuerte tendencia en el hispano a no afiliarse a ningún partido político, ya que dijeron centrarse más en el candidato con valores más cercanos a los de su comunidad, que al partido que representa.
Y aunque casi un 60 por ciento de votantes hispanos sienten que los demócratas son el partido que más representa estos valores, casi una quinta parte dijeron haber considerado cambiarse de afiliación política. Un 40 por ciento de hispanos dijeron estar interesados en cambiarse al Partido Republicano, comparado a un 23 por ciento de demócratas interesados en cambiarse a Independiente, seguido de un 11 por ciento de republicanos que busca cambiarse al Partido Demócrata.
«Los demócratas siempre han dado por sentado a los hispanos, y ahora es problemático porque esta encuesta muestra que no pueden seguir haciéndolo», dijo Eduardo Gamarra, director del Foro de Opinión Pública Latina de FIU.
Entre los principales temas preocupantes para la comunidad hispana se encuentra la inflación (19.8%), la economía (16.6%) y el control de la frontera (7.5%). La crisis económica en el país ha sido el tema bandera de la mayoría de los candidatos presidenciales, en especial para los republicanos e independientes que aprovechan la ocasión para criticar el desempeño del presidente Biden.
Por un lado, el principal candidato republicano Trump ha promovido su agenda de precios bajos en la energía y electricidad para impulsar la economía, uno de sus puntos más prósperos durante su mandato. Asimismo, ha prometido impulsar la industria automotriz y reactivar la producción de gas y petróleo para generar empleos.
El sobrino del expresidente JFK, por su parte, ha propuesto regresar a un Estados Unidos próspero, como en los años 60. Entre sus planes, está aumentar el salario mínimo a USD 15 y reducir los costos de los medicamentos a la mitad. También ha propuesto promover hipotecas con un 3 por ciento de interés y fomentar empleos mediante acuerdos comerciales para incentivar el consumo de productos fabricados en Estados Unidos.
En cuanto al actual presidente de la nación, su campaña se ha focalizado en promocionar la llamada “Bidenomics”, un término dado a su estrategia económica, la cual busca convencer a los votantes que la economía está por buen camino pero se necesitará un segundo mandato para “terminar el trabajo”.
La inflación ha impactado los costos de productos esenciales como alimentos, gasolina y vivienda, así como el aumento de las tasas de interés para obtener préstamos hipotecarios asequibles. Aunque la tasa de inflación se ha desacelerado en los últimos meses–un motivo de orgullo para Biden–los precios han aumentado casi un 18 por ciento desde que asumió el cargo: más del 20 por ciento en alimentos, alrededor de 55 por ciento en gasolina y 18 por ciento en viviendas, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.
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