La Universidad de Boston emitió el martes un comunicado en el que defendía su investigación de una variante de ómicron en la que tomaron la proteína espicular de la variante y la unieron a la variante original del COVID-19, lo que dio lugar a una mayor tasa de mortalidad en una determinada especie de ratones, lo que provocó la preocupación de los legisladores.
«El virus portador de ómicron S escapa sólidamente a la inmunidad humoral inducida por la vacuna, principalmente debido a mutaciones en el motivo de unión al receptor (RBM) … mientras que ómicron causa una infección leve y no mortal, el virus portador de ómicron S inflige una enfermedad grave con una tasa de mortalidad del 80 por ciento», decía la versión preliminar del estudio.
Un legislador, el senador Roger Marshall (R-Kan.), dijo que la investigación implicaba «una investigación de la ganancia de función letal de un virus» que crea el «potencial de matar a más personas que cualquier arma nuclear singular». Marshal, que es médico, añadió que «los virus han logrado escapar incluso de los laboratorios más seguros» y dijo que esa «investigación debe detenerse inmediatamente mientras se pueden investigar los riesgos y beneficios».
La Universidad de Boston emitió un extenso comunicado defendiendo su investigación y dijo que los críticos han tergiversado los objetivos del estudio, al mismo tiempo que refutó las acusaciones de que el estudio implicaba una investigación de ganancia de función, que puede hacer que un patógeno sea más mortal o transmisible.
«La investigación fue revisada y aprobada por el Comité Institucional de Bioseguridad (IBC), formado por científicos y miembros de la comunidad local», dice el comunicado de la Universidad de Boston. «La Comisión de Salud Pública de Boston también aprobó la investigación. Además, esta investigación refleja y refuerza los resultados de otras investigaciones similares realizadas por otras organizaciones, incluida la FDA. En última instancia, esta investigación proporcionará un beneficio público al conducir a intervenciones terapéuticas mejores y específicas para ayudar a luchar contra futuras pandemias».
Ciertos reportes sobre el estudio eran «falsos e inexactos», dijo el funcionario de la Universidad de Boston Ronald Corley en un comunicado. Un reporte del Daily Mail, alegó, sacó de contexto la línea del «80 por ciento».
«Queremos abordar la información falsa e inexacta sobre la investigación del COVID-19 de la Universidad de Boston, que ha aparecido hoy en el Daily Mail», dice el comunicado. «En primer lugar, esta investigación no es una investigación de ganancia de función, lo que significa que no amplificó la variante del virus SARS-CoV-2 del estado de Washington ni la hizo más peligrosa. De hecho, esta investigación hizo que el virus se replicara de forma menos peligrosa».
¿Fuga de laboratorio?
En cuanto a la preocupación de que la variante ómicron del COVID-19 manipulada pudiera escaparse del laboratorio de la Universidad de Boston, Corley dijo que la escuela se toma la seguridad muy en serio.
«Nos tomamos muy en serio la seguridad de cómo manejamos los patógenos, y el virus no sale del laboratorio en el que se está estudiando», dijo. «Todo nuestro objetivo es la salud del público. Y este estudio forma parte de ello, al descubrir qué parte del virus es la responsable de causar la enfermedad grave. Si logramos entenderlo, podremos desarrollar las herramientas que necesitamos para desarrollar mejores terapias».
Sin embargo, un médico entrevistado por el Daily Mail expresó su alarma por la investigación.
“La cuestión es para qué se van a utilizar [los laboratorios]. Si son para fines de diagnóstico, entonces los necesitas. Pero no creo que todos los países necesiten un BSL-4”, dijo el Dr. Paul Hunter, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad inglesa de East Anglia, refiriéndose al máximo nivel de bioseguridad utilizado en los laboratorios.
«Si empiezan a tener un doble propósito de investigación que tiene implicaciones militares ofensivas, esa es la preocupación», dijo.
Se ha especulado ampliamente con que los científicos de un laboratorio de Wuhan, China, contribuyeron al brote inicial de COVID-19 en Wuhan. Aunque los funcionarios del Partido Comunista Chino han culpado oficialmente de la aparición del virus a un mercado húmedo de la ciudad china, algunos funcionarios de los servicios de inteligencia de Estados Unidos en 2021 dijeron que creen que el COVID-19 se creó dentro del laboratorio o se escapó de las instalaciones.
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