El presidente electo Donald Trump dijo el 22 de diciembre que el control y la propiedad de Groenlandia por parte de Estados Unidos es «una necesidad absoluta» para «la seguridad nacional y la libertad en todo el mundo».
Sus comentarios se produjeron al anunciar al cofundador de PayPal y exembajador de Estados Unidos de la administración Trump en Suecia, Ken Howery, como su nominado para embajador de Estados Unidos en el Reino de Dinamarca.
Trump elogió a Howery por su papel en liderar los esfuerzos para aumentar la defensa, la seguridad y la cooperación económica entre Estados Unidos y Suecia y dijo que haría un trabajo maravilloso al representar los intereses de Estados Unidos ante Dinamarca.
The Epoch Times se ha puesto en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca y con el Departamento de Asuntos Exteriores de Groenlandia en busca de comentarios.
Durante su primer mandato, Trump expresó su interés en adquirir la isla, estratégicamente situada y rica en recursos, la cual es un territorio autónomo dentro del Reino de Dinamarca. Groenlandia se enfrenta desde hace tiempo a problemas financieros.
«Esencialmente, se trata de un gran acuerdo inmobiliario. Se pueden hacer muchas cosas. Está perjudicando mucho a Dinamarca porque está perdiendo casi 700 millones de dólares al año», dijo Trump en aquel momento. «Por lo tanto, lo hacen con una gran pérdida, y estratégicamente para Estados Unidos, sería bueno. Y somos un gran aliado de Dinamarca y ayudamos a Dinamarca y la protegemos».
Estados Unidos hizo ofertas previas para comprar Groenlandia, primero en 1867 y de nuevo en 1946 bajo la presidencia de Harry Truman. Dinamarca declinó en cada ocasión.
«Groenlandia es rica en recursos valiosos como minerales, el agua y el hielo más puros, poblaciones de peces, mariscos, energía renovable, y es una nueva frontera para el turismo de aventura», dijo el Departamento de Asuntos Exteriores de Groenlandia a Trump en 2019. «Estamos abiertos a los negocios, no a la venta».
La masa continental, aproximadamente una cuarta parte del tamaño de Estados Unidos, tiene una pequeña población de unos 57,000 habitantes y una economía de 3240 millones de dólares, según estimaciones de 2021 citadas por la Agencia Central de Inteligencia. Su economía depende en gran medida del pescado, las gambas y las subvenciones de Copenhague.
La antigua colonia danesa está estratégicamente situada a medio camino de la ruta más corta entre Europa y Rusia y Norteamérica. Depende de Dinamarca para su defensa, ya que no posee ejército propio para vigilar sus 27,000 millas de costa.
Dinamarca y Estados Unidos acordaron la defensa compartida de Groenlandia en el Acuerdo de Defensa de 1951, que le otorgaba a Washington jurisdicción exclusiva sobre las zonas de defensa dentro de Groenlandia y la capacidad de mejorar su vigilancia a las aguas árticas, fundamental para la estrategia ártica de la OTAN.
Actualmente alberga la Base Espacial de Pituffik, antes conocida como Base Aérea de Thule, en su remoto noroeste. El complejo da apoyo al personal de Dinamarca, Canadá, Groenlandia y la Fuerza Espacial de Estados Unidos, así como a sus actividades de vigilancia espacial. La base también alberga un sistema mejorado de radar de alerta temprana que es fundamental para vigilar los lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) desde lugares como Rusia, Oriente Próximo o incluso Corea del Norte y China si sus misiles atraviesan el Ártico.
En los últimos años, un movimiento republicano en Groenlandia ha abogado por establecer la isla como su propio Estado soberano y romper los lazos con la monarquía danesa, aunque la mayoría cree que no es viable sin el apoyo financiero danés, que sufraga más de la mitad de su presupuesto público. En junio de 2023 se presentó un proyecto de Constitución. La independencia de la antigua colonia danesa pasaría por un referéndum en Groenlandia y la aprobación del Parlamento danés, cuyas elecciones están previstas para abril de 2025.
En la última década, los esfuerzos por diversificar la economía local y ampliar la minería, la prospección de petróleo y gas y el turismo han hecho que Groenlandia dependa cada vez más económicamente de China.
Según informan los medios estatales chinos, Beijing considera a Groenlandia una parte crítica y estratégica de sus ambiciones árticas, dada la proximidad de Groenlandia a las rutas marítimas del Ártico y los ricos recursos minerales, incluidos el uranio y las tierras raras.
En 2019, el Partido Comunista Chino (PCCh) esbozó al público sus ambiciones de una «Ruta de la Seda Polar», una extensión de su iniciativa La Franja y la Ruta. Pretendía desarrollar más rutas marítimas a través del Ártico y animar a las empresas chinas a construir infraestructuras en la región.
Los medios de comunicación estatales chinos publicaron artículos en los que se abogaba por la inversión china en Groenlandia para ayudar a la isla a cumplir «su deseo» de convertirse en una nación independiente, y China hizo importantes intentos por afianzarse, aunque muchos de sus esfuerzos que planteaban problemas de seguridad nacional —como las ofertas de inversión para la minería groenlandesa, la compra de una base naval abandonada en Kangilinnguit y las ofertas de empresas estatales chinas para financiar aeropuertos groenlandeses— fueron rechazados.
El PCCh ha tenido éxito en la promoción de actividades culturales chinas en Groenlandia, que promueven los puntos de vista del régimen comunista chino en el extranjero. En 2023, Groenlandia abrió oficialmente una oficina de representación en Beijing, y la ministra groenlandesa de Asuntos Exteriores, Vivian Motzfeldt, declaró: «Groenlandia está deseando reforzar nuestras relaciones comerciales y diplomáticas con China», buscando el acceso al mercado chino. La apertura se retrasó a raíz de la pandemia de COVID-19.
Trump anuncia más nombramientos
Trump enumeró el domingo múltiples nombramientos para su administración entrante.
Nombró a Callista Gingrich, esposa del expresidente de la Cámara de Representantes, el republicano Newt Gingrich, como embajadora de Estados Unidos en Suiza; a Stephen Alexander Vaden como subsecretario del Departamento de Agricultura; y a Scott Kupor como director de la Oficina de Administración de Personal, a la espera de que sean confirmados por el Senado.
Mauricio Claver-Carone fue nombrado enviado especial para América Latina en el Departamento de Estado, un papel importante para devolver el orden a las fronteras estadounidenses, dijo Trump.
Junto al zar de la inteligencia artificial y las criptomonedas de la Casa Blanca, David Sacks, está el exfuncionario de la administración Trump y del Pentágono Michael J.K. Kratsios como director de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca y asistente del presidente para ciencia y tecnología.
Junto a él estará Lynne Parker, que será directora ejecutiva del Consejo de Asesores del Presidente para Ciencia y Tecnología y consejera del director de la Oficina de Política Científica y Tecnológica para asesorar a la administración Trump en temas como la inteligencia artificial.
Trump nombró a Bo Hines director ejecutivo del «Crypto Council», el Consejo Presidencial de Asesores para Activos Digitales, para «fomentar la innovación y el crecimiento en el espacio de los activos digitales, garantizando al mismo tiempo que los líderes de la industria tengan los recursos que necesitan para tener éxito».
Su objetivo es «crear un entorno en el que esta industria pueda florecer, y seguir siendo una piedra angular del avance tecnológico de nuestra Nación», dijo Trump.
También en el ámbito tecnológico, Trump nombró a Sriram Krishnan asesor principal de política de inteligencia artificial en la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca para «centrarse en garantizar el liderazgo continuado de Estados Unidos en Inteligencia Artificial».
Sus designados «desencadenarán avances científicos, asegurarán el dominio tecnológico de Estados Unidos y marcarán el comienzo de una Edad de Oro de la Innovación Estadounidense», afirmó Trump.
Katie Miller, exsecretaria de prensa del vicepresidente Mike Pence, también fue designada para unirse al Departamento de Eficiencia Gubernamental de Elon Musk y Vivek Ramaswamy, el órgano asesor informal que Trump ha dicho que permitirá a su administración «recortar el exceso de regulaciones, reducir los gastos superfluos y reestructurar las Agencias Federales».
Katie Miller es la esposa de Stephen Miller, jefe adjunto de gabinete entrante de Trump.
Con información de Reuters
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