El presidente Trump anunció el lunes por la tarde que está desplegando personal militar junto con otros activos federales para detener los violentos disturbios en Washington, D.C.
«Mientras hablamos, estoy enviando a miles de soldados fuertemente armados, personal militar y agentes policiales para detener los disturbios, saqueos, vandalismos, asaltos y la destrucción indiscriminada de la propiedad», anunció durante una conferencia de prensa.
Trump dijo que lo que sucedió en la capital de la nación el domingo por la noche fue una «vergüenza».
El presidente también afirmó que había recomendado urgentemente a los gobernadores que desplieguen un número suficiente de la guardia nacional y que dominen las calles.
«Los alcaldes y gobernadores deben establecer una abrumadora presencia de agentes del orden hasta que la violencia haya sido reprimida», dijo. «Si una ciudad o un estado se niega a tomar las medidas necesarias para defender la vida y la propiedad de sus residentes, entonces desplegaré al ejército de los Estados Unidos y resolveré el problema rápidamente para ellos».
Después de su discurso nacional, Trump visitó la Iglesia Episcopal de St. John ubicada al otro lado de la calle de la Casa Blanca, conocida como «La Iglesia de los Presidentes», la cual sufrió daños por un incendio provocado el domingo por la noche.
«Tenemos el mejor país del mundo», declaró Trump durante la visita. «Vamos a mantenerlo a salvo».
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, dijo el día anterior que la Casa Blanca está estableciendo un centro de comando central para coordinar con los estados la respuesta a la creciente violencia a raíz de las protestas.
El presidente de la Junta de Jefes, el general Mark Milley, el secretario de Defensa, Mark Esper, y el fiscal general William Barr participarán en el plan.
“Habrá más activos federales desplegados en todo el país. Habrá un centro de comando central en conjunto con los gobiernos estatales y locales que incluirá al general Milley, al secretario Esper y al FG Barr”, dijo McEnany.
La muerte de George Floyd, un hombre negro que murió a principios de esta semana mientras estaba bajo la custodia de la policía de Minneapolis, ha provocado un alboroto nacional. Pero las protestas inicialmente pacíficas, que expresaron dolor y enojo por la brutalidad policial, en muchos casos se vieron empañadas por el saqueo, la violencia y los incendios provocados.
Las protestas continuaron el 30 de mayo en docenas de ciudades de todo el país, incluidas Minneapolis, Washington, Nueva York, Atlanta, Detroit y Louisville, con ocasionales saqueos, incendios provocados y actos de vandalismo.
Hubo incendios cerca de la Casa Blanca, las tiendas fueron saqueadas en el sur de California y las imágenes inquietantes de actos violentos inundaron las redes sociales, incluida una mafia golpeando a una anciana dueña de una tienda en Rochester, Nueva York.
El Departamento de Policía Metropolitana de DC dijo el domingo por la noche que estaban respondiendo a «múltiples incendios provocados intencionalmente» alrededor de la ciudad, incluido uno reportado en la Iglesia Episcopal de St. John.
Según un recuento compilado por The Associated Press, al menos 4400 personas han sido arrestadas en todo el país.
Un video ampliamente difundido mostraba a Floyd acostado y esposado mientras que un oficial de policía blanco estaba arrodillado sobre el cuello del hombre durante casi nueve minutos. Las imágenes mostraban a Floyd diciéndole a los oficiales «no puedo respirar» antes de que su cuerpo quedara inmóvil.
De acuerdo al informe del Departamento de Bomberos de Minneapolis (pdf), Floyd no respondía y estaba «sin pulso» cuando los paramédicos lo transportaron a una ambulancia desde el lugar de su arresto hasta el hospital.
El oficial de policía que fue visto arrodillado sobre el cuello del hombre, Derek Chauvin, fue despedido el 25 de mayo, junto con otros tres oficiales. Chauvin fue acusado de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario en segundo grado el 29 de mayo.
El lunes, un médico forense clasificó la muerte de George Floyd como un homicidio, diciendo que su corazón se detuvo cuando el agente policial lo contuvo y le reprimió el cuello.
«El difunto experimentó un paro cardíaco mientras era sujetado por un(os) agente(s) policiales», se lee en el informe. En «otras condiciones importantes», dijo que Floyd sufría de enfermedades cardíacas e hipertensión, y enumeró la intoxicación por fentanilo y el uso reciente de metanfetamina.
El Associated Press y el periodista de The Epoch Times, Tom Ozimek, contribuyeron al informe.
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