Para el año 2006, desde el Hospital Central N° 1 de Tianjin, el Dr. Shen Zhongyang había realizado más de 1.600 trasplantes de hígado, según jactanciosos informes de la prensa china. El N° 1 de Tianjin, un hospital donde dirigía el ala de trasplantes, acababa de conseguir un nuevo edificio, financiado por el gobierno local. Shen había patentado su propia técnica quirúrgica para la perfusión rápida del hígado y su extracción, y los sitios web de trasplantes oficiales lo llamaban el «gran pionero de trasplantes» de China.
Con toda la celebración en la prensa china sobre las salvadoras operaciones del médico, se prestó poca atención a las fuentes de los órganos que trasplantaba. La carrera del Dr. Shen estaba siendo construida sobre una pila de cadáveres, eso es evidente, pero la verdadera pregunta era: ¿de dónde venían?
La credibilidad de la explicación oficial (que solamente se utilizaban órganos de presos ejecutados formalmente) depende del número de trasplantes, el cual a su vez corresponde, a grandes rasgos, con el número de ejecuciones. En Tianjin serían alrededor de 40 ejecuciones al año, una cifra derivada del cálculo de la población de la ciudad contra el total de los condenados a muerte a nivel nacional.
Pero en Central N° 1 de Tianjin, el número de trasplantes estaba por las nubes.
Las cifras oficiales del hospital son escasas, pero ahondar en ese secreto deja claro que el Hospital Central N° 1 de Tianjin, uno de los más activos y aclamados del país, que durante años ha disfrutado del apoyo oficial, ha trasplantado muchas veces más órganos que los que podrían proveer los presos ejecutados. Además, parece haber trasplantado muchas veces más órganos de los que admite.
En un estudio detallado de las actividades del hospital, basado en documentos disponibles públicamente, La Gran Época encontró pruebas suficientes para plantear grandes dudas –o demoler por completo– la narrativa oficial sobre la fuente de los órganos en China. Esto es simplemente debido a la cantidad de trasplantes: la cifra es demasiado alta. Y eso es un problema para China.
Esto significa que la gran mayoría de los órganos trasplantados en el Hospital Central N° 1 de Tianjin –y por extensión, en otros grandes hospitales en todo el país también– no podrían venir de presos ejecutados. Tampoco provienen de voluntarios en un número significativo, dado que el sistema de donación voluntaria de órganos se ha comenzado a implementar hace poco en China, y todavía está en sus etapas primarias.
Esto inevitablemente plantea otra cuestión, la cual las autoridades chinas han encontrado particularmente irritante, pero nunca han abordado: ¿de dónde vienen realmente los órganos? ¿Cuál es la fuente de órganos secreta que en el año 2000 de repente se convirtió en la base para la expansión a nivel nacional de los trasplantes de órganos, en la cual el Hospital Central N° 1 de Tianjin se erige como un modelo?
Durante años, investigadores de derechos humanos han denunciado que los practicantes cautivos de Falun Gong, una disciplina espiritual china perseguida, son probablemente la fuente de tantos órganos. La disparidad enorme en el caso de Tianjin, junto con una variedad de otras pruebas circunstanciales, añade argumentos y urgencia a sus alegatos.
Este problema ha sido ampliamente esquivado por reconocidos miembros de la comunidad médica internacional. Sin embargo, la evidencia circunstancial que refuerza la explicación alternativa –el asesinato en masa de prisioneros de conciencia, usando las herramientas de la medicina al servicio del negocio, en la nación más poblada del mundo– sigue creciendo, y con ello, la frustración entre los médicos porque no se está haciendo nada.
Los inicios de un cirujano
A finales de 1990, Shen Zhongyang, un cirujano de trasplante de hígado, estaba en decadencia: la industria del trasplante de órganos en China estaba poco desarrollada, las operaciones eran arriesgadas, por lo que eran pocos los pacientes dispuestos a operarse, y los suministros de órganos eran limitados.
En mayo de 1994, le otorgó a Tianjin su primer trasplante de hígado después de persuadir a un trabajador migrante de 37 años que sufría de cirrosis para que se sometiera al trasplante. En ese momento, los trasplantes se realizaban de forma gratuita para los pacientes, debido en gran parte a la baja tasa de éxito.
Pasaron los años sin avances notables, y en 1998 Shen regresó de Japón, donde había obtenido su doctorado en medicina. A su regreso, gastó su propio dinero (100.000 yuanes, o $ 15.000 dólares) para establecer una pequeña unidad de trasplante en el Hospital Central N° 1 de Tianjin.
El progreso fue lento al principio: hacia finales de 1998 su unidad de trasplante había realizado sólo siete trasplantes de hígado. En 1999, realizó 24.
En el año 2000, las cosas rápidamente cambiaron ya que de repente entró en funcionamiento un nuevo suministro de órganos. Durante la década siguiente Shen Zhongyang encabezó uno de los negocios más activos con el trasplante de órganos en China.
En Tianjin, los números siguieron subiendo: 209 trasplantes hepáticos hacia enero de 2002; y luego un total acumulado de 1.000 a finales de 2003, según un informe de Enorth Netnews, el portavoz del gobierno municipal de Tianjin.
Los éxitos del Hospital Central N° 1 de Tianjin son un caso típico del sistema de trasplante de órganos chino: sus operaciones son opacas; los vínculos con los paramilitares acechan en la oscuridad; la obtención de los órganos sigue siendo rápida y sin explicación, lo que sugiere la existencia de un banco de donantes de donde se los selecciona; y las técnicas quirúrgicas son consistentes con la extracción de órganos de los donantes estando vivos o casi vivos.
La construcción del hospital
El momento más significativo para la expansión del N° 1 de Tianjin, en un aparente signo de confianza sobre la continuación del abundante suministro de órganos, fue la inversión de 130 millones de yuanes ($ 20 millones de dólares) que en diciembre de 2003 hizo el Buró Municipal de Salud de Tianjin para construir un edificio para trasplantes de 17 pisos (incluyendo una planta y dos niveles subterráneos).
Con el nombre de Centro Oriental para Trasplante de Órganos, con una capacidad para 500 camas y una superficie de 36.000 metros cuadrados, se convertiría en un “centro integral para el trasplante de hígado, riñón, páncreas, hueso, piel, cabello, células madre, corazón, pulmón, córnea y garganta”, según Enorth Netnews.
Para el año 2004, mientras se construía el edificio Oriental para Trasplantes, con el fin de suplir a la demanda, el imperio de trasplante de Shen se amplió a cinco filiales que abarcaban Tianjin, Beijing y la provincia de Shandong. En sus materiales oficiales, el grupo afirmó realizar el mayor número de trasplantes hepático del mundo, y el mayor número de trasplantes renales de China.
La filial de Beijing estaba localizada en el Hospital General de la Policía Popular Armada, la fuerza paramilitar del Partido Comunista con un millón de miembros, donde Shen Zhongyang era director del departamento de trasplantes.
Si hubiera que elegir un centro de trasplante en China por su notoriedad, probablemente sería el Oriental. El edificio se convirtió en un gran dolor de cabeza para las autoridades chinas, defensores occidentales, y para la versión oficial sobre la industria de trasplantes en China.
Hospital con historia
Ethan Gutmann, un investigador cuyo libro de 2014 «El Matadero» documenta lo que él califica de asesinato en masa de prisioneros de conciencia de Falun Gong por sus órganos, describió al sitio web que promocionaba los servicios del Oriental —www.cntransplant.com— como su “truco favorito del partido”.
«Me gustaría hablar con un público universitario y pedirle a cualquiera que tuviera alguna duda que visite la página web en sus smartphones», dijo en una entrevista con La Gran Época poco después de que el sitio web fuera cerrado en junio del 2014.
Fue precisamente este centro el que inspiró una exasperada carta a principios de 2014 por parte del normalmente respetuoso círculo internacional de trasplantes, en la que reprenden a China por no cumplir las recientes promesas de dejar de utilizar órganos de presos ejecutados.
«La página web de Tianjin sigue reclutando a pacientes internacionales que buscan trasplantes de órganos», dice la carta firmada, entre otros, por la Sociedad de Trasplantes. «El abuso que subyace en estos profesionales de la medicina y la confabulación generalizada con fines de lucro son inaceptables».
Fue una operación de alto perfil dirigida a clientes ricos con un producto de primera calidad y muy raro: órganos humanos frescos disponibles con un rápido tiempo de entrega y sin hacer preguntas.
Que un centro tan grande y sofisticado se construyera, se le dotara con personal y equipamiento, y que operara a alta capacidad durante casi una década, cuando China prácticamente no tenía ninguna donación voluntaria, tiene implicaciones escalofriantes, dicen los investigadores.
«Esto significa que hay una absoluta convicción de que vas a encontrar donantes que suministren esos órganos», dijo en entrevista telefónica María Fiatarone Singh, profesora de medicina en la Universidad de Sídney.
«En un contexto en el que no hay ningún sistema de donación voluntario, esto implica una completa creencia de que este suministro no ético será enorme y continuo, y de que se hacen enormes ganancias a partir de esto». Singh integra la junta de Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos, un grupo médico que crea conciencia sobre el abuso de trasplantes en China.
¿Pero cuántos trasplantes se realizaron realmente en el N° 1 de Tianjin?
El problema con los números
Es extremadamente difícil comprender el número real de trasplantes de órganos realizados en China en los últimos años, ni en total ni de un hospital en particular. En una sociedad cerrada, la información de este tipo es muy sensible políticamente.
Hasta hace poco, China ni siquiera tenía un sistema nacional de trasplante de órganos. Era como un Salvaje Oeste de hospitales que competían por el negocio, asociándose con comerciantes de órganos y metiendo sus manos en el suministro de humanos cada vez que podían. La integridad estadística, o cualquier tipo de estadística confiable, son las pérdidas más leves.
En Estados Unidos es simple averiguar el número de trasplantes de órganos que se realizan. La Red de Procuración y Trasplante de Órganos, afiliada al Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., mantiene una base de datos que puede consultarse según múltiples criterios. Por ejemplo, el número total de trasplantes realizados en Estados Unidos de enero a septiembre de 2015 fue de 23.134.
Otras bases de datos brindan información específica sobre hospitales. El Registro Científico de Receptores de Trasplantes puede emitir un informe con información detallada sobre trasplantes realizados en cualquier centro de trasplantes. Por ejemplo, el más activo en el estado de Nueva York es el Hospital Presbiteriano/Centro Médico de la Universidad de Columbia. Un informe con datos de abril de 2015 muestra que realizó 110 trasplantes hepáticos en 2013 y 142 en 2014. El informe, de 60 páginas, brinda abundante información sobre las personas en lista de espera, tipos de donantes, tasas de trasplantes y más.
Este tipo de información no está disponible en los hospitales chinos, y por una buena razón: es un secreto de Estado.
En una inusual entrevista con un periodista chino el año pasado, el Dr. Huang Jiefu, el funcionario chino que interactúa con el resto del mundo sobre la política de trasplante de órganos, fue bastante franco sobre por qué los números son tan difíciles de determinar. La entrevista fue parte de una intensa ronda de publicidad cuando Huang quería difundir el mensaje (luego desacreditada) de que China ya no estaba usando órganos de presos ejecutados.
“La pena de muerte es un secreto de Estado”, dijo Huang. “La fuente de los órganos eran presos ejecutados. Si conoces el número de trasplantes realizados, entonces conoces un secreto de Estado”.
El periodista lo presionó, y Huang volvió a argumentar: “El tema del que estás hablando es demasiado sensible. Por eso es que no puedo decírtelo claramente. Si piensas en ello, lo entenderás. Debido a que el país no tiene transparencia, no sabes cómo se obtuvieron los órganos; la cantidad de trasplantes realizados también es un secreto”.
Pero los números parecen filtrarse por las grietas de la formidable máquina de propaganda del Partido Comunista Chino. En el caso del Hospital Central N° 1 de Tianjin, hay varias formas de obtenerlos. Aunque el procedimiento puede tener una cierta monotonía, vamos a considerar cada una.
Los gráficos oficiales
La primera fuente de datos es simplemente un gráfico de una página ya desaparecida pero archivada, perteneciente al Centro Oriental de Trasplantes de Órganos, que muestra el total de trasplantes hepáticos entre 1998 y 2004. Las cifras anuales crecen casi geométricamente: 9, 24, 78, 129, 272, 289 y 800. Sin embargo estas cifras no concuerdan con las cifras de otras fuentes oficiales.
La misma página anuncia que el tiempo de espera para un trasplante de hígado es de dos semanas, algo sin precedentes en los países con sistemas de donación voluntaria.
El hígado es un órgano útil para calcular el número de ejecuciones que se deben haber realizado para los trasplantes, dado que se trata de un órgano vital, y un trasplante de un hígado completo requiere la muerte de una persona. Dado que las ejecuciones en China han sido tradicionalmente la única fuente de trasplante de órganos –si esto ha cambiado es otra cuestión– el asunto de la cantidad se vuelve significativa.
El problema con el gráfico es que se detiene en el año 2004.
El pastiche
Otro método es simplemente mirar los informes de los medios de comunicación que proporcionan cifras. En este caso, en el año 2000, la cantidad es de 78, lo mismo que el anterior. La fuente es un exagerado y adulador artículo sobre Shen Zhongyang en el Diario de Ciencia y Tecnología titulado: «Él llevó la técnica del trasplante hepático al pináculo de la medicina mundial». Una fuente posterior en el año 2000 da un total acumulado de 100 trasplantes.
En 2001 no hay una cifra acumulada, pero el total anual es de 109 trasplantes hepáticos y 80 renales; las fuentes son una enciclopedia médica china y artículos de noticias.
En 2002 no hay una cifra anual, pero el acumulado es de 300 trasplantes, de acuerdo con un perfil de Shen Zhongyang.
En 2003, el total acumulado en Tianjin es de 645 (aunque el equipo del N° 1 de Tianjin realizó hasta 400 trasplantes diferentes en otros hospitales de China, según noticias oficiales en la prensa) y el anual es de 253 trasplantes.
En este momento es cuando a finales del año se aprueba un presupuesto para la construcción del edificio de 17 pisos del Centro Oriental de Trasplantes de Órganos.
En 2004 no se publicó un total anual específico, pero el total acumulado se situó en 1.000 trasplantes, según un informe de Educación Médica Net, una gran enciclopedia médica china online.
En 2005 no se publicó el total acumulado, pero el total anual llegó a 647 (de acuerdo con un adulador perfil oficial de Shen publicado en 2014).
En 2006 se registraron 655 trasplantes, de acuerdo con un perfil oficial de Shen y un artículo médico de su autoría. En ese artículo, dijo que su centro había superado el récord mundial de trasplantes hepáticos mantenido por la Universidad de Pittsburgh durante 10 años.
Y después… el silencio.
El Centro Oriental de Trasplantes de Órganos de Tianjin abrió oficialmente el 1 de septiembre de 2006. Todavía no está claro por qué, justo cuando se esperaba que las cifras se incrementaran, los datos anuales se marchitaron.
Casualmente –o no– en marzo de 2006 comenzaron a surgir alegatos de que los practicantes de Falun Gong prisioneros eran la principal fuente de órganos del floreciente comercio de trasplante chino. Los funcionarios chinos rechazaron los informes tildándolos de propaganda nefasta, aunque nunca refutaron seriamente su argumento o inferencia.
En todas las fuentes disponibles, aparecen sólo dos cifras después de 2006, ambas de la misma fuente: un brillante perfil de Shen Zhongyang escrito por las autoridades de propaganda de Tianjin.
El perfil oficial
El perfil oficial de Shen Zhongyang está publicado en ttwj.gov.cn. El sitio web está dirigido por la Oficina del Pequeño Grupo de Liderazgo de Recursos Humanos del Gobierno Municipal de Tianjin, y sirve como el portavoz de los líderes de Tianjin. «El Comité del Partido en Tianjin y el gobierno prestan gran atención al trabajo de los recursos humanos», afirma la sección “Acerca de” en la página web.
El perfil analiza el increíble éxito de Shen Zhongyang, su espíritu emprendedor que ayudó en la construcción de la industria china del trasplante, y proporciona algunas cifras sobre trasplantes.
Las primeras cifras son más o menos las mismas que las de arriba, y si bien a partir de 2006 no se dan cifras exactas, el perfil declara que «en los siguientes dos años se convirtió en el centro de trasplante hepático más importante en volumen, e hizo del Centro Oriental de Trasplantes el centro de trasplantes de mayor escala en Asia”. Y añade que hacia finales de 2013, el centro había realizado el mayor número de cirugías en China durante 16 años consecutivos. Algunas de sus técnicas se habían convertido en las «más avanzadas» del mundo.
Y crucialmente proporciona otra cifra más: un total acumulado de «casi 10.000» trasplantes hepáticos hacia finales de 2014, supuestamente una cuarta parte del total nacional.
Luego hay una cifra de 5.000 trasplantes hepáticos acumulados hacia fines de 2010, la cual surge de un discurso de Shen Zhongyang publicado en el sitio web del Frente Unido.
En un gráfico, la serie ahora se ve así:
Esos inquietantes números son ya elevados, y extremadamente difíciles para que encajen en la narrativa oficial de que la fuente de los órganos son los presos ejecutados.
Todavía no está claro por qué las cifras anuales cesaron después de que se construyera el nuevo y enorme centro de trasplantes, lo que pone en duda si las cifras ordenadas y redondeadas son confiables.
De hecho, el número real de trasplantes, de acuerdo con otros registros, puede ser mucho mayor.
Hay tres indicadores de esta probabilidad: anécdotas de un floreciente negocio en el suministro de órganos a turistas coreanos; significativas cifras de trasplantes por parte de colegas de Shen Zhongyang; y un análisis no convencional derivado de los propios registros de renovación del Central N° 1 de Tianjin, desenterrado de una oscura base de datos china.
La conexión coreana
Los pacientes coreanos comenzaron a llegar en cantidades a China, y en particular a Tianjin –un vuelo de sólo 90 minutos desde Seúl– en el año 2002, según Li Lianjin, enfermera jefe en el Hospital Central N° 1 de Tianjin. El hospital realizó trasplantes de órganos a más de 500 pacientes coreanos entre 2002 y 2006, dijo Li.
Li habló con Phoenix Weekly, una revista dirigida por la estación de televisión Phoenix, de tendencia pro-Beijing con sede en Hong Kong. El artículo se titulaba «Una investigación sobre las decenas de miles de extranjeros que vienen a China por trasplantes de órganos«.
Toda esta actividad ocurrió antes de que el Centro Oriental de Trasplante de Órganos apareciera en internet en septiembre de 2006.
Así que los médicos improvisaron. Un tercio de su edificio original de 12 pisos se convirtió en el lugar donde alojaban a los pacientes de trasplante; el 8° piso de otro hospital (el Hospital Internacional Cardiovascular) se utilizó también para los pacientes de Corea; y los pisos 24 y 25 de un hotel cercano también estaban reservados para los que esperaban. Dos enfermeras fueron asignadas a esa ubicación. «Aun así, todavía nos faltan camas», dijo Li.
Tianjin era un destino agradable para los turistas coreanos de órganos porque en Corea normalmente sólo podrían recibir trasplantes parciales de hígado de donantes vivos. Pero en China podían conseguir hígados enteros, “y los hígados de los donantes son de excelente calidad», dice el informe.
Los procedimientos también se aceleraron: los pacientes extranjeros simplemente enviaban por fax sus historiales médicos y luego viajaban. Los tiempos de espera eran extremadamente cortos para los estándares internacionales. «En un principio, los pacientes tenían que esperar alrededor de una semana. Pero ahora, debido a que más y más personas se han unido a la fila, los tiempos de espera son más largos. El tiempo más largo ahora es de un poco más de tres meses», dice el informe.
Tres meses es todavía un tiempo de espera extraordinariamente corto para garantizar un hígado.
Chosun Ilbo, un importante diario de Corea, informó que en diciembre de 2004 el Central N° 1 de Tianjin realizó 44 trasplantes de hígado en una semana, incluyendo 24 en un día (incluidos trasplantes renales), según el informe de Phoenix.
Pacientes de otros países también estaban allí: de Japón, Malasia, Egipto, Pakistán, India, Arabia Saudita, Omán, Hong Kong, Macao y Taiwán. El café en el ala del cuarto piso se convirtió en un «club internacional», donde pacientes de diferentes etnias se reunían para hablar de sus experiencias, informó Chosun Ilbo.
El informe incluye esta anécdota: «Los cirujanos del hospital están ocupados todos los días, yendo y viniendo entre las salas y los quirófanos. No tienen tiempo ni para saludarse. Cada día murmuran lo mismo: ‘Hoy estoy tan ocupado, diez cirugías al día’. Algunos médicos pasan toda la noche en cirugías».
El informe no incluye cifras, pero al menos confirma que el personal del N° 1 de Tianjin había estado muy ocupado antes de que se completara el nuevo edificio para trasplantes.
Dotación de personal
El Centro Oriental de Trasplante de Órganos tiene 110 médicos que realizan los trasplantes hepáticos y renales, entre los cuales 46 son cirujanos principales y médicos, y 13 son médicos jefe, según la Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong, una red de investigadores que realizó la monumental tarea de catalogar el personal de cientos de hospitales de toda China.
Los informes de la prensa, los discursos de un número selecto de colegas de Shen Zhongyang, así como la información en los sitios web del hospital y otros registros, indican que muchos de ellos habían realizado cada uno un gran número de trasplantes.
Por ejemplo, para el año 2011, el vicepresidente del hospital, Zhu Zhijun, había realizado al menos 1.400 trasplantes hepáticos, 100 de los cuales eran donaciones parciales de hígado de familiares vivos, de acuerdo con su perfil en el sitio web «Grupo Nosotros los Médicos», un directorio para médicos chinos.
En julio de 2006, el cirujano jefe adjunto Pan Cheng había realizado personalmente más de 1.000 trasplantes hepáticos, y 1.600 procuraciones de injerto de hígado.
El jefe de cirugía Gao Wei realizó más de 800 trasplantes de hígado después de diez años de práctica, de acuerdo a su perfil sin fecha en «Buenos Médicos Online», otra conocida base de datos de médicos chinos.
El cirujano jefe adjunto Song Wenli del departamento de trasplantes renales realizó alrededor de 2.000 trasplantes de riñón; el cirujano jefe adjunto Mo Chunbo realizó más de 1.500, ambos según perfiles sin fecha en el mismo sitio.
Algunas de esas operaciones no resultaron en la muerte del donante –cientos de donaciones fueron de familiares vivos, por ejemplo, (si es que en realidad fueron de familiares)– pero muchas de ellas sí.
Si el volumen total promedio de trasplantes de estos cirujanos se extrapolara al resto de los médicos –no necesariamente una metodología confiable– el total de trasplantes hasta el 2014 sería inmediatamente varias veces mayor que la cifra oficial de 10.000.
Por supuesto, los médicos cuyos perfiles están disponibles pueden ser simplemente casos excepcionales. O podrían estar exagerando, o han participado en operaciones colectivas, todas son distintas posibilidades. En cualquier caso, aun haciendo drásticas rebajas, las cifras ofrecidas por los cirujanos parecen superar por mucho a las oficiales.
Pero cada vez más registros indican que el volumen de trasplantes podría ser incluso mucho más alto que eso.
La renovación del centro de trasplantes
Teniendo en cuenta que el gobierno municipal gastó cerca de $ 20 millones de dólares (130 millones de yuanes) en la construcción del Centro Oriental de Trasplante de Órganos, el sentido común indica que habría un motivo previsto para ello.
Pero esto es China. Se derrochan enormes cantidades de dinero en infraestructura, generalmente para maquillar las cifras económicas locales en lugar de crear emprendimientos productivos. Por lo tanto, el mero hecho de la construcción y renovación no nos puede decir todo.
Sin embargo hay pruebas convincentes de que el nuevo edificio entró en uso de manera inmediata y exhaustiva. Esto viene de los propios registros de construcción y renovación del hospital en la Base de Datos de Construcción y Remodelación de China, un recurso público mantenido por una variedad de agencias relacionadas con el Estado, el cual aporta detalles sobre obras en construcción y renovación por toda China.
Estos documentos muestran lo que parece haber sido ocultado deliberadamente en todas las otras fuentes chinas disponibles: que el N° 1 de Tianjin trabajó a toda velocidad después de que el nuevo centro de trasplantes apareciera en internet en 2006.
La evidencia clave es un archivo en PDF de 22 páginas, disponible para su descarga después de crear un nombre de usuario y contraseña en el sitio, que analiza las reformas para el nuevo edificio terminado en 2008.
La renovación descrita en el documento es básicamente para el edificio principal, el edificio de pacientes ambulatorios y el sector de emergencias (el edificio de trasplantes no se tocó), e incluyó la adición de aislamiento a la fachada «con el fin de ahorrar energía y aumentar la comodidad de los pacientes”. También se agregaría otro piso al edificio de pacientes ambulatorios, llevándolo de tres a cuatro pisos.
Sin embargo, la frase clave es la siguiente: «Hay un promedio de 2.000 consultas ambulatorias por día; la tasa de ocupación de las camas es del 86%; la ocupación de las camas para trasplantes renales y hepáticos es del 90%».
El número total de camas dedicadas al trasplante en el N° 1 de Tianjin durante este período fue de 500, en el Centro Oriental de Trasplantes de Órganos. El total de camas en el hospital llegó a 1.226, con 726 disponibles originalmente. La superficie cubierta total era de 46.558 metros cuadrados, señala el documento. Planos del Central de Tianjin parecen verificar esta división entre los trasplantes y toda otra actividad médica.
Por lo tanto, según estos documentos, se utilizaron 450 camas para los trasplantes, ya sea de hígado, riñón u otros órganos.
De acuerdo a los materiales publicitarios de Tianjin para pacientes extranjeros, el tiempo total que se esperaba un turista de órganos fuera a permanecer en el hospital podría ser de entre uno y dos meses, dependiendo del tiempo de espera del órgano, y cuánto tiempo tardaría en reponerse.
Pero la estadía real podría haber sido mucho menos que la máxima posible. Por ejemplo, las experiencias de turistas de trasplantes recopiladas por dos investigadores canadienses en 2007 se refieren a meramente unos siete días en el hospital. Un subjefe médico del Hospital de la Universidad Popular de Peking informa que la estadía en el hospital generalmente es de dos a tres semanas, y un muestreo de otras fuentes de China continental también suelen informar tiempos de espera de sólo dos semanas. Es probable que al mejorar la técnica, las estadías en el hospital disminuyeran proporcionalmente.
El supuesto promedio de tiempo de estadía altera significativamente la estimación del total de trasplantes que podrían haberse realizado. Si la permanencia promedio de un paciente era de 30 días por trasplante, entonces desde finales de 2006 hasta finales de 2008 se habrían llevado a cabo 5.400 trasplantes por año en el Centro Oriental de Trasplante de Órganos. Si la estancia era de dos meses, el total sería de 2.700.
Es imposible saber la duración promedio real de permanencia en el N° 1 de Tianjin, pero los cirujanos de trasplantes que revisaron este informe consideraron que cualquiera de esas opciones es posible.
¿Pero acaso este alto nivel de utilización fue una mera excepción en los dos años siguientes a la apertura del nuevo centro? De acuerdo a otros informes de renovación, no. Pronto se convirtió en la norma.
La siguiente información relevante disponible sobre las tasas de ocupación de las camas para trasplantes en el N° 1 de Tianjin proviene de un perfil del hospital en Enorth Netnews, el portavoz oficial del gobierno en Tianjin, del 25 de junio de 2014.
Éste dice que en 2013 había «progresado» en varios departamentos y logrado una tasa en uso de camas del 131,1%, un aumento del 5,7% desde el 2012. (El informe no deja claro cómo es posible que haya una tasa de ocupación de más del 100%, pero es común ver camas suplementarias en los hospitales chinos colocadas entre los lugares establecidos para las camas).
Para el año 2013 también se habían añadido 300 camas, con lo que su ahora número total sería de 1.500. El hospital también había ajustado el número de camas asignadas a diferentes departamentos, incluyendo el centro de trasplante de órganos, aunque no especificó cuántas camas se asignaron a cada área.
Es difícil saber cuántas de las 1.500 camas en total, o de las 500 en el Centro Oriental de Trasplante de Órganos, fueron utilizadas para trasplantes de órganos en 2012 y 2013.
Pero hay una coherencia en los índices de ocupación reportados: 90% de ocupación reportada en 2009, y 130% en 2013.
Es imposible saber si la tasa se desplomó durante cuatro años antes de aumentar o si creció lentamente –como indica la tendencia de las cifras oficiales para trasplantes (aunque claramente manipuladas)–, aunque un aumento constante parece lo más intuitivo y consistente.
Sin embargo, en 2015 se llevó a cabo otra construcción en un nuevo lugar, incluyendo un servicio ambulatorio capaz de atender a entre 6.000 y 7.000 personas por día, un centro de emergencias capaz de atender a 1.200 por día, un estacionamiento subterráneo con capacidad para 2.000 vehículos, y un helipuerto.
La nueva construcción, que comenzó en julio de 2015 y está programada para terminarse a finales de 2017, tendrá un total de 2.000 camas. No está claro cuántas de ellas estarán dedicadas a trasplantes.
Números no convencionales
¿Qué números emergen de este caleidoscopio de actividad?
El hospital nos quiere hacer creer que cuando su nuevo centro de trasplante apareció en Internet, con cientos de camas adicionales e instalaciones mucho más sofisticadas, la tasa de trasplantes no aumentó.
La única cifra oficial para el periodo posterior a 2006 es el número de 5.000 trasplantes acumulados en 2010, y 14.000 en 2014 –un incremento lineal puro.
Pero los hechos presentan una situación diferente: informes anecdóticos de coreanos que recibieron un órgano dicen que la ocupación era mucho más de lo que podía manejar el hospital; los registros de construcción muestran una necesidad de continuar la expansión después de 2006; e impresionantes currículums del personal muestran miles de trasplantes para algo más de 100 médicos.
Con las 500 camas del Centro Oriental de Trasplante de Órganos ocupadas casi por completo o incluso más entre 2007 y finales de 2013, el número total de trasplantes podría estar entre los 20.000 y los 60.000, dependiendo de la duración de la estadía de los pacientes. Sólo se pueden hacer estimaciones aproximadas dada la cantidad de datos desconocidos. La Gran Época hizo una tabla con el rango de totales posibles.
Estas cifras son mucho mayores que el total acumulado declarado de 10.000 trasplantes hepáticos en los 15 años reportados en fuentes oficiales. Ese número ya presenta un incómodo dilema para justificarlo, pero los números basados simplemente en la tasa de ocupación son mucho más altos de lo que toda fuente de órganos conocida puede explicar.
Por supuesto, no hay forma de saber si los empleados del hospital simplemente están mintiendo en los documentos sobre la renovación del edificio. Pero no está claro cuál sería el incentivo para que el hospital inventara los datos sobre sus planes de renovación, enviados a una base de datos nacional después de que las autoridades municipales ya hubieran asignado los fondos y completado la construcción. La superficie cubierta o el número de camas son infraestructura tangible que no puede falsificarse fácilmente, y la tasa de ocupación de camas, de dos fuentes oficiales distintas, muestran la misma trayectoria ascendente de alta ocupación desde fines de 2006 a fines de 2013.
Sin embargo, hay muchos puntos oscuros en esas cifras, incluyendo el hecho de que el número de ejecuciones que implican las tasas de ocupación de camas no queda claro. La tasa probablemente no sea 1:1, dado que la donación de un solo riñón, por ejemplo a un familiar, no es fatal. El N°1 de Tianjin ciertamente participó en esta forma de actividad de trasplantes. Además, una muerte puede posibilitar varios trasplantes de órganos.
Dada la cantidad de variables y de datos desconocidos, sería imprudente sugerir un estimado firme para el número de ejecuciones que podrían haberse realizado para alimentar el negocio del N° 1 de Tianjin. Pero sea cual sea la cifra, las implicancias son las mismas: la necesidad de una misteriosa y desconocida fuente de órganos.
Entonces, ¿de dónde provienen los órganos?
No se explica con los presos
La única fuente seria de órganos en China durante estos años es, según la explicación oficial, los presos ejecutados.
En una entrevista con Noticias de Salud de China en enero de 2015, Huang Jiefu, el funcionario que sería el vocero de la política de trasplantes de China, dijo: “Durante mucho tiempo China no ha podido establecer un sistema nacional de donaciones… desde los ’80 hasta 2009, sólo hubo 120 casos de donaciones de ciudadanos. China es el país con la menor tasa de donación del mundo”.
El número de ejecuciones en China es un secreto de Estado y no se brindan cifras, pero organizaciones independientes han estado haciendo estimaciones durante años. Éstas varían entre los 12.000 y los 2.400 por año durante el periodo en cuestión, según Duihua, una organización de derechos humanos con sede en EE. UU. que se enfoca en China.
Si la pena de muerte a nivel nacional fue de 6.000, el número de ejecuciones que se realizan en Tianjin sería de unas 42 (dada su población de alrededor de siete millones de personas en base a una distribución proporcional de ejecuciones). Si el número de ejecuciones a nivel nacional fue de 5.000, sólo habrían habido 35 ejecuciones en Tianjin.
Pero muchos presos no son aptos para donar sus órganos debido a enfermedades, drogadicciones, edad y otras dolencias que los descalifican. Los procedimientos de las ejecuciones involucran a los tribunales y prisiones locales, los cuales tienen relaciones particulares con los hospitales y los médicos, según indican abundantes testimonios de funcionarios y desertores chinos. La naturaleza feudal de la burocracia china significa que el N° 1 de Tianjin no podría elegir entre cualquier ejecución que se realizara en China.
En particular, el desarrollo del N° 1 de Tianjin no fue un fenómeno aislado: docenas, sino cientos, de otros hospitales de trasplantes en China estaban estableciendo programas de capacitación para cirujanos, construyendo nuevos edificios y promocionando su capacidad de entregar órganos frescos para los receptores en poco tiempo: semanas o meses como mucho.
En 2014 Xinhua, el portavoz estatal, informó que en los últimos años había 600 hospitales en China rivalizando y compitiendo por las fuentes de órganos. Todos esos centros de trasplantes también necesitaban órganos.
Y luego hay perturbadoras publicidades en el sitio web del hospital, que desde entonces ya no aparecen.
“Es cierto que la fuente de suministro de órganos son bastante abundantes en China en comparación con los países occidentales”, dice despreocupadamente una página archivada del sitio web en 2008, en inglés, obviamente apuntando a turistas del trasplante extranjeros.
En la guía para posibles receptores, se delinean los pasos necesarios para obtener un nuevo órgano. No hay lista de espera. Uno simplemente envía por correo electrónico los formularios, paga U$S 500 y se sube al avión. El paso nueve es “permanecer en el hospital para una revisión minuciosa, a fin de ser bien atendido mientras se espera por un donante compatible (aprox. 1 mes)”.
Por otro lado, la página web en chino publicitaba un tiempo de espera de dos semanas.
En otra sección se plantea la pregunta: “¿Cuáles son los procedimientos iniciales al llegar?”. La respuesta: “Una vez incorporados sus datos, el hospital comenzará a buscar por toda China un órgano compatible”.
“Esa sola oración es estremecedora”, dijo en entrevista telefónica María Singh, profesora de la Universidad de Sídney que pertenece a la junta de Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos. “Buscaremos su órgano a lo largo y a lo ancho del país”, continúa. “¿Buscar su órgano? Buscar un donante en el país cuando no hay un registro de donantes. ¿Qué significa? Significa absolutamente que están buscando a la persona que puedan matar para hacer tu operación. Es simplemente indignante. Es muy difícil de creer”.
En un reciente documental con ese mismo título –“Difícil de creer”– Arthur Caplan, director fundador de la división de ética médica en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York, explica el contraste en términos más directos: “En Estados Unidos, en Europa, primero debes morir para poder donar tus órganos. En China, te hacen morir”.
Esta rapidez para encontrar una compatibilidad en lo que parece una reserva de donantes ya analizados es consistente tanto con el uso de presos condenados a muerte como con la sustracción de órganos de prisioneros de conciencia.
Pero cuando se trata del volumen, los presos condenados a muerte simplemente no podrían proveer el tipo de abastecimiento que necesitaba Tianjin. Por supuesto, esto en sí mismo no prueba nada –excepto que los órganos debían provenir de algún otro lugar.
Reconocer esto es el primer paso crítico para explorar más detalladamente el problema: si los órganos no son de donantes voluntarios ni de criminales ejecutados, entonces deben venir de algún otro lado.
“Todo aquel que está mínimamente familiarizado con la tendencia en donación de órganos a nivel mundial no puede aceptar las declaraciones de reemplazar milagrosamente en un solo año una fuente de órganos enorme y establecida de presos ejecutados por órganos donados voluntariamente”, dijo en un email el Dr. Jacob Lavee, presidente de la Sociedad de Trasplantes de Israel y director de la unidad de trasplante cardíaco en el centro médico de la Universidad de Tel Aviv.
Lavee agregó: “Si realmente disminuyó el uso de órganos de presos ejecutados formalmente, el gran número de trasplantes de órganos que, aparentemente, siguen realizándose en Tianjin y por todas partes de China, debe tener una fuente de órganos alternativa, la cual necesita explicación”.
Es en esa brecha que aparecen los investigadores que plantean que se está cometiendo un asesinato masivo que se oculta y no se le presta atención. Junto con grandes volúmenes de otro tipo de evidencias, estos describen un crimen contra la humanidad en el que los médicos trabajan codo a codo con los asesinos; la causa de la muerte es la misma cirugía, mientras se drena la sangre de los órganos y se les introduce químicos para preservarlos.
David Matas, coautor de un informe pionero sobre la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong, dijo en una entrevista telefónica: “Este informe plantea la pregunta; no tiene la respuesta. Pero sí pone en duda las respuestas establecidas que se han dado”.
La pregunta prohibida
Hay una pista potencial sobre la fuente de los órganos en uno de los tantos sombreros que se pone el Dr. Shen Zhongyang: aparece en el sitio web del Hospital General de las Fuerzas de la Policía Armada de Beijing, donde sirve como director del departamento de trasplante de órganos, con todas las insignias paramilitares. La Policía Armada Popular es un ejército nacional de 1,2 millones de efectivos, desplegado por todo el país y movilizado para suprimir disturbios.
El obstáculo más fundamental al realizar grandes cantidades de trasplantes de órganos es la fuente de donantes. Dado que China no tiene un sistema voluntario y abierto, la única forma de conseguir cuerpos han sido las conexiones políticas, generalmente con la mediación de corredores de órganos.
Tal como el mismo Huang Jiefu remarcó en una entrevista a comienzos de 2015: “Nuestro país es muy grande. Esta fuente de usar órganos de presos, esta clase de situación naturalmente llega a tener todo tipo de problemas turbios y complicados. ¿Entiendes lo que intento decir? Se ha vuelto sucio. Se ha vuelto turbio e inextricable. Se ha convertido en un tema extremadamente sensible y extremadamente complicado; básicamente un tema prohibido”. Luego pasó a culpar a Zhou Yongkang, el destituido ex zar de la seguridad, por el abuso en los trasplantes de órganos en China. Por supuesto, nunca mencionó a los prisioneros de conciencia.
Entonces, las teorías sobre cómo el Central N° 1 de Tianjin abrió el chorro de órganos giran alrededor de sus lazos políticos, incluyendo los de Shen Zhongyang, que en 2013 se convirtió en miembro de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino –que sirve como falso órgano consejero del Partido Comunista. Shen también integra el comité permanente del Partido Democrático Chino de los Campesinos y Trabajadores, uno de los ocho partidos políticos legales en China que sirven de escenografía de democracia mientras siguen rígidamente la línea del Partido.
Pero lo más significativo con respecto a la fuente de los órganos es su título paramilitar, dado que los hospitales militares y paramilitares están conectados con el aparato de seguridad que mantiene encarcelados a miles de prisioneros políticos y de conciencia, y se cree que están involucrados en gran parte del tráfico ilegal de órganos humanos.
Un puñado de investigadores ha estado rastreando el nexo entre el Ejército y los órganos durante años. En su libro de 2014, “El Matadero: Asesinatos en masa, sustracción de órganos y la solución secreta de China a su problema con los disidentes”, el periodista estadounidense Ethan Gutmann reúne gran cantidad de evidencia recolectada durante casi una década, para mostrar que los practicantes de Falun Gong, una disciplina espiritual tradicional de la Escuela Buda, han sido las víctimas principales de la sustracción de órganos.
Falun Gong, una práctica de auto-cultivación que incluye ejercicios suaves y enseñanzas morales, es perseguida en China desde 1999, después de que el cabecilla del Partido en ese entonces, Jiang Zemin, declaró que Falun Gong representaba un desafío al régimen del Partido único. Hacia fines de los ’90, el número de personas practicando parecía exceder la cantidad de miembros del Partido Comunista.
Cientos de hospitales en toda China, como el N° 1 de Tianjin, vieron un drástico incremento en los trasplantes de órganos desde el 2000, un año después de que la persecución comenzara en julio de 1999.
“En este punto no hay una distribución nacional de órganos. No hay sistema de donación de órganos. La respuesta oficial es la pena de muerte”, dijo David Matas. “Pero están las cuestiones del tamaño del órgano, la compatibilidad del tipo de sangre, la hepatitis de las prisiones, tiempo de espera muy cortos, todo eso”.
Sin una explicación oficial para la batería de preguntas sin responder, las sospechas y la acumulación de evidencia circunstancial, “sólo queda lo que Ethan Gutmann, David Kilgour y yo hemos estado diciendo”, indica Matas. “Esto es: prisioneros de conciencia”. Y continúa: “Cuanto mayor la escala, mayor la necesidad de una explicación, y no dan una explicación. No hay otra fuente evidente”.
Cuando en una entrevista telefónica se le preguntó a Gutmann cuál pensaba que era la fuente de los órganos de Tianjin, dijo: “Pienso que la fuente de la mayoría de estos órganos es Falun Gong”. Y agregó: “Todo el tiempo durante este periodo ha habido una gran población de Falun Gong –de entre medio millón y un millón– residiendo en el sistema laogai”, usando un término chino que se refiere al sistema de campos de trabajo forzado.
“Esta es la única fuente potencial, numéricamente, de la cual pueden estar sacando. Pueden haber algunos uigures musulmanes y tibetanos también, aunque el índice de desaparecidos no son tan altos para esas comunidades”.
Las entrevistas de Gutmann a cientos de refugiados descubrieron que uno de cada cinco, y a veces dos de cada cinco, practicantes de Falun Gong detenidos eran sometidos a análisis de sangre durante su detención. Quienes salieron de los campos de trabajo forzado también describen que algunas personas sometidas a los análisis luego desaparecieron. En llamadas telefónicas grabadas encubiertamente con investigadores en el extranjero desde 2006, médicos y enfermeras de China –creyendo que hablaban con un colega médico o el familiar de una persona que necesitaba un hígado– admitieron que la fuente de sus órganos eran los practicantes de Falun Gong detenidos.
En su libro, Gutmann describe los análisis, en los cuales su entrevistada –una practicante de Falun Gong refugiada– no había pensado mucho. “Lo que ella describió era terrorífico e inexplicable –en vez de que el médico realizara un examen físico normal, más bien era como si estuviera eligiendo un cadáver fresco… recuerdo sentir un estremecimiento extraño cuando mi capa de escepticismo se cayó por un momento”.
Los análisis de sangre en Tianjin
En cuanto a las prisiones y los campos de trabajo forzado en todo el país, hay reportes informales sobre prisioneros de conciencia que fueron seleccionados en Tiajin para realizarles análisis de sangre y de orina durante el periodo en el que el Central N° 1 de Tianjin estaba en el pico de operaciones.
Estos relatos aparecen en Minghui.org, un centro de información con relatos en primera persona sobre la persecución a Falun Gong en China. Generalmente los artículos en el sitio web son escritos por practicantes de Falun Gong, amigos o familiares, quienes suelen documentar sus casos de persecución. El sitio es muy utilizado por académicos e investigadores de derechos humanos que estudian la disciplina o su persecución, y es considerado una fuente confiable para entender a la comunidad de Falun Gong en China.
Una búsqueda simple en Minghui.org de los términos “análisis de sangre”, «examen físico» y “extracción de sangre”, cada uno acompañado de la palabra «Tianjn» arroja 69, 393 y 119 resultados respectivamente, aunque algunos de estos artículos pueden referirse al mismo caso.
Un caso típico, publicado el 9 de noviembre de 2007, se titula: “La persecución que observé y experimenté en la Prisión de Mujeres de Tianjin”. Como muchos de los relatos en Minghui, el informe es anónimo, por razones obvias. Allí dice: “El Tercer Escuadrón de la prisión se encarga específicamente de Falun Gong… el líder de cada Tercer Escuadrón de cada sector de la cárcel llamaba una a una a todas las practicantes de Falun Gong y las sometía a análisis de sangre y orina. No llamaban a las presas que habían cometido crímenes. El líder del escuadrón decía que era porque querían ocuparse de las practicantes de Falun Gong”. La prisión está a poco más de 30 minutos del hospital.
La autora del artículo, reflexionando sobre esta experiencia, escribe: “Todavía me pregunto dónde terminaron esas practicantes que desaparecieron”.
Se reportaron otros casos de análisis de sangre en el Campo de Reeducación Mediante el Trabajo de Qingbowa. Qingbowa está a 23 minutos del N° 1 de Tianjin. El Reeducación Mediante el Trabajo de Shuangkou es otro campo de trabajo forzado en el que, según informes de Minghui, los practicantes de Falun Gong denuncian que les hicieron análisis de sangre cuando estuvieron allí detenidos. Shuangkou también está a unos 30 minutos del N° 1 de Tianjin. La practicante de Falun Gong Hua Lianyou denunció que en julio de 2013 le hicieron análisis de sangre cuando estaba en la Prisión de Binhai, a unos 45 minutos del N° 1 de Tianjin. Xu Haitang, practicante de Falun Gong, denunció que en junio de 2006 le extrajeron sangre en el Campo de Trabajo Forzado para Mujeres de Banqiao, a unos 90 minutos del hospital.
Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos, un grupo de médicos de defensa de los derechos humanos con sede en Washington D.C., realizó su propio análisis preliminar sobre estas denuncias de análisis de sangre en Minghui, donde escribió: “Al analizar los informes de los sobrevivientes se notó que los exámenes médicos no eran excepciones. Si bien casos aislados podrían no tener importancia, estos datos revelan una gran cantidad de relatos de víctimas que no son casos aislados, y sugieren un uso sistemático de los diversos exámenes médicos a los que son sometidos los practicantes de Falun Gong detenidos”.
Por supuesto, esto en sí no prueba que los análisis de sangre se realizaban con el propósito de encontrar una compatibilidad para los trasplantes de órganos.
Pero también es cierto que la verdadera razón para los análisis de sangre y orina no está clara, o incluso es confusa: después de todo, las personas encarceladas están en la prisión debido a una campaña –ordenada desde los niveles más altos del Partido Comunista– para erradicar a la disciplina y a todos quienes la practican. En un intento por hacerlos renunciar a sus creencias, generalmente son sometidos a torturas, descargas eléctricas y golpizas en prisión. Falun Gong ha sido calumniado en la prensa estatal, y los practicantes han sido deshumanizados, burlados y declarados enemigos del Estado. Se han denunciado miles de muertes por torturas, y no hay investigaciones ni castigos debido a que la campaña es realizada por el mismo Estado. Entonces, ¿para qué se realizarían análisis de sangre en beneficio de los prisioneros?
Es este contexto el que hace a los analistas creer que la explicación más plausible para los análisis de sangre y las desapariciones de los practicantes de Falun Gong en cautiverio, junto con el auge de los trasplantes que surgió poco después de que comenzara la persecución, es la sustracción de órganos en masa.
Incómodo silencio
Aun si la comunidad médica internacional quisiera evitar sacar conclusiones anticipadamente sobre un crimen de lesa humanidad a gran escala, uno podría esperar al menos que exigiera mayor atención e investigación sobre el origen de los órganos y el grado al que los prisioneros de conciencia han sido utilizados. Después de todo, constituiría uno de los crímenes masivos más perturbadores del siglo XXI.
De hecho, una cantidad de organizaciones y personas respetadas han dejado en claro que ven un problema serio, y que la idea de la sustracción en masa de los órganos de los practicantes de Falun Gong no debería considerarse sólo algo de ciencia ficción. El Comité de Naciones Unidas contra la Tortura dijo en 2008: “El partido-Estado debería realizar o encargar inmediatamente una investigación independiente sobre los alegatos de que algunos practicantes de Falun Gong han sido […] utilizados para trasplantes, y tomar medidas apropiadas para asegurar que los responsables de tales abusos sean enjuiciados y castigados”.
Arthur Caplan, bioético del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, colocó su nombre en una petición de 2012 que le pedía a la Casa Blanca “investigar y condenar públicamente la sustracción de órganos de los creyentes de Falun Gong en China”. En una entrevista de ese año, dijo: “Pienso que uno no puede mantener el silencio sobre el asesinato por órganos. Es demasiado atroz. Está demasiado mal. Viola toda las ideas de los derechos humanos”.
El reciente documental “Cosecha humana”, el cual plantea directamente la cuestión de la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong, ganó el prestigioso Premio Peabody en 2014, el Premio Pulitzer para videos. Para ganar el Peabody es necesario que los 17 integrantes de la junta estén de acuerdo, y estos, en el resumen de la documentación, describieron un “monstruoso sistema, con enormes ganancias, de donación forzada de órganos”.
Después de que comenzaran a surgir los informes sobre la sustracción de órganos a practicantes de Falun Gong, algunos países, incluyendo Israel y Taiwán, han adoptado leyes que apuntan a evitar que sus ciudadanos viajen a China para someterse a trasplantes.
Todo esto hace que la reacción de algunos jugadores clave en la comunidad internacional del trasplante –el tipo de persona cuyo visto bueno daría suficiente peso a los alegatos como para provocar acciones internacionales más concretas y mayores investigaciones– sea aun más discordante. Estas personas no han mostrado interés sobre la cuestión de los crímenes de lesa humanidad, y en cambio adoptaron una postura complaciente, como parte de una campaña del tipo kissingeriana para ayudar al proyecto de la reforma del trasplante de órganos en China.
El Dr. Francis Delmonico, ex director de la Sociedad de Trasplantes y anterior enlace internacional con China sobre temas de trasplante, escribió en un email: “Mi único comentario es alentar la evaluación del Hospital Central N° 1 de Tianjin para que reporte datos verificables”. La palabra “único” estaba destacada en letras más gruesas.
Médicos como Jeremy Chapman, el ex director de la Sociedad de Trasplantes radicado en Sídney, y el Dr. Michael Millis, cirujano del hígado de la escuela de medicina de la Universidad de Chicago que ha trabajado junto a funcionarios chinos, también han mostrado poco interés en plantear las preguntas difíciles. Cuando se los presionó para que hablaran sobre el presunto uso de practicantes de Falun Gong como fuente de órganos, Millis indicó en una entrevista con Martina Keller, periodista de la revista alemana Die ZEIT: “Ese no es mi ámbito de influencia. Hay muchas cosas en el mundo que no están dentro de mi foco de interés”.
El actual director de la Sociedad de Trasplantes, el Dr. Philip O’Connell, y el enlace con China de la Organización Mundial de la Salud sobre temas de trasplantes de órganos, el Dr. José Nuñez, no respondieron los emails. Los Principios Rectores sobre trasplantes de órganos de la OMS requieren que todo el proceso del trasplante de órganos sea transparente y abierto al escrutinio –sin embargo, los funcionarios de la OMS han hecho poco para requerirle trasparencia a China.
En respuesta a la relativa nula atención que los médicos dan a la cuestión de órganos faltantes, Kirk Allison, profesor de ética en la Universidad de Minnesota, escribió en un email: “Este tipo de curiosidad importa. Primero, porque la verdad importa; el peligro moral importa; los derechos humanos importan; y las vidas de los abusados, aun muertos, importan. Hay un reclamo moral”.
El Dr. Lavee, el respetado cirujano del corazón israelí, escribió en un email: “Me siento avergonzado porque mis colegas en todo el mundo no sienten, como yo, el deber moral de pedirle a China que abra sus puertas para una inspección independiente y detallada de su actual sistema de trasplante por parte de la comunidad internacional del trasplante”.
Y agregó: “Como hijo de un sobreviviente del Holocausto, me siento obligado a no repetir el terrible error que la Cruz Roja Internacional cometió cuando en 1944 visitó el campo de concentración nazi de Theresienstadt e informó que se trataba de un agradable campo recreativo”.
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.